Jafet Soto se siente muy afortunado, al ser el ganador en una fuerte lucha que sostuvo con la covid-19.
Estuvo internado por ocho días en el hospital, aferrado a un respirador que era una de sus armas para no dejarse vencer.
A él lo dieron de alta justo el mismo día en el que Herediano visitaba a Cartaginés. Aunque la salud es lo primero, cuando le dieron esa noticia que tanto esperaba y por la que batalló con todas sus fuerzas, su alegría era doble.
Eso significaba que podría ir al estadio, a dirigir a ese equipo rojiamarillo que es una parte importantísima de su vida.
“Verme ahí como técnico de Herediano otra vez fue muy lindo para mí, porque de verdad que me costó estar ahí. Yo lo que puedo decir es que hay que hacer conciencia porque esto no es jugando”, relató Jafet Soto en charla telefónica con La Nación.
Por todo lo que él vivió en los últimos días, que fue una experiencia muy dura y bastante complicada es que él decide compartir su testimonio, porque hay muchas personas que se niegan a caer en cuenta de la realidad.
“Muchos lo podíamos haber tomado como que no me va a pasar y pasó. Lo de nosotros como grupo fue muy fuerte, fue muy duro y lo que pasamos individualmente cada uno, porque en mi caso al complicarme fue muy duro”.
“No se lo deseo a nadie”. Hoy confiesa que él no tenía noción realmente de esta situación hasta que la vivió.
“No se lo deseo a nadie y lo que deseo es que quien lo pase sea algo ligero, porque esto de la covid-19 no es jugando”.
Soto recordó que en Herediano venían con un protocolo de control cada 15 días, o cada 22 días.
Llevaban ocho pruebas, pero llegó el día en el que el virus respiratorio se presentó en el equipo florense.
“Yo no me sentía mal, hicimos control dos días antes por el tema de la Concacaf y ahí salí positivo”.
Soto había mandado una nota a la Unafut, sugiriendo que a los equipos que aún no habían podido hacer las pruebas PCR porque son costosas, había que ayudarles de alguna manera, porque considera que es una responsabilidad de todo el fútbol.
“No es que vamos a decir este puede, este no puede, este sí… No, es la única forma de cuidarnos entre todos, porque nada ganamos haciendo pruebas con un protocolo riguroso si los rivales con los que jugamos no lo hacían”.
El consejo. A ese tema se refirió Soto luego del empate contra Grecia y al día siguiente, cuando le hicieron el hisopado nasofaríngeo salieron varios positivos, entre ellos él.
“La situación no fue fácil, yo no me sentía mal, pero en los dos primeros días dormía 16 horas, estaba acostado, sin dolor y sin nada, pero con poca energía. No le di mucha bola al tema, hasta que recibí una llamada del doctor Rafael Arias y me dijo: ‘Me enteré que tenés esto, esto y esto y hacete por favor esto’. Yo le dí las gracias, pero de nuevo me insistió, que de verdad lo hiciera”.
El presidente del Santos de Guápiles fue tan vehemente en la forma en cómo le hizo la recomendación que Soto optó por de verdad hacerle caso.
“Me compré el oxímetro y ahí salió un poco alterado el asunto. Ya hubo que buscar otras cosas. Terminé internado ocho días en el hospital porque sí tenía un tema pulmonar muy grande, ya tenía los pulmones colapsados por la covid-19”.
Ante esa situación, su preocupación más grande era su familia, toda la gente que está cerca de él, los pendientes, “pero había que darle para adelante”.
“Solo Dios, fueron ocho días guardado, metido ahí, internado, con un respirador”, relató.
Preocupados. En la familia del fútbol nacional en todos los equipos sabían que él estaba complicado, pero nadie decía nada. Era una preocupación generalizada, en la que la rivalidad desaparecía por completo y se apelaba a la solidaridad y a los buenos deseos.
“La verdad es que yo no me di cuenta de muchas cosas. Yo estaba enfocado con los médicos en salir adelante con esto y con la gente que estaba alrededor mío, pero tengo que darles las gracias a todos. Todos estuvieron pendientes, de alguna forma sé que me ayudaron, les doy las gracias a todos y estoy en deuda con todos, por sus oraciones, por sus deseos, por sus mensajes”.
Su celular sigue saturado. Aún no ha podido contestarle a tantas personas que le enviaban una voz de aliento en un momento tan difícil.
“No he tenido tiempo de responderles a muchos, todavía me estoy adaptando. Me siento muy bien, gracias a Dios, pero sí quiero decirle a la gente que se cuide, porque sin salud no se puede hacer nada”, señaló.
