El equipo femenino de Liga Deportiva Alajuelense renovó su cetro en la Copa Interclubes Uncaf 2023, de forma invicta. En el torneo local, desde la firma de la alianza entre Alajuelense y Codea suma 9 campeonatos; los últimos 5 en forma consecutiva, dos de ellos de manera invicta. Además, se adjudicaron un Torneo de Copa y una Supercopa, todo lo cual plantea el reto de descifrar el enigma de su éxito.
Es difícil indicar la clave para haber conformado un grupo tan equilibrado y robusto. Quizás, desde sus inicios, el amparo maternal de Mercedes Salas propició un entorno de unión familiar entre sus integrantes, que ha trascendido el tiempo. El arribo de Shirley Cruz, con su palmarés internacional, su reconocida determinación y liderazgo, tal vez marcó al equipo.
O podría agregarse el carisma de los entrenadores que ha tenido, especialmente el carácter afable de Wílmer López y su perfil de leyenda, que infunde admiración y respeto. Incluso el amplio y serio respaldo institucional, con infraestructura y facilidades de primer orden; único equipo con sus jugadoras formalizadas ante la seguridad social.
Resolver el enigma de Alajuelense femenino solo es posible en una confluencia de factores. Lo cierto es que ha desarrollado una mística de esfuerzo particular, una filosofía de juego, una impronta colectiva.
A lo largo de estos años muchas jugadoras han salido, pero las que llegan experimentan una adaptación inmediata a la “filosofía de la casa”, como si más que equipo fuese una cofradía. Solo así se explican los lazos que lo atraviesan y sus hazañas.
Las jugadoras que han pasado por el equipo, más las que hoy lo integran, son parte de una leyenda viva. No obstante, es previsible que, como parte de la realidad humana, en algún momento el grupo vaya transformándose, cediendo, y otras divisas eleven su perfil competitivo.
Aún así, el fenómeno de estos años ya marcó un hito, una época, que en generaciones futuras se evocará diciendo: “Sí, yo las vi jugar”, y hasta se llegue a bautizar su tiempo, como “la década de las leonas” o “las leonas de los veintes”.
Sorprende que la mayoría de su afición no ha dimensionado lo que esto significa, lo que este grupo de mujeres ha construido y sigue edificando, pues la afluencia de seguidores al estadio es baja (¡y aún menor para los restantes equipos femeninos!), solo acuerpadas por un grupo pequeño pero leal, ‘La Manada’, que juró acompañarlas siempre.
La noticia de una nueva presea internacional de Alajuelense Femenino, no extraña, pero plantea el reto de dilucidar los motivos que han configurado sus reiterados logros, para llevarlos al contexto de otros equipos femeninos y a la Selección Nacional.
También invita a que la afición del país responda con su presencia en el estadio a todos los equipos femeninos que, entre sacrificios inimaginables, dan vida a nuestros torneos de fútbol.
El autor es economista.