Jorge Alejandro Tanque Castro vivió un momento dramático en su vida en el 2017. Decidió tomar un descanso activo para definir qué hacer con su vida: continuar jugando o hacerse a un lado y dedicarse exclusivamente a su empresa gastronómica, porque el tiempo no alcanzaba para ambas actividades.
Sin embargo, una decisión implicaba renunciar a su sueño, por lo que prefirió ordenar su vida y determinar prioridades. Jorge Alejandro, quien confiesa siempre le ha incomodado que se vea a los jugadores como tontos, decidió buscar el éxito tanto fuera como dentro de la cancha.
Este sábado pasado, en el partido entre Herediano y Grecia, Castro consiguió un doblete y con el pitazo final empezó a llorar como un niño en el campo de juego. Él intentaba controlarse, empero no podía, con un micrófono al frente continuó derramando lágrimas y al final prefirió retirarse al camerino.
Ya más reposado, el Tanque no escondió que vivió una introspección, porque tenía mucho sentimiento guardado y necesitaba sacarlo. Aunque es consciente que debe consolidar su nivel, el goleador vive un momento redondo en su vida, ya que como empresario está acompañado del éxito y como deportista rinde de la mejor forma.
“Fue un impacto, todavía no sé por qué me puse tan emocional, pero me atacó todo en la mente. Pensé que después de mucha prueba y error se puede ser futbolista y empresario, se puede ser un futbolista dinámico que se desarrolla en otras áreas. Al futbolista socialmente se le ha marcado como tonto, pero yo estoy demostrando que no. Cada quien lleva su vida como quiere, pero es importante notar que uno también tiene capacidad y habilidades para desarrollarse en la sociedad, además de ser deportista”, dijo con voz quebrada.
Su empresa, Mat Alimentos, está consolidada como una organización que proporciona alimentación para diferentes actividades. Al tiempo, Jorge es el delantero titular del Municipal Grecia, después de un golpe al orgullo en 2017 cuando muchos lo dieron por retirado cuando anunció la posibilidad de descansar para reflexionar sobre qué haría con su vida.
El atacante es enfático que en aquel momento tuvo un resentimiento, porque se sintió atacado cuando lo pusieron a colgar los tacos con 27 años.
“Definitivamente lo que viví fue un desahogo público. Se dio, yo lo dejé fluir, y ahí quedó. Todos los que han estado cerca, me entendieron. Mi papá me dijo: fue un desahogo público, hasta cierto punto fue decirle a la gente que no estoy viejo, que no estoy fuera de forma, que no estoy retirado... Cuando eso salió hace dos años fue incómodo para mí y esta actuación del sábado fue como gritar: ¡Aquí estoy! Es que cuando la prensa dijo en 2017 que yo me retiraba, la verdad es que me liquidaron”.
El golpe fue tal para el romperredes que después de eso entró en un periodo de análisis para mejorar y volver a su mejor versión.
El entrenamiento invisible, en el que se trabaja la alimentación y descanso fue la obsesión del exmundialista juvenil de Egipto 2009.
“Esta ha sido una frase trillada pero nada llega de la noche a la mañana. Yo cambié mis hábitos; por ejemplo, ahora duermo las ocho horas, hidrato cinco litros de agua por día, a la hora de ingerir los alimentos tomo mucha agua, saqué presupuesto para invertirle al cuerpo con buenos productos. Mi esposa ha sido un pilar increíble porque se puso la ’10′ y me ayuda con la empresa. Ahora hago coaching deportivo en una empresa que se llama Go Mind; me he enfocado mucho”, profundizó.
Una buena prueba para el Tanque fue el mes de diciembre pasado, porque su empresa alimentaria tuvo la época alta de eventos y él tenía que hacerle frente a la pretemporada.
"Fueron días duros porque me acostaba 10 p. m. o 11 p. m. trabajando en lo propio y al siguiente día arriba a las 5 a. m., pero lo sacamos y creo que llorar fue sentir que todo ese sacrificio de ese mes valió", añadió.
“Nunca nadie me ha regalado nada, todo me lo he ganado con pico y pala, en los últimos tiempos me he llevado golpes deportivos, situaciones incómodas, como estar dos años en Liga de Ascenso. Estar ahí dos años después de estar en Europa, me puso en reflexión deportiva”, concluyó.
El Tanque terminó el partido ante Herediano con las pulsaciones aceleradas, agitado, pero además desconsolado como un niño, no por tristeza sino porque él mismo se sorprendió al notar que sus límites habían quedado atrás. Hoy se considera un empresario y deportista exitoso.
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