Alessio Lava, futbolista italiano que está en Costa Rica desde inicios del 2017, cumplió año y cuatro meses sin ver a su familia, situación que lo afectó más sentimentalmente cuando se enteró que sus abuelitos Giovanni y María no están bien de salud. Esto lo llevo a buscar por todos los medios trasladarse en diciembre pasado a su país natal.
Este originario de la tierra de la pasta llegó a Costa Rica gracias a su novia Daniela Quirós, quien estudió en Florencia, donde lo conoció. Por el amor, el atacante decidió hacer vida en tierra tica y todavía mantiene la relación.
El europeo jugó el primer semestre del 2017 con Escazuceña en la Liga de Ascenso; no obstante, por sus goles los pamperos lo llamaron.
La ilusión por llegar a la máxima categoría lo hizo llorar de felicidad; sin embargo, no imaginó el suplicio que se le venía, además el golpe anímico que se llevaría.
Cuando llegó a tierras guanacastecas su objetivo era claro: ahorrar la mayor cantidad de dinero para volver a Italia, empero, después de la primera semana empezó a sospechar que eso se complicaría.
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Sin duda, la experiencia que más impactó a Alessio fue cuando le dieron la noticia de que sus abuelitos, en Italia, no están bien de salud, y tomó la decisión de ir a pasar una semana a su tierra luego del Apertura 2017.
Lava ahorró su salario, pero cuando ya faltaban dos meses para el cierre del campeonato, la plata dejó de llegar y por ende la opción de ir a Italia se alejaba.
“Yo de verdad quería ahorrar el dinero para comprar el tiquete a Italia en diciembre, sobre todo porque tengo un año de no verlos. Yo quería visitar sobre todo a mis abuelitos porque ellos no están bien de salud y nunca se sabe, mañana puede ser tarde... Para mí eso era muy importante y empecé a llamar y llamar a directivos y les decía por favor solo denme una parte para poder ir, pero me ignoraron”, describió.
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En ese momento, Alessio no esconde que tomó la decisión de ni siquiera pensar en renovar con los liberianos. “Por dicha solo firmé por seis meses”, sentencia.
A partir de ahí empezó a buscar otra oportunidad y encontró en Curridabat, de la segunda división, la puerta para continuar jugando.
Aunque parezca contradictorio, con un plantel de una división inferior, el futbolista sí pudo ahorrar lo que le hacía falta para ir a Italia. El jugador se prepara para por fin en mayo llegar a su querida Florencia.
Con solo cuatro días en Liberia, él vio cómo la economía del plantel no estaba bien. La lavadora y la plantilla eléctrica para cocinar se dañaron y la reposición nunca se dio.
“La verdad es que para nosotros fue muy difícil estar ahí porque cuando estos artefactos fallan, los reportamos a la Junta Directiva y nunca los repusieron. Imagínese que no podíamos ni cocinar, al final los vecinos nos prestaron la plancha de cocina, pero la lavadora nunca llegó”, relató.
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La situación era tan crítica que aunque él lavaba su ropa a mano, en muchas ocasiones tuvo que asistir a las prácticas con implementos sucios.
La lluvia impedía que las camisas y pantalonetas se secaran, por lo que la única solución era asistir con la ropa del día anterior.
“Yo la verdad me sentía humillado, porque no se podía entrenar así... Olía feo, era muy complicado”, mencionó.
Lava siempre pensó que comería bien y tendría una dieta como futbolista profesional, pero tampoco se dio.
“Comíamos maíz de lata y atunes, pero con eso no se podía rendir”, añadió.
Otra penuria más que tuvo el italiano fue renovar su permiso de trabajo. Una semana antes del certamen de la Primera, estuvo en duda por la falta de ese documento.
“Yo esperaba que Liberia se hiciera cargo del trámite, porque la verdad es que eso lo hacen los equipos... Pero de nuevo me humillaron porque a una semana de iniciar la competencia ni siquiera me habían pedido los documentos, entonces yo decidí hacer todo solo”, recordó.
Se intentó conocer una versión del conjunto liberiano, pero no fue posible pues no contestaron las llamadas telefónicas.
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La enseñanza que le dejó esta mala experiencia fue que en Costa Rica no se puede vivir solo del balompié, por lo que ya tiene claro que cursará una carrera universitaria.
“Voy a entrar en setiembre porque debo terminar el bachillerato, pero mi idea es ser educador físico”, concluyó el joven de 28 años que está dispuesto a escuchar ofertas para la próxima campaña.
Alessio primero afrontará el sentimiento de abrazar nuevamente a los suyos, para luego regresar a Costa Rica y continuar con su sueño.