Sonó el último silbato y se buscaron al instante. Los dos se abrazaron y se dijeron algo al oído, justo antes de que sobreviniera el enjambre de los micrófonos.
El efusivo saludo entre Rónald González y Óscar Ramírez al final de los 90 minutos, fue el gran corolario de un clásico luminoso en una mañana oscura.
Casta, orgullo, arrojo, lucha abierta y dignidad. Habría que hurgar aún más en el diccionario para otorgar a este 4 a 4 entre Saprissa y Alajuelense, la verdadera dimensión de un choque de poder a poder, con niebla y llovizna, ríos de sudor, y una sorpresiva alquimia de las virtudes con los errores que mantuvo a miles anclados en las butacas, con el alma en vilo y las emociones a flor de piel.
Inicié esta crónica con el ejemplarizante abrazo de los estrategas en el perímetro de la gramilla, para contarle a usted lo que se vivió “tierra adentro” en el césped natural de la Joya de La Sabana, que respondió a la altura de las circunstancias.
En el plano donde la estrategia se convierte en táctica, la Liga sorprendió en la primera media hora, al maniatar el mediocampo de los tibaseños, aislando al creativo local, Diego Estrada, de sus proveedores del balón, Yeltsin Tejeda y Manfred Russell.
El despliegue de Ariel Rodríguez (el manudo), con el eficaz auxilio de Ariel Soto, comiéndose la banda ofensiva izquierda, originó las primeras dos goteras en la valla de Donny Grant, al 23’ y 28’.
Para Alajuelense, aquello parecía miel sobre hojuelas. Mas, por eso este “tú a tú” que suma seis décadas, se llama el clásico.
Porque nunca se puede dar nada por descontado entre los archirrivales, mientras queden instantes en el cronómetro, fuerza en los músculos y pálpitos de corazón.
Michael Barquero, usualmente escudero, se vistió de primer actor con dos trallazos que hicieron recordar los legendarios “Barquerazos”, del Wilbert de los sextacampeones de los años 70.
Con sus dos goles y el de David Ramírez, asistencia del mismo Barquero, la casta morada revertió la desventaja por un 3 a 2.
Sin temor al riesgo. El autogol de Alexander Robinson (57’), reactivó la fe rojinegra. Y a dos minutos del pitazo largo, tras un craso error de Yeltsin Tejeda, Alejandro Alpízar ratificó sus dotes de matador.
El 3 a 4 parecía definitivo. Saprissa había intentado anotar minutos atrás, cuando Patrick Pemberton repelió dos goles cantados ante remates de Michael Umaña.
La clientela eriza festejaba ante el asombro de la feligresía local.
Parecía definitivo. De súbito, entre las huestes rivales surgió Diego Estrada. El maestrito eludió las tijeras de Elías Palma y decretó el 4 a 4 final. ¡Clasicazo y justicia!
Saprissa 4
Titulares: Donny Grant 5; Michael Barquero 9, Jordan Smith 5, Michael Umaña 7, Alexander Robinson 5, Kendall Waston 7, Yeltsin Tejeda 6, Manfred Russell 7, Diego Estrada 7, David Ramírez 6, Ariel Rodríguez 5. D. T.: Rónald González.
Cambios: Diego Madrigal 6 (Barquero, 68’); Mynor Escoe 6 (Rodríguez, 70’); Mauricio Castillo -- (Ramírez, 83’).
Alajuelense 4
Titulares: Patrick Pemberton 7; Elías Palma 6, Porfirio López 6, Johnny Acosta 5, Ariel Soto 7, Kevin Sancho 6, Luis Miguel Valle 5, Ariel Rodríguez 7, Kenneth García 6, Álvaro Sánchez 5, Jerry Palacios 5. D. T.: Oscar Ramírez.
Cambios: Allen Guevara 6 (García, 56’); Johan Venegas 6 (Sánchez, 68’); Alejandro Alpízar 7 (Palacios, 78’).
Goles: 0-1 (23’): Sancho, pase de Soto. 0-2 (28’): García, tras rebote. 1-2 (39’): Barquero, pase de Russell. 2-2 (43’): Ramírez, pase de Barquero. 3-2 (43’): Barquero, pase de Russell. 3-3 (57’): Autogol de Robinson. 3-4 (88’): Alpízar, pase de Venegas. 4-4 (90’): Diego Estrada, pase de Smith. Árbitro: Hugo Cruz 8, con Leonel Leal y Octavio Jara. Expulsado: Barquero (ya había salido). Estadio: Nacional. 11 a. m.