Después de siete años seguidos sin parar de dirigir, Johnny Chaves finalmente tiene un alto en el trabajo que más le apasiona. Pérez Zeledón decidió no contar más con sus servicios y ahora el timonel se topó con la realidad del desempleo y el tiempo libre, dos aspectos que dice estar asimilando aún, ya que sus horas se iban en planificar, estudiar y actualizarse para entrenar y afrontar los partidos.
Chaves cataloga esto como “ir a 100 kilómetros por hora y frenar de repente”, pero no lo ve como algo negativo. Respeta lo que pasó con la directiva de Pérez, pero no lo comparte, ya que le encargaron hacer un cambio profundo y para esto necesitaba paciencia.
El estratega hace un resumen de su carrera en los banquillos, donde siempre se ha tenido que adaptar a planteles con presupuestos limitados, pero aún así, recuerda que clasificó 12 veces a rondas finales, llegó a una final de Liga Concacaf y afirma que debutó entre 70 y 80 jugadores del 205 a la fecha. Según dice, está tranquilo porque merece una buena oportunidad.
Tenía casi siete años de no quedarse sin trabajo, ¿cómo asume esta etapa que le toca vivir ahora?
Así como he tenido buenos momentos y los he disfrutado, en este instante acepto lo que sucede y trato de ver lo positivo. Intento aprender de lo que vivo, pero sin victimizarme, sino que busco cómo fortalecerme para lo que venga. La última vez que estuve así fueron como cinco o seis meses en el 2013, luego me fui a Guatemala, estuve en Barrio México un año, después fueron casi cinco años en Santos y ahora casi un año en Pérez.
Ha sido muy estable en sus proyectos, ¿de qué forma cambia su vida en este instante?
Ahora vivo un cambio importante en mi día a día. Uno pasa casi todo el tiempo planificando, analizando oponentes, planeando los entrenamientos e inmerso en el fútbol. Soy muy preciso, cuando busco un tema lo desarrollo y me apasiono, lo que hace que me demande mucho tiempo. Ahora lo que vivo es como ir a 100 kilómetros por hora y frenar de repente, por lo que debo trabajarme y manejar los momentos, pero no dejar que la ansiedad me domine, sino que es entender el momento, aceptarlo y conducir una serie de pensamientos que le llegan a uno.
”Es algo diferente, porque en la mayoría de proyectos he estado un largo tiempo. La primera vez en Pérez estuve cinco años de asistente y dos y medio de entrenador, luego en la U y en Cartaginés casi dos años y medio, mientras que en el Barrio uno y en Santos con casi cinco años”.
Le ha tocado dirigir en su mayoría a equipos con presupuestos limitados, ¿es el momento de ser más selectivo y esperar más por otro tipo de proyecto?
Hace unos días hacía números y desde que debuté (2005 a la fecha), clasifiqué a 12 fases finales con equipos de bajo presupuesto. Con Pérez lo hice cuatro veces la primera vez, con Cartaginés fueron tres, a la U la agarré casi descendida y avanzamos una vez, mientras que con Santos fueron cuatro. Esto a fases finales, porque también llegué a finales.
”Me parece que dirigí como 561 partidos con equipos de bajo presupuesto y es difícil mantenerse así. Además, creo que debuté entre 70 y 80 jugadores, así que hay cosas buenas que he construido a base de buscar talentos, darles espacio, traer jugadores subvalorados e incorporarlos. Falta el gran paso, pero para eso se necesitan otras cosas.
”Considero que he construido buenas cosas, como para merecerme una buena oportunidad. Igual, uno es apasionado de esto y si sale una buena opción, la aceptaré.
Tiene muchos años sin tiempo libre, ¿qué hará en este espacio que se le presenta?
Espero que pronto esté trabajando de nuevo. Cuando uno ama el trabajo lo disfruta más, se compromete y trata de buscar lo mejor. Ahorita estoy en unos días de calma y de reflexión, entonces me regresaré a San José y ahí voy a explorar el mercado internacional. Hay que ser paciente un poco, para ver si se presenta una oportunidad. Por ahora los congresos están detenidos, pero siempre hay capacitaciones en línea desde Holanda, que es lo que me gusta. Sin embargo, uno no puede detenerse, porque cada día se presentan cambios y mejoras y uno debe estar listo para cuando venga una oportunidad.
¿Tiene opciones para sumarse a otro club?
No. El miércoles un equipo de Segunda me llamó para valorar una posibilidad de una gerencia deportiva, pero fue solo una llamada de valoración. De momento no hay nada más para dirigir u otra cosa.
![](https://www.nacion.com/resizer/v2/2OB4H35R2RB7VHJLZMLRXS23TQ.jpg?smart=true&auth=f2052fd011edac105d4df41ffc05fc1601a6dc267184715bada5cd179b6acd9e&width=3000&height=2000)
¿Cómo sale de Pérez Zeledón?
Salgo sin lamentos y sin hacerme la víctima. El trabajo era bueno y acepto que estaban tardando en llegar los resultados que ellos querían. Incluso, los jugadores me mandan mensajes de agradecimiento, porque aprendieron y sienten que les enseñaba, lo que es muy valioso para mí. Pese a todos estos golpes, salgo con la cabeza erguida, sin quejarme, sin lamentarme, asumiendo mi responsabilidad y viendo hacia adelante.
¿Esperaba más paciencia de la directiva de Pérez Zeledón?
Es un proyecto donde se necesitaba paciencia, porque de junio a diciembre se fueron 19 jugadores. El cambio fue radical, se estaba buscando un nuevo liderazgo y se le abrió espacio a nuevos valores, porque en este tiempo debutaron cinco jugadores conmigo. Era ir creando una base de jugadores que en el mediato tiempo le dieran satisfacciones a Pérez y tuviera que invertir en pocos. Era un trabajo de mucha paciencia y de repetir mucho, pero los resultados negativos acumulados incidieron para que no se diera todo el espacio requerido.
¿Era complejo competir cuando hay equipos con más presupuesto, como los tradicionales?
Incluso está San Carlos ahí, porque recomendé a dos jugadores para Pérez, pero ellos le hicieron una mejor oferta y se los llevó. Hay cinco equipos que apuestan muy fuerte con su planilla. Equipos regionales deben invertir mucho en las bases, para maximizar el dinero y que luego se traigan pocos, pero de calidad. Esta era mi idea, porque no se puede competir con esos cinco equipos.
”Bajamos el promedio de edad a casi 24 años en el equipo, porque con una buena base podíamos aprovechar el dinero fichando en zonas específicas, apostando en robarnos un jugador de calidad de esos equipos”.