Redacción
El avión Boeing 727 –matrícula N1280E de Lacsa– que trasladaba a la Selección Nacional de regreso a casa descendió más de lo habitual, mientras el piloto anunciaba que todo Costa Rica se uniría en un saludo que creó una huella imborrable en la mente de los mundialistas de Italia 90'.
Los ticos alrededor de todo el país dejaron sus casas para reflejar con espejos una luz de agradecimiento para aquellos futbolistas que consiguieron la mayor proeza del futbol nacional, vigente por 24 años: llegar a octavos de final en el debut de una justa mundialista.
Este fue el hecho más significativo para una Tricolor que regresó bañada de gloria el 28 de junio de 1990, según cuentan sus protagonistas. Las lágrimas afloraron; vivirían la fiesta más grande de sus vidas.
"Veníamos en el avión de Italia y el capitán nos dijo que iba a volar un poco más bajo porque la gente nos iba a saludar con espejos. Tuve el privilegio de estar en la cabina y pude ver todos los espejos. Botamos algunas lágrimas de la emoción", comentó Róger Flores, el capitán de esa selección.
Flores recuerda que ese acto del pueblo los llenó de emoción, puesto que no imaginaban la gratitud con la que los costarricenses celebrarían el triunfo obtenido por el equipo en el Mundial de Italia.
"Uno más o menos sabía que iban a estar vitoreando, pero no sabíamos que el pueblo iba a estar volcado. Por los sentimientos que provoca ver a todo el país diciendo gracias, más de uno lloramos. Es un sentimiento de decir: misión cumplida. Hicimos lo que el pueblo nos pidió; entonces uno se muestra satisfecho", afirmó.
Así como Flores, el exdelantero José Jaikel no duda cuando se le consulta sobre el momento más asombroso en el recibimiento que preparó Costa Rica para sus héroes del fútbol: "En la llegada fue algo increíble. De lo que más me llamó la atención fue la vuelta que dimos en el avión. Con espejitos nos saludaron todos los pueblos".
Ambos concuerdan en que las luces reflejadas no se borrarán de sus cabezas, efecto que deberá producir la fiesta que vivirán lo seleccionados que vencieron el "grupo de la muerte" y llegaron a cuartos de final del Mundial de Brasil 2014, este martes en un homenaje planeado por la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) en la estatua de León Cortés, en la Sabana.
"Yo espero que se haga algo más espectacular porque ellos continúan jugando. Tiene que ser algo diferente, que cale bastante en ellos; que cuando se retiren, sientan ese pasaje espectacular", aseveró Róger Flores.
Esta vez, la reunión con los jugadores no será en el Estadio Nacional, como ocurrió en 1990 cuando el equipo fue recibido por el presidente Rafael Ángel Calderón en medio de una fiesta.
En esa oportunidad, el camino desde el aeropuerto internacional Juan Santamaría se volvió eterno. Alajuela y Heredia fueron testigos del camino de la Sele hacia La Sabana. Los jugadores se movilizaron en el cajón de un vehículo de carga. Esto sirvió para que la afición observara en vivo a los protagonistas, quienes vistieron un buzo blanco que simbolizaba la paz.
"Como gran premio nos regalaron un buzo blanco, que para nosotros era un premio", contó Jaikel, quien concordó con Flores en que se trató de un obsequio con mucho significado para el equipo.
Hermidio Barrantes fue objeto de críticas. Pese a la euforia y la alegría que reinaba en Costa Rica gracias al desempeño de la Tricolor en una cita mundialista, algunos aficionados culparon al guardameta Hermidio Barrantes de la derrota 4-1 ante Checoslovaquia en octavos.
Barrantes tomó el lugar de una de las máximas figuras de la Sele, el guardameta Gabelo Conejo, quien sufrió una lesión que le impidió llegar a ese trascendental juego.
Aunque algunos aseguran que la actuación de Barrantes no significó la derrota, otros lanzaron sus dardos contra el meta, quien debió subir al vehículo del presidente Calderón tras recibir una amenaza de muerte.
"Hermidio hizo uno de los mejores partidos de su vida. Fue un partido que Costa Rica pudo haber ganado, pero lo terminamos perdiendo por un marcador ilógico", comentó José Pastor, historiador del fútbol costarricense.
Jaikel compartía habitación con el portero nacional objeto de las críticas, y asegura que se trató de uno de los momentos más difícil que vivió el equipo en su viaje a casa.
"Fue el momento más triste. Internamente estaba tranquilo tras el partido. En algún momento llamó a Costa Rica (Barrantes) y una persona le comentó que le estaban achacando los goles; lo puso muy triste. Estuvimos con él, ayudándole", dijo el exdelantero del Saprissa.
El capitán nacional relata que Barrantes fue trasladado a Puntarenas para evitar cualquier acto de vandalismo.
"Cuando llegamos, nos dijeron que era posible que Hermidio no fuera en la caravana. Algún fanático dijo que iba a hacer algo si lo veía. Entonces el presidente habló con él y con un carro privado lo llevaron a Puntarenas. No pudo disfrutar de esa recepción", afirma.
Sin embargo, los costarricenses no tendrían la misma actitud contra Bryan Ruiz y Michael Umaña, quienes fallaron sus penales en el encuentro de cuartos de final ante Holanda.
"Lo que va a recordar la gente de Umaña es que anotó el penal decisivo contra Grecia; lo que va a recordar la gente es que Bryan Ruiz anotó dos goles. El partido de cuartos de final será recordado como el día cuando Holanda no nos pudo ganar", aseguró Pastor, quien comentó que la euforia en el recibimiento de la Sele será desbordante.
La Selección de Costa Rica, a cargo del técnico Jorge Luis Pinto, regresará este martes a territorio nacional, a las 2:23 p. m., tras conseguir la mayor proeza en una Copa del Mundo.