Barrio Los Ángeles, San José
Una desteñida y agrietada pared de bahareque posee un mero simbolismo: una placa negra con letras sobresaltadas que reconoce esta casa vieja, en el barrio josefino Los Ángeles, como el lugar donde nació Saprissa en 1935.
"La idea se gestó en la antigua zapatería de Fausto Leiva. Roberto Beto Fernández y un grupo de dirigentes crearon el equipo. Tiempo después el equipo fue apoyado por don Ricardo Saprissa Aymá", se lee en la placa.
Un mendigo entra a la casa con un saco en su espalda a ofrecer artículos de dudosa procedencia y es sacado a gritos por don German Porras, quien desde 1977 alquiló el local para su taller eléctrico y ha hecho lo posible por mantener el lugar en pie. No es fácil, dice que los "chapulines" se le han metido a robar al menos 30 veces.
Antes rompían una pequeña ventana que se mira desde afuera, metían la mano hasta el fondo y sacaban a la fuerza lo que pudieran. En una ocasión se llevaron una bicicleta vieja, que a pura maña sustrajeron por el hueco.
Como la ventana está tapada con una verja de metal, cambiaron el método. Ahora se suben al techo que apenas si se sostiene y se roban lo que pueden. "Son como gatos los cabrones", cuenta Porras.
El acuerdo de arrendamiento entre don German y el dueño de la casa, Luis Losilla, es lo que mantiene vivo el lugar. A pesar de los intentos para que distintas administraciones del club compren el terreno, nunca se ha llegado a nada. Ahora, el propietario tiene como proyecto la construcción de locales comerciales, en un plazo de cinco años.
Por eso es que cada vez se ve más cercana la demolición de este libro de historia morada que se empezó a escribir hace 81 años.
En aquella época los jóvenes del equipo del barrio Los Ángeles se reunían en la acera de la zapatería para hablar de fútbol. La idea de adoptar al equipo con el nombre de Saprissa surgió por la necesidad de encontrar a un patrocinador que les ayudara a comprar los uniformes para jugar un torneo infantil.
Como don Ricardo era una personalidad de la época, le enviaron una carta pidiéndole la colaboración, y a cambio ellos utilizarían su apellido como nombre del equipo. Esta fue la gran diferencia, don Ricardo Saprissa solía donarle tela a muchísimos otros niños que le pedían ayuda, pero solo este le puso su apellido a cambio.
"Ese equipo se organizó para el campeonato de barrios de San José, y llegó hasta la final contra Boca Juniors de barrio Aranjuez y don Ricardo estaba en el estadio. Para sorpresa de él, uno de los finalistas llevaba su apellido", cuenta el historiador y periodista, José Antonio Pastor.
"Como perdieron, los niños lloraban, entonces él los consoló y les dijo que les iba a seguir ayudando", agregó.
Presente triste. En la acera, frente a la antigua zapatería de Fausto Leiva, ya no se sienta nadie a hablar de fútbol, menos en la noche, cuando los delincuentes hacen de las suyas en esta calle josefina de débil reputación.
Aún así, en los recuerdos renacen las historias. En la parte interior de la fachada principal, don German enseña el llavín original de una antigua puerta de madera por donde los jóvenes ingresaban a la zapatería.
Con los años, han repellado algunos sectores para evitar que en un temblor se pierda la edificación. También se agregaron unas mallas de cemento en algunas partes para proteger el lugar.
Hace unos años, la dirigencia morada pensó en trasladar la fachada completa para el estadio y de ese modo preservarla, pero al hacer los análisis de construcción determinaron que era imposible, ya que está tan frágil que se destruiría en el proceso. Tampoco se puede restaurar, según los ingenieros que la revisaron.
"Requeriría una construcción casi total", reconoció Marcela Trejos, directora de marca de Saprissa.
Al parecer, la única salida que tiene el lugar es que algún saprissista decida pagar los ¢30 millones que vale la propiedad de 107 metros cuadrados para desarrollar un proyecto.
Losilla cree que el valor histórico no proviene únicamente de la pared de bahareque que a duras penas sigue vigente, sino de la propiedad en la que nacieron las primeras historias del club morado.