Puntarenas Dicen que estar mucho tiempo bajo el sol de la Olla Mágica causa locura.
Daniel Quirós, el goleador del campeonato con siete tantos, pasa todos los días alucinando con el arco, el ritmo de la percusión y el grito de gol ahogado por los vapores del estadio Lito Pérez.
Porteño de cepa, hijo de una madre soltera humilde, solo una cosa ha tenido clara en la vida: ganarse la vida con el fútbol.
Con 21 años, a la vista no parece un jugador de la Primera División, mucho menos ser el artillero del campeonato actual.
Sus orgullos 172 centímetros de estatura, su piel tostada y cara achinada marcada de acné, lo identifican como un hombre nacido y curtido bajo el sol de Puntarenas.
Aún no está tan lejano aquel noviembre de 2009, en el que Daniel, por quitarse la camiseta en un partido, fue expulsado de las filas del Municipal Puntarenas, conjunto que ahora está en la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa).
Sin darle mucha vuelta al asunto, Daniel se aventuró a efectuar una prueba en el equipo de Primera de la provincia.
En una práctica, Luis Fernando Fallas, quien fungía como técnico de los tiburones, se acercó a su asistente y le preguntó ¿Quién es el pequeño que corre como loco?
Se notaba, que no había proceso de liga menor, sin embargo, Fallas vio en el joven cierto talento; aquel que había formado al lado del balón en la arena y el asfalto.
Fue después de la pretemporada en 2011, que el estratega se percató que Quirós llegaba a los entrenamientos sin desayunar y no le alcanzaba ni para los zapatos, por la complicada situación en su casa.
En ese entonces, Yendrick Ruiz, quien era delantero en el Puerto, junto a Marcos Espinach, encargado de prensa de la institución, consiguieron víveres para Daniel.
Además, el capitán de la Selección, Bryan Ruiz (hermano de Yendrick), lo patrocinó con unos tacos Adidas, que tras dos reparaciones e incontables partidos, hoy están irreconocibles, pero que Daniel guarda con especial cariño.
Con los botines nuevos, en un encuentro del Alto Rendimiento de Puntarenas, anotó un golazo contra el Uruguay de Coronado.
Rónald Mora, quien recién asumía el cargo como timonel del Puerto, lo vio desde la gradería. Sin pensarlo , el Macho le dijo al entrenador del Alto Rendimiento, Luis Venegas, que sacara a Quirós en el entretiempo, porque al día siguiente viajaría con el primer equipo.
El debut. Fue en un partido contra Orión en la gramilla del Cuty Monge, los chuchequeros perdían 2-0, con goles de Diego Díaz y John Jairo Quiñones.
Corría el 58’ cuando Macho guiado por una corazonada decidió darle la oportunidad al pequeño. “Haga lo que ha hecho en los partidos. Qué Dios me lo acompañe”, rememora Rónald. Fue así como debutó, sustituyendo a Sergio Sánchez.
En el 88’ arrancó detrás de un balón proyectado por la cabeza de su capitán Darío Delgado.
Corrió tras el, como lo hizo tantas veces en los festivales del Liceo Martí, al que solo acudía para participar en los torneos de fútbol, pues cuando acababan desertaba de las aulas, por esono pasó del séptimo año.
Al superar a los zagueros en velocidad, llegó al área y remató al lado contrario del arquero Kevin Briceño, gol nítido, era el 2-1, que a la postre fue el marcador final. Pero, anotó en el debut.
Un año, siete meses y 20 goles en Primera han pasado desde ese encuentro contra Orión.
Su mente no se despega del área, a la espera de que la presa se despiste para hacer otra de sus locuras que suelen rayar en genialidad.