Priscilla Chinchilla pasó de Moravia a Codea al concluirse el 2017. La propuesta del equipo alajuelense le ganó a la de los josefinos, quienes deseaban retenerla.
Ese momento, aunque en otras condiciones, puede compararse con el vivido por la pequeña futbolista cuando apenas se acercaba a sus 11 años.
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Al empezar quinto grado en la Escuela Los Ángeles llegó una propuesta de un centro educativo privado. Para ese momento, el talento de Chinchilla era conocido en Pérez Zeledón, de donde es oriunda.
"Estuvo un año y regresó, dijo que se sentía muy cómoda con nosotros. No era lo que esperaba", comenta Carlos Camacho, entrenador durante la etapa escolar de la rojinegra.
En la Escuela Los Ángeles jugó fútsal y fútbol once. En esta primera disciplina supo desarrollar su habilidad con los pies, aunque quienes la conocen desde niña, coinciden en que el talento lo trae.
Don Orlando Jiménez la conoció con 12 años, luego de que su equipo, Unión Deportiva PZ, le metiera una goleada al de Chinchilla.
"Ella nos dijo que si podía jugar con nosotros y no dudamos. Siempre destacó entre las demás", afirma Jiménez.
Tiempo después se inclinó por completo al fútbol once, no sin antes haber dejado huella en los gimnasios con su velocidad y dribling.
Siempre fue así. Desde el momento en que Carlos Camacho la vio haciendo ejercicios básicos de control de balón evidenció su capacidad.
"La forma de majar la pelota, llevarla... ella cada vez lo perfeccionaba más, se veía rápidamente la diferencia. También su inteligencia, sabía cómo moverse y seguía las indicaciones", recuerda.
En la escuela, siendo la menor entre todas, llamaba la atención de padres de familia. Camacho dice sin dudar que aunque es un deporte colectivo, Priscilla le dio el placer de clasificar al equipo de Juegos Estudiantiles a la final, la cual después perdieron ante Liberia.
Su etapa escolar fue una alerta de lo que venía.
En fútbol once formó parte de Juventud PZ, con el cual debutó en la máxima categoría, aproximadamente a los 15 años.
Mientras eso sucedía, la joven ya era vista como una joya entre quienes estaban cerca del fútbol femenino, desde Juegos Nacionales hasta Primera División.
En las justas jugó como refuerzo de Pococí cuando Pérez Zeledón no clasificó. Pero en el 2017 logró ponerse la camisa de su cantón y fue elegida como la más valiosa, pese a que el equipo sureño se quedó con el bronce.
Priscilla no disputó esa eliminatoria, pero otra vez un equipo la quería en sus filas, Pérez la llamó para las finales y la futbolista aceptó.
El mismo año que se ponía la camiseta de Juegos Nacionales, también se colocaba la roja. La generaleña estaba instalada en San José, convirtiendo en realidad sus sueños.
Sin verlo venir, el 2017 se convirtió en un año perfecto. Apenas 16 años, tras un corto paso por Arenal Coronado, conquistó el título nacional con Moravia y después el de Uncaf. A eso se unió su debut y gol con la Selección Mayor en un duelo ante México.
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“He conseguido muchas cosas que jamás imaginé, ser campeona significa mucho a mi corta edad... Son muchas cosas que cuesta explicar porque vienen de muy adentro, estoy muy orgullosa”, comentó la atacante tras ese juego con la Tricolor.
A Bernal Castillo, técnico de Moravia, no le sorprenden los 33 goles de Priscilla en esta campaña. Asegura, ese es su promedio, incluso con capacidad para hacer más.
“Cuando estuvo con nosotros trabajamos mucho la definición y en eso ha mejorado. Ella trabajaba extra”, cuenta. Destaca su capacidad para jugar a perfil cambiado y hacer diagonales hacia adentro.
Cuando le consulté sobre Priscilla no dudó en decir: “siempre marca diferencia”. Por eso muchos la han querido en sus filas, hoy la disfruta Alajuelense Codea, con un título en mano.