Dentro de todas las metas que Alonso Martínez se había planteado, no consiguió una que realmente quería, que añoraba. Una espina pendiente que quizás pueda sacársela a futuro. Solo el tiempo lo dirá.
El futbolista de la Isla de Chira quería despedirse de Alajuelense siendo campeón. Su futuro está en Europa y su propósito es consolidarse allá, pero quizás, en algún momento regrese, como ha pasado con otros jugadores.
Declarado el mejor futbolista del campeonato anterior, el veloz extremo fue vendido hace unos meses al Lommel S.K. de Bélgica, pero durante este tiempo se mantuvo en Alajuelense cedido a préstamo.
No fue su mejor torneo. Las lesiones aparecieron y le costó volver con su nivel característico, pero puso de su parte y lo intentó. Al terminar el clásico del domingo, con ese 0-0 en Alajuelense y con un global de 2 a 1 a favor de Saprissa, Alonso Martínez tenía muchos sentimientos encontrados.
Aún le restan unos días en territorio nacional, porque se marchará en enero al Viejo Continente, pero él quería que su último partido con la Liga fuera muy distinto, con un resultado totalmente diferente al que se dio y que en lugar de caos, imperara la felicidad en el pueblo rojinegro.
“Fue un partido bastante difícil, queríamos sacar la serie, pero esto es fútbol y no se nos dio. Creo que lo dimos todo, estoy orgulloso de mis compañeros. Creo que hicimos un buen trabajo, pero esto es de un gol y no se nos dio”, destacó Alonso Martínez en declaraciones a FUTV.
En esta serie final, Alajuelense cambió un poco el estilo que venía implementando, pero no le funcionó.
“Queríamos atacar más los laterales y creo que el profe hizo su trabajo y felicidades a Saprissa, que es un gran equipo”, citó Martínez.
Desde que Alajuelense anunció la venta del chireño, era común que muchos aficionados rojinegros manifestaran en redes sociales que no querían que llegara este momento, de ver por última vez a ese jugador que siempre era un tormento para cualquier rival, por su habilidad en el uno contra uno, por la velocidad que posee y por su fútbol pícaro y desequilibrante.
Era un hombre que siempre creaba peligro en la Liga. Criticado muchas veces por no tener la calma suficiente para tomar la mejor decisión, porque se precipitaba en el remate.
A través del tiempo fue tomando confianza y a partir de ahí anotaba o asistía, pero en el clásico del domingo, que era el juego más importante del semestre en cuanto a campeonato nacional se refiere, no pasó ni una cosa ni la otra.
“El anhelo era llegar a dos partidos más, pero bueno, siempre le dí lo mejor a este club y estoy muy agradecido. Aprendí dentro y fuera de la cancha, es una institución espectacular y estoy feliz por eso”, aseveró Alonso Martínez.
Para él no fue la manera de despedirse de Alajuelense como quería y la afición rojinegra tampoco pudo hacerlo. A pesar de la desazón por el desenlace de este torneo para la Liga, Martínez se va con la frente en alto.
Es ese jovencito que había ido a unos Juegos Nacionales con Chira FC, que lo entrenaba su hermano Carlos Martínez, que llegó a Puntarenas FC donde Wálter Centeno le dio una oportunidad y que Víctor Badilla tomó la decisión de llevárselo a Alajuelense.
También es ese muchacho que en su debut con la Liga no agradó del todo a la afición, que lo silbaron porque estaba en un puesto que no era el suyo y porque hacía sus primeras armas; pero que tenía algo diferente.
Es ese jugador que nunca puso peros cuando Alajuelense optó por mandarlo a préstamo, pero que siempre tuvo entre ceja y ceja la convicción de que sí era capaz de volver a la Liga, consolidarse y dar el salto al extranjero en el momento oportuno.
Todo eso lo consiguió. Fue regular, se convirtió en una pieza importante para Alajuelense, le generó ganancias al club con su venta al fútbol europeo y está a pocos días de bautizarse como legionario.
Alonso Martínez y Alajuelense hoy se despiden. Quizás, a futuro, sus caminos se reencuentren, pero él espera que si eso se da, sea dentro de varios años.
¿Movimientos? Mauricio Vargas, José Andrés Salvatierra, Daniel Arreola, Giancarlo González, Gabriel Torres y José Miguel Cubero son los jugadores a quienes se les acaba el contrato con la Liga.
De ellos, el guardameta confirmó que el clásico sin goles del domingo fue el fin de su paso por Alajuelense.
“Me despido de este club en busca de alcanzar nuevas metas y de un mejor futuro. Me despido sin temor de verlos a los ojos, porque durante todo este tiempo hice lo que mejor se me da, que es ser un profesional. A todo el liguismo, gracias totales”, escribió Mauricio Vargas en su cuenta de Instagram.
Con Arreola no está claro el panorama. Algunos adentro del club pensaban en que debían renovarlo, pero el vestirse de villano en la fase final, al desaprovechar ese lanzamiento de penal, podría pesar.
En el caso de Cubero, el contención emitió declaraciones en un par de oportunidades que sonaron a despedida y hace unos días admitió que otros clubes se le habían acercado, pero en el fútbol todo puede cambiar y quizás sí se quede.
Mientras que a Salvatierra no le renovarán el contrato.
Jurguens Montenegro regresa a Alajuelense, que es el dueño de su ficha, tres un torneo a préstamo en Bolivia; en tanto que es muy posible que Brandon Aguilera vaya a préstamo a Guanacasteca para que sume minutos.