Liga Deportiva Alajuelense tomó una decisión radical a mediados de 2016, cuando la apuesta por contar con lo mejor en cuanto a terrenos de juego le ganó el pulso a la fuerte resistencia al cambio. En ese momento, puso fin a la era de la cancha sintética en el Estadio Alejandro Morera Soto para innovar con una gramilla híbrida, igual a la del Real Madrid, que se estrenó el 6 de agosto de 2017.
Esa mezcla de 90% natural y 10% sintética tomaba auge en Europa, y Alajuelense se convirtió en el primer equipo de América en contar con una gramilla de esa naturaleza.
Podría decirse que el cambio del césped en la “Catedral” ocurrió como un efecto rebote. Eran los inicios de lo que hoy es el Centro de Alto Rendimiento (CAR) en Turrúcares; se trabajaban los primeros diseños y se efectuaban los primeros movimientos de tierra para construir las canchas en el complejo.
En aquel momento, la cancha sintética de la Liga no era la peor de todas, porque se le daba mantenimiento y se le peinaba el caucho, pero ya tenía una vida útil algo limitada, a pesar de los cuidados constantes.
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Cuando se empezó a construir el CAR, se decidió que las canchas allí serían híbridas, y comenzó a explorarse la opción de hacer el cambio en el Morera Soto, algo que no resultaba tan sencillo por los tiempos.
Enio Cubillo estuvo a cargo de ese proyecto y recordó que ya había muchas quejas de los jugadores y del cuerpo técnico sobre la gramilla sintética, porque debido al desgaste de la grama, la bola picaba más de lo normal y también aumentaba la incidencia de lesiones, algo que preocupaba.
Se hablaba mucho de esto porque la Liga se entrenaba y jugaba allí. La proporción era exacta: a mayor uso, mayor desgaste. Eso iba dañando la superficie, afectando el desarrollo del juego, y las rodillas de los jugadores sufrían.
Cambiar los terrenos de juego ya era una tendencia en otros países, porque en ese momento era muy claro que, a nivel internacional, nadie jugaba en sintética, aunque en Costa Rica esa costumbre persistía, al punto de que un equipo grande como la Liga contaba con un campo artificial.
“Hoy suena irrisorio que en ese momento teníamos cancha sintética. Al inicio, como todo, era muy buena, de últimas generaciones, pero con el paso de los años fue deteriorándose, hasta que se pudo realizar el cambio a la actual, la híbrida”, apuntó Enio Cubillo, CEO de la empresa Turf Managers Specialist (TMS).
Fue en agosto de 2017 cuando Alajuelense estrenó su gramilla híbrida, una verdadera ‘mesa de pool’ que maravilló a propios y extraños.
Dieciséis semanas después del último partido disputado en el Alejandro Morera Soto en campo sintético, la Liga regresó a su casa para inaugurar esa grama más resistente, que proporciona de cinco a siete veces más horas de uso que una cancha totalmente natural.
El proceso de instalación tardó 110 días, contados desde que se removió la cancha sintética, colocada en 2009, hasta el día del estreno de la híbrida.
“Recuerdo que La Nación hizo una nota cuando vino Paul Burgess, del Real Madrid, a vernos y a ayudarnos con todo ese tema del cambio, de qué era lo más conveniente hacer o no hacer, porque eran tecnologías y tendencias nuevas. Inclusive, en ese momento, muchos aquí decían que eso no funcionaba, pero siete años después, hoy es la tendencia mundial”, apuntó Cubillo.
Además, indicó que, con el paso del tiempo, esa gramilla híbrida de Alajuelense demuestra que las capacitaciones funcionaron y que es importante que quienes dan mantenimiento a una cancha tengan ese conocimiento para que el campo siga en perfectas condiciones.
En julio de 2016, Aquiles Mata era el vicepresidente de la Liga y para entonces indicó que el cambio de cancha era una necesidad, con una inversión que estimó en ¢162,6 millones.
La Junta Directiva de Alajuelense terminó de comprobar que ya era hora de dejar de lado la cancha sintética cuando se produjo la negociación para jugar un amistoso contra San Lorenzo de Almagro el 13 de julio de 2016. El club argentino, al que los manudos derrotaron en penales, pusieron como condición no jugar en césped artificial.
“Una de las condiciones que puso San Lorenzo de Almagro es que se jugara en cancha natural y nosotros ya vamos a emigrar de esa cancha sintética; lo estamos haciendo porque ya vamos a tener ese complemento que son los Centros de Desarrollo Deportivo, sino sería aventura arriesgada hacer una migración de ese tipo, pero con eso, tendremos a las ligas menores trabajando a tiempo completo, eso nos ayuda y nos libera la cancha y seguir jugando en cancha natural, como es la tendencia en algunos clubes”, detalló Aquiles Mata en 2016.
Esa tecnología tomó cada vez más auge y en el Mundial Femenino Sub-20 que se llevó a cabo en Costa Rica en 2022, la FIFA le hizo mejoras a la cancha del Morera Soto, al tiempo que transformó en híbrida la gramilla natural del Estadio Nacional, para que fuera mucho más resistente.
Ahí las dudas terminaron por completo. El tiempo le terminó dando la razón a Alajuelense y la apuesta por campos híbridos se volvió la tendencia en otros países de Centroamérica que decidieron suprimir las canchas malas para revolucionar su fútbol con gramillas de primer mundo.
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