La realidad que hoy vive Josimar Alcócer en Liga Deportiva Alajuelense es muy distinta a la que pasó hace tan solo unos meses, cuando estaba agobiado, invadido por la impotencia de sentir que no encajaba en los planes de Fabián Coito.
En medio de esa frustración, el futbolista de 18 años les decía a sus padres que ni siquiera quería ir a entrenar.
No era que ese cachorro tirara la toalla, porque él intentaba dar la milla extra para ganarse la posibilidad de que el charrúa le concediera un chance, pero por más que lo intentaba, no había forma.
El regreso de Andrés Carevic al banquillo de la Liga se convirtió en una luz de esperanza para el futbolista, pero también para su papá, Oldemar Alcócer y para su mamá, Beverly Mc Cook.
Los dos se convirtieron en el soporte del jugador en ese momento difícil, porque a pesar de que tenía muy claro que debía ser paciente, es humano y la desesperación aparecía.
“Hubo entrenadores que a él no lo querían, lo tenían en el congelador, como Fabián Coito. No sé si por el tipo de juego, o no sé, pero hoy le agradezco, porque debía pasar eso para despertar lo que él tiene, para que saque el fútbol que lleva adentro”, expresó Oldemar Alcócer a La Nación.
El papá lo veía empunchado y no encontraba explicación de qué estaba pasando. De hecho, como progenitor del jugador le hablaba mucho a Agustín Lleida.
“Llegué a pensar que Coito lo tenía entre ojos, porque realmente yo lo sentía así. Con él yo me sentía como en el hielo. Josimar a mí me decía que trataba de hacer bien las cosas y que el profesor no lo tomaba ni en cuenta. A mí le dijo así: ‘Papi, yo no quiero ni seguir ya, yo me quiero ir’. Eso fue en la época de Coito. Le hablamos, lo aconsejamos y se están dando las cosas”, relató Oldemar.
Beverly admite que fueron días duros, porque con el corazón en la mano al ver el sufrimiento de su muchacho, ella trataba de encontrar las palabras idóneas para levantarlo, porque lo sentía muy golpeado.
“Yo le decía que es parte de esto, que debía tener paciencia, que Coito no iba a estar ahí siempre. ‘Usted vaya, siga entrenándose al 100%, ahí el que pierde es él. A pesar de que estás en banca, usted no está perdiendo nada, usted es bueno y la gente sabe’. Viera todo lo que le decía, porque ya no quería ir a entrenar. Él pensaba que el técnico no lo quería, que no le caía bien”, apuntó la mamá.
Ella cataloga esa situación como un poco difícil, porque sabe muy bien que el gran sueño de su hijo es consolidarse y dar el salto a Europa en algún momento.
Son etapas y ya pasaron una prueba fuerte. El papá de Josimar destaca que a pesar de la edad que él tiene, ya ha demostrado que le da igual enfrentarse de tú a tú con quien sea en la disputa de un balón.
“Esto es el sueño por el que siempre luchamos, lo que forjamos desde el principio, desde las primeras visorías cuando llegamos ahí, mantenernos siempre firmes y agarrados de la mano de Dios y de ahí que se nos vayan dando las cosas poco a poco”.
Inclusive, los papás de Josimar Alcócer destacan un cambio muy marcado en su hijo y que eso les hace ver que está creciendo como futbolista.
“Ya lo veo más maduro, con mentalidad ganadora. Ya no es aquel chiquillo que hacía berrinche cuando lo sacaban. Ya él va madurando y pienso que el mismo grupo le da ese apoyo a él. Y nosotros como papás, familiares también le damos ese apoyo”, citó Oldemar.
Mientras que Beverly apuntó: “Gracias a Dios ya superó eso, nosotros le hablábamos mucho, que no reclamara porque esa era otra cosa, le gustaba reclamarle mucho al árbitro. Le poníamos ejemplos de jugadores y le preguntábamos si él veía eso bien, entonces no reclame. Aún le falta madurar muchas cosas, pero se vamos bien”.
Los papás de Alcócer sabían que con el regreso de Carevic, Josimar tendría una segunda oportunidad, de demostrarle a él.
“Yo estoy seguro que lo hubiesen tomado en cuenta a él y a Doryan (Rodríguez) en esas finales en la primera era de Carevic, quizás que otro gallo hubiese cantado para la Liga. Es que ellos tienen esa sed de ganar y esa sed de amor al equipo, que otros no lo tienen”, citó Oldemar.
También está convencido que hoy su hijo juega no solo por sumar minutos para la regla Sub-20 de la Unafut, sino porque lo está haciendo bien.
“En este momento él se ve como el Josimar que se malmataba en el CAR en los torneos Sub-20, en esa generación que crecían juntos y en la que muchos jugadores fueron descartándose porque no daban la talla”.
Considera además que Josimar tiene un trasfondo, desde el tiempo en el que ellos dos viajaban desde Escazú en buseta.
“Yo siempre he trabajado en fontanería, hago mantenimientos y trabajaba en lo propio. Él me llamaba que había entrenamiento, yo tenía que salir corriendo, irme, coger bus, llegar al estadio, devolvernos cansados, él cabeceando en el bus”, recordó.
