Ocurrió el sábado pasado, cuando ya se había acabado el clásico que significó tres puntos para Saprissa y que le propinó un enojo más a la afición de Liga Deportiva Alajuelense.
Era el último día de Agustín Lleida en el club. Ya había llegado a un acuerdo con Israel Escalante, quien dicho sea de paso emprendió el regreso a su país. Ese argentino que pasó sin pena ni gloria por el club, a pesar de que había despertado mucha expectativa, al provenir de Boca Juniors finiquitó con Alajuelense.
Pero aún estaba algo pendiente. Al sector de oficinas en el Estadio Alejandro Morera Soto ingresó Celso Borges, donde lo esperaba el español.
Ellos no solo estaban ahí frente a frente para darse el abrazo que ameritaba esa noche, en el que se decían hasta luego, porque quedaron en que más adelante se volverían a encontrar de alguna u otra manera.
Los dos estaban ahí porque ya había un acuerdo que necesitaba quedar plasmado en el papel, con las rúbricas respectivas.
A pesar de que aún le restaba un año de contrato con Alajuelense, todas las partes estaban de acuerdo en que ese documento debía extenderse.
Celso Borges no solo se convirtió en uno de los hombres más influyentes y determinantes en cancha que hoy tienen los manudos.
Es que en realidad el centrocampista está muy a gusto en la Liga y de una vez extendió ese contrato hasta diciembre de 2024. La de Celso fue la última firma que Lleida estampó en un contrato.
Alajuelense difundió la noticia hasta este lunes por la tarde y fue bien recibida por una afición que a pesar de los rencores y los tormentos que acumula en medio de las constantes decepciones, reconoce el aporte, el carácter y el esfuerzo de Borges.
No en vano, en el propio clásico del sábado pasado, los rojinegros lo empezaron a ovacionar. Ahí se escuchó con fuerza el cántico: “Celso, Celso, Celso, Celso...”.
Después de que su extensión de contrato quedó lista, Borges salió de la oficina y acudió a zona mixta, como uno de los futbolistas de la Liga que darían declaraciones, después de ese resultado adverso que acababa de gestarse en la gramilla híbrida del Morera Soto.
Posiblemente pocos lo notaron, pero esa visita a la oficina despertaba curiosidad y sospechas, porque no era solo para una despedida.
Sin embargo, en el momento el jugador no quiso dar mayores detalles. Al consultársele que en principio llegó por dos años y que si quería quedarse por más tiempo en Liga Deportiva Alajuelense afirmó: “Sería una opción buena y vamos a ver qué depara el futuro, pero de momento hay contrato acá y esperando a ver”.
La Nación le preguntó que si ya le habían de renovar y dijo: “Mirá, es algo que hemos tocado y que en su momento podemos irlo viendo, sin duda”.
Pero la realidad es que todo eso ya estaba listo. Agustín Lleida le extendió el contrato.
El futbolista quedó contento y el exdirector deportivo de los manudos también. Era algo que los dos querían y la negociación resultó sencilla.