Él espera que su testimonio ayude a los aficionados del fútbol y a todas las personas en general a que comprendan que el virus sigue presente y que no hay que bajar la guardia.
Más que cólera, cuando escucha a alguien decir que cuál pandemia, afirma que lo que le produce “es lástima”.
“Porque hasta que no se toca ese lado cercano, no se valora, entonces lo que me da es lástima, porque eso es ignorancia y la verdad es que nuestro país, nuestra Caja Costarricense de Seguro Social y nuestro Ministerio de Salud hacen un gran esfuerzo con campañas, los medios de comunicación ponen de su parte y debemos aprovechar eso, que tenemos un país educado”, afirmó.
Además, indicó: “Tenemos que hacerle caso a esa información, porque para poder controlar esto dependemos el uno del otro”.
Sin fútbol, jamás. Después de esta situación tan fuerte, en la casa del técnico de Herediano le dijeron que lo mejor era que se diera una pausa con el fútbol, pedido al que se negó.
“Pues sí pasó, pero no se puede. Eso no se puede, es el alimento de la pasión, es lo que me alimenta el alma a mí”.
Soto cuenta que los jugadores estaban muy pendientes, muy identificados y se siente muy agradecido con ellos, porque lo tenían motivadísimo.
Una de las alegrías llegó cuando le dijeron que estaba a punto de marcharse a casa y después de estar internado pegado a un respirador, eso sin duda que es un triunfo que sabe como a un título.
“Fueron dos veces. Dos días me dijeron te vas tal día y no me fui en la primera y entonces fue díficil. La segunda sí, fue muy lindo, pero ahí empieza otra cosa, porque uno cree que va saliendo y juepuña… Estamos todos, la parte científica y los expertos, pero es un virus que no se puede dimensionar, no hay forma”, citó.
Y añadió: “Es parte del mensaje que hay que darle a la gente, esto no es jugando, esto no es jugando, esto no es jugando…. Y no es de miedo ni nada de eso, es de respeto, porque no es jugando”.
Fue difícil, porque no oculta que la pasó mal, pero también sabe que corrió con suerte, porque hay personas que han permanecido más tiempo en el hospital y muchas que desafortunadamente perdieron la batalla de la pandemia.
“Yo estoy agradecidísimo con Dios, es una bendición de Él haber estado solo ese tiempo y haberme recuperado. El martes en la mañana los médicos me dieron de alta para poder estar en la banca y poder dirigir, pero estoy con una cantidad de medicamentos y una cantidad de todo, de muchos cuidados. De verdad soy afortunado”.
Su normalidad cambió por esta semana. Herediano planificó desde el lunes que después del partido en Cartago, el equipo se trasladaría a Guápiles, para el juego de este jueves contra Limón. En en el cuadro caribeño reportan siete futbolistas positivos y tres integrantes del cuerpo técnico, pero Unafut mantiene el partido en pie.
“Estamos esperando a que nos digan si habrá partido, pero estamos en Guápiles, porque era parte de lo mismo, de volver a estar juntos y parte de no meterme todavía de lleno al trabajo de gerente general, sino hasta la siguiente semana”.
Ahí está, en la concentración, analizando videos con sus jugadores, preparando el partido ante Limón.
Los planes. El viernes el equipo se entrenará en Heredia, el sábado también, el domingo el Team se medirá a Saprissa y el lunes tiene previsto retomar su doble rol de entrenador y gerente.
“Como equipo estamos muy identificados en general, porque no es solo lo mío. Nosotros tuvimos una cantidad grande de casos, fueron más de siete jugadores y prácticamente todo el cuerpo técnico. De once, nueve del cuerpo técnico dimos positivo. Fue una situación que nos hizo dividirnos, separarnos, cortar ese cordón y vernos el domingo, por ejemplo, fue como empezar una temporada”, destacó.
Pero las cosas no se quedaban ahí, porque fue un domingo muy extraño.
“Querer abrazarnos sin poder abrazarnos, querer saludarnos sin poder saludarnos, querer decirnos tantas cosas, pero fue una sensación rara en el aspecto de te quiero mucho, pero no puedo demostrártelo, porque esa es la manera de quererte. Estamos muy fuertes, tomamos esto como una gran experiencia de vida para las familias”.
Ahora su misión es planificar los juegos, apuntar a ganarlos, pero también hay algo más, porque no quiere que nadie de los suyos pase lo que él vivió.
“Tenemos que cuidar a los que no han salido positivos, ellos son nuestro objetivo ahora”, finalizó Jafet Soto.