El papá del futbolista está seguro que pasajes de esos tienen que venirse a la mente del muchacho, para que valore más esta oportunidad y que siga con los pies en la tierra.
“Verse titular en un partido como el clásico y pensar en esos momentos que el tata lo jalaba, que no teníamos ni los pases para el bus, es algo que lo tiene que impulsar para sacar esa garra que muestra ahorita.
”Él juega con una garra diferente al Josimar pasivo, ya está como más activo, lo veo muy diferente en los últimos partidos, como si tuviera mucho tiempo de jugar”.
Oldemar cree que sería bueno que la Liga explote la historia de Josimar y que él le cuente a todos esos talentos que están en formación, todo lo que tuvo que pasar para abrirse un campo en el primer equipo.
Y que aunque ya está jugando, es el primero en saber que no puede bajar la guardia, porque si alguien lo hace mejor que él, otra vez tendrá que esperar. Al final, es una competencia interna.
“Para mí fue una parte muy dura el ver cómo hacía para llevarlo y lo más duro todavía fue que cuando él tenía 15 años yo tuve una conversación seria con él. Le dije: ‘Papi, estoy feo económicamente y me salió una oportunidad buena de trabajo en Guanacaste, me tengo que ir’”.
Por un lado, iban a tener un poquito más de dinero, pero a la vez, le daba temor.
“Yo tenía miedo era que se me ‘ahuevara’, que se me bajoneara. Él más bien agarró coraje, al pensar si mi tata agarra para allá, yo no le voy a fallar. El hombre es guerrero y siguió”, relató Oldemar.
Beverly también hizo referencia a ese momento. Ella sabía que él debía continuar en el fútbol, porque era demasiado hiperactivo y aparte de que le gustaba, el balompié lo distraía.
“Una mamá lo llevaba y lo traía, pero no todo el tiempo podía y al final nos arriesgamos a la mano de Dios y lo mandamos solo en el bus de Alajuela. Yo bajaba todos los santos y le decía: ‘Siéntese atrás del chofer, no le hable a nadie, fíjese bien’”, comentó la mamá.
‘Papi, yo no quiero salir de la Liga’
En esos momentos cuando no le daban oportunidad con el primer equipo, Oldemar dialogaba casi a diario con Lleida.
“Me respondía que le diéramos chance, que venía Aarón y el otro. Yo le preguntaba que cuándo era el momento y me contestaba que él me avisaba cuándo y así me llevaba”.
Como papá, ya él se sentía cansado y su pensamiento era no renovar con la Liga.
“Yo ya había hablado con personas de otros equipos grandes. Lo que pensaba es que no firmo y nos vamos a otro equipo. Yo le dije a Josimar lo que pensaba y él me frenó”, recordó.
Las palabras de Josimar jamás las olvidará: ‘Papi, yo no quiero salir de la Liga’.
“Entonces le dije que era cosa de él, que yo no me podía meter, que si sus colores son rojo y negro, perfecto. Fui de nuevo a una reunión con Lleida, fue la mamá de Josimar y fui yo. Ahí también estuvo presente Bryan Ruiz. Josimar no estuvo y fue cuando le mejoraron las condiciones”.
Indicó que el problema era que su muchacho tenía que andar viendo quién le hacía ride, porque a veces no le alcanzaba para el Uber.
“La renovación se dio por gusto de él, porque es muy fiel a la institución y ya realmente los términos que nos daba la Liga eran mejores que los que ofrecían otros equipos y estamos contentos”, dijo don Oldemar.
Mientras que doña Beverly indicó: “A pesar de que le ha tocado duro, de que en un momento estaba muy bajoneado, la sangre de él es rojo y negro. Es liguista hasta la muerte. Yo sé que él ama a su Liga y se le nota cuando juega”.
Los papás de Josimar Alcócer expresan que él es un muchacho que todo se lo ha ganado a pulso y que más bien ahora está jugando más de lo que ellos mismos hubiesen pensado.
“Cuando volvió Carevic no nos imaginamos que iba a tener tantos minutos, pero pensamos que iba a jugar más que con Coito, porque él lo conoce y dicho y hecho. No nos imaginamos que serían tantos minutos, pero gracias a Dios que cree en él y lo está poniendo. Él nos dice que Carevic lo aconseja mucho y ahí lo corrige, como todo”, subrayó la mamá.
Ella afirma sentirse muy emocionada, porque este presente es el sueño de todos y anhela que pueda consolidarse y alcanzar más metas.
Contó que desde que Josimar empezó a dar los primeros pasos, siempre le gustó la bola. “Ese era el sueño, cuando le hicieron la visoría, fue a la Liga, pasó la prueba y pasó todo el proceso de ligas menores, uno soñaba con que llegara a ser un profesional”.
Mencionó entre risas que cuando estaba en el kínder y en la escuela, Josimar regresaba a la casa con los zapatos y el uniforme hechos un desastre.
“La maestra decía que se barría en los pabellones jugando bola, viera qué terrible (ríe…)”.
Ella hoy le hace ver a su hijo que el fútbol es de momentos, que aproveche el suyo y trabaje para más.
“Yo le digo que es su momento para romperla y consolidarse, vaya, demuestre, trate de dar lo mejor cada día, mostrar lo que usted es y si dio el 100%, mañana el 200% y pasado el 300%. Y así sucesivamente”.
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