La última palabra la tienen estos ellos: Wálter Centeno y Andrés Carevic. Eso sí, ambos gozan de quienes les hablan al oído para tener claras las ideas que se plasmarán en el campo. Al fin y al cabo, el fútbol es un deporte colectivo y pese a que los técnicos no juegan, solo queda en la retina quién es el que levanta el título.
Centeno sorprendió a Carevic en la pizarra para el juego de ida y le ganó el ajedrez táctico, pero el morado no lo hizo solo. Se acompañó de una dinámica: puso a todos los miembros del cuerpo técnico a hacer la posible alineación y de todas sacaron una en consenso.
Quienes acompañan a Centeno son: Marco Herrera, asistente técnico, Pier Luigi Morera, preparador físico, Juan Gabriel Rodríguez, masajista, Roger Mora, preparador de porteros, José Francisco Porras, estadígrafo, y Esteban Campos, médico.
“Así como en el camerino son un equipo ellos como futbolistas, nosotros como cuerpo técnico tenemos que hacerlo. Me gusta delegar funciones y darle participación a mi cuerpo técnico. Hemos trabajado como equipo todos. A mí me gusta escucharlos a ellos. A partir de ahí yo tomaré las decisiones, pero me gusta darle esa libertad a mi cuerpo técnico”, comentó Paté.
Herrera llegó desde octubre del año pasado al equipo como refuerzo para Wálter, en lugar de Andrés Arias.
“Yo tengo muy claro el rol de asistente. Es mi tercera inclusión en esta faceta. Todos tenemos una tarea, cada quien trata de aportar lo que puede. Yo trato de ver los detalles que marcan diferencia”, citó Herrera.
Además, en el club ya estaban Morera, Mora, Porras, Campos y Rodríguez. Todos destacan la comunicación interdisciplinaria que hay en el banquillo.
Por ejemplo, de ahí salió la idea de colocar a Esteban Rodríguez como titular. En un principio sorprendió, pero el jugador tuvo un gran partido. Incluso, anotó el segundo tanto morado en la final.
El bando que acompaña a Carevic en el banquillo lo conforman: Mario Acosta, asistente técnico, Juan Herrera, preparador físico, Wardy Alfaro, preparador de porteros, Anibal Giammattei, masajista, Wálter Rodríguez, utilero, y Alfredo Gómez, médico.
Acosta es quien más participación tiene. Es mexicano y su vida siempre estuvo ligada al fútbol, pues desde los 18 años, en Grupo Pachuca se encargaron de capacitarlo para estar en banquillos.
Además, asegura estar satisfecho en el cuerpo técnico manudo, pues el entrenador le da mucha oportunidad de opinar.
“Para mí él (Carevic) es una persona sencilla, una persona que le gusta que uno participe, tenemos mucha confianza. Estuvimos viviendo casi dos años y medio en Zacatecas y prácticamente en lo laboral somos entrenador y auxiliar, pero somos como hermanos, tenemos una comunicación muy estrecha”, contó en una entrevista a La Nación.
Quizás de la dupla Carevic-Acosta no se sepa tanto, pero ambos dicen haber hecho click profesional por la manera de trabajar de ambos.
“Desde que estuvimos en Pachuca en la Sub-20 y desde que él tomó otro rumbo y seguíamos comunicados, me dijo que siempre sería parte de él, que a donde fuera me llevaba, que qué opinaba y le respondí: ‘Donde tú quieras’. Algo muy padre es que cuando a él lo llaman de Mineros de Zacatecas dice que sí, pero llevando a Mario. Le respondieron que ahí había auxiliares y les dijo: ‘Entonces no voy’. Eso para mí es algo de mucho valor”, reveló el azteca.
Esta historia de ambos ya suma una final perdida en Costa Rica ante Herediano y otra que está muy cuesta arriba ante Saprissa, pero en el fútbol cualquier cosa puede pasar.
El clásico de vuelta de la final será este lunes a las 8:30 p. m.