Horacio Esquivel se levanta todos los días a las 5 a. m., se hace un batido de vegetales y a las 7 a. m. ya está listo para entrenar con el Puntarenas FC.
El extécnico de Limón FC, quien llegó esta temporada a encabezar un proyecto que busca devolver a los chuchequeros a la Primera División, asegura estar tranquilo y en paz con su nuevo desafío, tras dejar su querido Caribe.
De momento todo parece ir viento en popa, al ser el líder del Grupo A, clasificar el club a los cuartos de final y revivir la ilusión de los aficionados puntarenenses.
No obstante, pese a sentirse cómodo en la Perla del Pacífico, no puede ocultar la tristeza que le embarga al conversar sobre lo que vive su antiguo equipo y no duda en señalar a los culpables.
¿Cuál es el motivo por el cual decide tomar el proyecto del Puntarenas FC?
Tomé la decisión porque es un buen proyecto, nuevo, claro y con una duración de dos años para buscar el ascenso a la Primera División. Estoy aquí, más que todo por la confianza que depositó en mí la nueva administración, quienes me buscaron con buen tiempo, incluso antes de tomar el equipo y los sentí muy responsables. Eso me llenó mucho de confianza.
¿Le costó mucho tomar la decisión de marcharse de Limón?
El proyecto es serio y me sentí halagado que los nuevos administradores me tomaran en cuenta. Quizás había opciones económicamente mejores en la Primera División, pero aquí me dan la paz y tranquilidad y no me puedo quejar porque me han tratado bien.
¿Cómo es su nueva vida en Puntarenas?
El lugar es similar a mi provincia, el ambiente es un poco parecido y todo eso nos da un poco más de tranquilidad. Vivo en el Hotel Tioga, me levantó a las 5 a.m., me hago un batido de vegetales y a las 7 a. m. voy a entrenar. Me devuelvo, continúo con mis obligaciones con el equipo y por la tarde noche me dedico a observar programas deportivos y hablar un poco con el Señor.
¿Qué inculcó en el equipo?
Aquí impusimos nuestra ideología de trabajo, la manera de pensar. Les inculcamos a los jugadores un sentido de pertenencia en el cual puedan defender los colores más profundamente, que tengan ese arraigo de que es una necesidad que el cantón central de la provincia tenga al equipo en la Primera División para ayudar al comercio y a los pequeños emprendedores que dependen del fútbol.
¿Por qué armar la columna del equipo con jugadores de Limón?
Son muchachos que conozco, fueron jugadores míos en ligas inferiores. Sé que bajo mi tutela son jugadores serios, comprometidos, que dan la vida por el equipo y el entrenador. Los he tenido a mi mando y ellos me conocen. Si tengo que regañarlos, ellos van a obedecer y si tengo que aconsejarlos, me escuchan. Además son buenas personas y hasta el momento todos han respondido con trabajo y goles.
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¿Que destaca de ellos?
Hasta el momento han cumplido. Johnny Gordon anotó, Steven Williams también marcó, el mismo Yoserth Hernández, a (Asdrúbal) Gibbons, quien también estuvo bajo mi mando en una pretemporada ya lo conocía y también anotó, al igual que Greivin Méndez. Todo eso me da una paz y tranquilidad porque los muchachos que traje están haciendo el trabajo y están respondiendo a la confianza que les dio el club y yo.
¿Cómo analiza el desempeño del Puntarenas FC hasta el momento?
El grupo de nosotros es muy competitivo. Los equipos tienen jugadores y técnicos con experiencia. Carmelita, Marineros, Garabito y el mismo Liberia, me parecen muy competitivos. La Liga de Ascenso dejó de ser un torneo de mucha fuerza con la llegada de técnicos que han dirigido en Primera División. Es un campeonato más de pensar, más táctico y se ha dejado de lado los partidos de mucha fuerza, roce y choque.
¿Cómo ha sido el reclutamiento con jóvenes de la provincia?
Del torneo anterior quedaron muy pocos jugadores en el PFC. Insertamos algunos jugadores para tener una columna de experiencia, pero también anduvimos en diferentes sectores e incluso en las islas realizando visorias. Tenemos un equipo bien balanceado con jóvenes.
Prueba de ello es que antes de finalizar la primera vuelta del torneo ya habíamos cumplido los minutos de los jóvenes que piden en el torneo, por lo que el equipo está bien balanceado con muchachitos de 17 a 19 años. Incluso nuestro goleador (Anthony Hernández) tiene 19 años. Siempre le vamos a abrir las puertas a los jóvenes que quieran una oportunidad.
¿Cuál es la aspiración del club?
La aspiración, y no debe haber otra, al igual que los demás equipos, es llegar a Primera División. Cumplimos con el objetivo de clasificar a la segunda ronda y vamos para adelante.
¿Es comparable la calidad de jugadores que hay en Puntarenas con la que tiene Limón?
Creo que en el caso de Limón y Puntarenas mucho depende del técnico que esté, así como Guanacaste y Pérez Zeledón. Lo que pasa es que los técnicos son dados a que les lleven los jugadores y no van a buscarlos. Hay muchachos que no tienen dinero ni para desayunar en la mañana, menos para montarse en un bus y trasladarse, por lo que es más fácil llegarles a ellos, que ellos vengan. Uno como tal debe abrirles las puertas.
¿Igual pesa la situación social?
El aspecto social en los puertos es muy parecido. Hay mucha falta de trabajo. Con todo esto de la pandemia las familias han perdido lo que venden. Tuvieron que cerrar las ventas de vigorones en el Puerto y en Limón de patí, por ejemplo. Son situaciones complicadas, pero precisamente mediante el fútbol se les puede brindar esa ayuda para que sus familias puedan estar más estables y salir adelante.
¿Cómo analiza la situación de Limón FC que no ha podido jugar en la Liga de Ascenso y está a punto de desaparecer?
Me duele por los jugadores, por las ligas menores, por todos los muchachos que se ilusionan por estar en ese equipo. Me duele por el grupo de Caribbean Fans, gente que se entrega al equipo, pero hasta allí. Por los demás, los que son responsables de lo que le pasó al equipo, no me puede doler, porque uno en la vida recoge lo que siembra.
¿Qué lamenta más de lo que vive Limón FC?
Es doloroso. Tengo recuerdos muy grandes de lo que vivimos con las veces que clasificamos, el estadio Juan Gobán lleno, a reventar por la afición que se desahogaban de sus problemas en el estadio.
En la vida siempre hay un responsable y si aquellos que saben lo que pasó no quieren reconocer su responsabilidad de lo que vive el equipo hoy, que Dios los bendiga, pero es doloroso porque fue un equipo me dio muchas alegrías. Lo lamento por la afición, las escuelas de fútbol, todos esos que están sufriendo y los responsables con costo se acuerdan.
Usted siempre ha dado oportunidad a los jóvenes en sus equipos. ¿Siente que en la Selección no están dando la talla?
Dicen que los jóvenes no levantan la mano. Lo que pasa es que la levantan y se las vuelven a bajar. El joven se equivoca una vez, pero hay que insistir con ellos, darles la oportunidad, como les pasó a los de trayectoria que siendo jóvenes se equivocaron muchas veces. Igual todo es un proceso, deben ir quemando etapas.