Tres pases largos, tres diagonales efectivas, tres errores de la zaga, tres goles. La simple fórmula matemática de Guadalupe fue una ecuación compleja para Saprissa.
El repertorio morado muestra serias señales de desgaste, cuando la ofensiva depende de la imaginación de Christian Bolaños para romper con la insistencia en el pase corto y la falta de profundidad, y la zona defensiva no consigue repeler los embates contrarios, pese a que en todos los goles se repitió la misma fórmula.
El tropiezo de 1 por 3 ante Guadalupe solo desnuda lo que a veces parece esconderse dentro del funcionamiento colectivo. Sí, hay dudas en la portería como también en la zaga, que no funciona igual sin Alejandro Cabral. El eje medular, quizás el más sólido, necesita futbolistas capaces de salir del libreto. Hay muy pocos.
Y cuando en un escenario de inestabilidad (hace cuatro días goleó a Carmelita) aparece un equipo ordenado, con una concentración admirable y un libreto efectivo, Saprissa mira como el castillo de naipes se derrumba, en su propia casa, y abre las interrogantes sobre si la S necesita volver a las raíces de su historia y aferrarse a una idea fundamental: En el equipo morado solo deben estar los mejores jugadores, y no piezas que a veces parecen un relleno.
Todavía es temprano en el torneo y falta por ver lo que pueden dar los refuerzos verdolagas Suhander Súñiga (de poco en su debut) y Jonathan Martínez, pero Guadalupe repite lo que ya hizo Limón en la primera jornada, opacar a los buenos y atacar a las piezas débiles del equipo.
En el primer periodo Saprissa fue persistente en la idea de tocar en corto, abrir por los costados y proyectarse al ataque con un juego de ‘tome y dame’, pero poca imaginación al aproximarse al área de los josefinos.
El exceso de toque transformó a la S en un equipo predecible, incapaz de romper la retaguardia de Guadalupe, a razón del poco tino en el último pase. Esta vez, Christian Bolaños no fue una solución ante la falta de lucidez ofensiva. El tránsito limpio en el mediocampo se queda corto, cuando en el ataque hay poco desequilibrio.
El repliegue de Guadalupe y el ‘timing’ para anticipar acabó por romper toda la alianza posible en el eje ofensivo. El toque de Marvin Angulo y Mariano Torres solo sirvieron para oxigenar y aguardar a los movimientos de los atacantes, poco efectivos en las diagonales, ante la concentración del plantel visitante.
El equipo de Geiner Segura cortó el juego en algunos lapsos, pero también se animó a profundizar, con la contra como eje esencial de sus arremetidas ofensivas.
De un primer tiempo soso, con falta de ocasiones claras de peligro, se rescata una buena jugada entre Mauricio Montero y Arturo Campos que acabó en un centro fuerte y rastrero de Josué Rodríguez. Para fortuna de la S, Ricardo Blanco cerró con eficacia para sacar el balón de la línea de gol.
En el segundo periodo la dinámica fue otra. La obligación tibaseña de proponer se tradujo en espacios que fueron muy bien aprovechados por Guadalupe. Los pases al espacio descontrolaron a la retaguardia de la S y, principalmente, a dos futbolistas: el central Jeikel Medina y el arquero Aarón Cruz.
Medina denotó una falta enorme de lectura para repeler las corridas de Jean Scott al espacio. Tal como lo avisó Gustavo Matosas cuando sorpresivamente incluyó a Scott en su convocatoria, el delantero hace diagonales efectivas, lo que al final incrementa las posibilidades de romper la zaga contraria.
Y lo de Cruz solo aumenta las dudas de la portería. El error del primer gol es de bulto, cuando Lautaro Ayala lanzó un pase largo para Scott al 57′ y la pelota hizo un pique que se ‘brincó’ al cancerbero. La primera anotación fortaleció la propuesta de ‘Guada’, con punch al lanzar y eficiente al replegarse atrás.
Otro pase al espacio se transformó en el segundo gol; Scott le ganó la posesión a Medina y se aprovechó de la mala salida de Cruz para cruzar un remate, al 65′.
2 por 0. Silbidos en la Cueva. Dudas atrás.
La respuesta morada apareció en los pies de Bolaños, mucho más insistente para pedir el balón y penetrar, ante el poco protagonismo de los relevos. Lo de Suhander Zúñiga fue casi nulo y de Randy Chirino lo de siempre, poco o muy poco.
Saprissa adelantó líneas, pero nunca consiguió la profundidad necesaria para batir el ordenado bloque de Guadalupe.
La figura de Mariano Torres apareció con un golazo de tiro libre al 75′, pero nada más. De no ser por la táctica fija, Guadalupe hubiese salido de la Cueva con una goleada a su favor y el marco en cero.
En el cierre, Guadalupe repitió la fórmula del pase largo y en esta ocasión apareció Sebastián González para recepcionar la pelota; el hijo del exarquero manudo Alejandro González corrió desde la línea de media cancha hasta la portería de Cruz, le ganó la pelota a Luis Hernández y definió con un toque de maestro, cuando achicó el cancerbero.
3 por 1. Guadalupe silencia la Cueva.
Saprissa: Aarón Cruz, Jeikel Medina, Luis Hernández, Aubrey David, Yostin Salinas, Michael Barrantes, Mariano Torres, Marvin Angulo, Ricardo Blanco, Christian Bolaños y Jairo Arrieta.
Guadalupe: Luis Torres, Jason Prendas, Lautaro Ayala, Kevin Espinoza, Josué Rodríguez, Víctor Murillo, Sebastián González, Mauricio Montero, Arturo Campos, Moisés Arce.