El racismo es un tema repugnante que lamentablemente ha estado presente en los estadios costarricenses en los últimos meses. Sin embargo, el comisario, el árbitro y ni qué hablar de la afición nicoyana, dieron un gran ejemplo para poder luchar contra esa problemática. Y aunque suene irónico, hasta el aficionado que emitió el lamentable insulto también brindó un buen ejemplo tras su error.
Explicaré unos párrafos más abajo el por qué opino de esta manera.
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Transcurría el minuto 25 de un partidazo que brindaron la Asociación Deportiva Guanacasteca y el Club Sport Cartaginés cuando el árbitro central del encuentro, Benjamín Pineda, paró las acciones, llamó a los 22 jugadores al centro del campo al mismo tiempo que en los altoparlantes se advertía sobre un acto de racismo.
Una acción atinada, pero lo principal es que fue en total apego a lo que dicta el protocolo antirracismo y antidiscriminación de la Federación Costarricense de Fútbol. De inmediato ocurrió una acción digna de resaltar: la misma afición presente en el estadio denunció al responsable del insulto y el comisario del encuentro, Fernando Quesada, junto con la seguridad privada del evento, invitaron al hombre a salir del inmueble. Todo esto merece un tremendo aplauso de pie.
Me parece que la experiencia de las autoridades del partido fue vital para que esto se diera. Quesada es un comisario de carrera en la Unión de Fútbol de Primera División (Unafut), suma muchísimos partidos en su hoja de vida y demostró tener muy claro cómo actuar ante una acción lamentable como la que se dio.
Además, Pineda es un árbitro que no tiene nada de novato. Es gafete FIFA y en su carrera suma torneos internacionales en los que ha estado en el campo y también en la sala de réferis que evalúan el Video Arbitraje (VAR).
Tiene claro, por ejemplo, cuando la afición mexicana emite su conocido grito homofóbico y los juegos se han tenido que suspender, y no solo una vez.
Que se juntara la experiencia de las máximas cabezas del partido, en cuanto autoridad se refiere, me parece un punto trascendental para la acción ejemplarizante.
El tratamiento del caso duró cuatro minutos; ese lapso de tiempo debe compartirse con el staff de árbitros y con los 10 comisarios con los que cuenta la Unafut.
¿Por qué digo que la persona que lanzó el lamentable insulto también brindó un buen ejemplo? Debo decir que le resalto la manera en la que abandonó el estadio. Por la televisión se vio que salió sin objeción alguna, no fue necesario que los oficiales de seguridad privada utilizaran la fuerza para invitarlo a salir.
Él solo tomó sus pertenencias, bajó las gradas y salió. Quizás con mucha pena y arrepentimiento, pero al menos no provocó un zafarrancho en la grada. Eso se lo rescato.
Lo que sucedió en Nicoya, Guanacaste, debió aplicarse en el clásico anterior en el Morera Soto en Alajuela. Pero William Mattus, quien por cierto desde entonces no es nombrado para dirigir un partido, y la comisaria Karina Rodríguez, dejaron ir la oportunidad de ponerse una flor en el ojal.