Fueron los documentos de la supuesta compra de uniformes y balones a la empresa panameña Forward International Management Inc., los que propiciaron la salida del exsecretario general de la Fedefútbol, Rafael “Fello” Vargas.
Así lo reconoció el propio jerarca actual del futbol, Rodolfo Villalobos, quien dijo que él no se sentía cómodo y convocó a una reunión del Ejecutivo para destituirlo por pérdida de confianza.
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Se trataba del secretario general, considerado un puesto de confianza del presidente. El Comité Ejecutivo no puede nombrarlo sin el visto bueno del máximo jerarca, pero este último no puede destituirlo sin el aval del Comité Ejecutivo. Vargas había sido nombrado por Eduardo Li.
El 8 de octubre del 2016, la Fiscalía de Estados Unidos revela que Eduardo Li admitió haberse apoderado de dinero del Mundial Sub-17 por medio de facturas falsa. El 24 de octubre Rodolfo Villalobos expresa en Diálogos con La Nación una frase fuerte: "Yo creo que Eduardo Li no lo hizo todo solo". El 28 de octubre, el Comité Ejecutivo decidió suspender a Rafael Vargas con goce de salario. El 14 de dicembre, los federativos encargaron al fiscal reunirse con él “para conversar sobre su situación”.
Seis días después, se dio la salida del federativo, pero no despedido sino como parte de un acuerdo, según detalla la secretaria general Margarita Echeverría ante consultas de La Nación: "En sesión ordinaria 29-2016 del 20 diciembre 2016 se presenta informe de reunión y se acuerda firmar un finiquito de contrato al señor Rafael Vargas, por el cual las partes acuerdan terminar la relación laboral y pagar las prestaciones laborales correspondientes al Sr. Vargas".
El exsecretario es quien aparece como único firmante de las órdenes de compra, que debían registrar dos rúbricas cada una, en una fecha posterior a la realización de los pagos. O sea, se hicieron las transferencias sin existir órdenes de compra.
Consultado al respecto, Vargas Brenes dijo que él no fue destituido, que existió un acuerdo mutuo y que por eso le pagaron las prestaciones. Y en relación con las órdenes de pago, señaló que por su escritorio en esa época pasaban muchos documentos por firmar y que su deber era autorizar las diferentes compras, pero que a otros correspondía verificar si los servicios y bienes se recibían.
Consultado Villalobos acerca del por qué se le cancelaron prestaciones bajo esas circunstancias, dijo que no le corresponde a él determinar culpabilidad o no del exdirectivo. Recordó que su moción de separarlo fue acogida por el Ejecutivo y que se comisionó al fiscal y tesorero para que estudiaran el caso y la recomendación fue pagarle los extremos laborales.
Los documentos encontrados fueron enviados a la Fiscalía de Fraudes en Costa Rica como prueba en la investigación que realiza por denuncia del mismo ente federativo “contra Eduardo Li y otros”.
Si bien Villalobos señaló en Diálogos de La Nación que Eduardo Li había tenido una mano derecha y que esa no era él, esta vez fue más cauto.
“Es un decir. Lo que puedo garantizar es que no fui, no soy ni seré la mano derecha de Eduardo Li. Nosotros presentamos las facturas a la Fiscalía y son los Tribunales los que deben determinar si hay culpabilidad o no de otros”.
Villalobos negó categóricamente tener algo que temer que influyera para que al final, en lugar de un despido sin responsabilidad patronal, se diera un mutuo acuerdo.
Cuestionado además sobre su grado de responsabilidad, pues fungía como tesorero de la Fedefútbol cuando se dieron las transferencias de dinero a la empresa Forward International Management Inc, repitió el argumento de aquel Diálogos: él no era parte de la organización del Mundial Sub-17 Femenino, de cuyas cuentas salieron esos fondos; el Mundial tenía administración aparte, reitera, pese a que él debía firmar las liquidaciones.
También dijo desconocer que la empresa Forward fuese utilizada por Webb para recibir dinero de sobornos. “Lo que sé por Concacaf es que la situación de otros miembros de quienes se ha hecho mención de actos ilícitos”.