Dylan Centeno es el hijo mayor de Wálter Centeno, símbolo del Saprissa y actual entrenador morado, y pese a que siempre su vida ha estado relacionada al fútbol, nunca ha sentido el balompié como parte de sus días.
De 23 años, Dylan acepta que es un orgullo ser el hijo de un exjugador de la categoría de su papá; sin embargo, también reveló que no todo es color de rosa y se viven momentos complicados al llevar el apellido Centeno.
“Siempre me he sentido muy orgulloso, pero a la vez cansado porque cuando iba al colegio todo el mundo sabía que soy el hijo de Centeno y me molestaban mucho, al punto que no quería ir al colegio ni a la escuela. Es que fue un poco chocante que mi papá fuera Wálter Centeno, porque muchos me decían ‘qué chiva ser el hijo de Paté’, mientras otros me molestaban mucho, como que la gente no diferencia y siempre me veían como si yo fuera él”, dijo.
El mayor de los cinco hijos de Wálter no escondió que otro punto que le incomodó durante su infancia y juventud fue la constante presión porque se convirtiera en jugador de fútbol, profesión que él nunca vio como una posibilidad.
Dylan disfruta del fútbol en el estadio, le encanta el ambiente del Ricardo Saprissa; no obstante, de eso a jugar hay mucha diferencia.
“Nunca me llamó la atención, pero sí me gusta ir a los partidos, vivir el partido, verlos sí me gusta, pero como profesión nunca lo pensé, ni lo practiqué. Antes, con 10 años, jugaba con mi papá fuera de la casa, pero el otro deporte que practiqué con él fue tenis, pero nada más”, relató.
"En este caso yo nunca vi el fútbol como una profesión, yo me quería dedicar a estudiar y me gusta lo que es la terapia física en el deporte, y estoy en la Santa Paula sacando eso", añadió.
El joven recordó que la presión de familiares y amistades porque se dedicará a imitar a su padre, el mítico '8' saprissista.
“Familiares me decían que tenía que ser jugador y amigos también, eso hasta cierto punto me daba chicha porque no entendía cómo querían que fuera algo solo porque mi papá lo era, mi papá fue futbolista, pero él, no yo. Cuando la gente me decía, yo no sabía cómo reaccionar y solo decía que no me gustaba y ya”, declaró.
Dylan revivió con sus palabras que su padre lo tomó con mucha tranquilidad, por lo que nunca lo presionó.
Este trabajador de Amazon relató que sí le gusta de vez en cuando jugar fútbol con sus familiares, pero que hasta en esos partidos amistosos no juega como su padre, porque él prefiere actuar como zaguero.
Centeno no evade que llevar ese apellido es un peso, sobre todo cuando se hace público que él es el hijo de una de las figuras moradas.
“Siento que lo más chocante que he tenido es que a uno lo vean diferente, eso no me gusta, no me gusta decir que Wálter Centeno es mi papá, porque la gente ya me ve diferente, no me gusta que digan eso, yo prefiero tener un perfil bajo y, por ejemplo, en el trabajo ni digo que soy el hijo”, confesó.
Ahora más maduro, Dylan Centeno dice que se pone más nervioso con los partidos de su papá como entrenador que como futbolista, ya que considera que el técnico tiene mucha responsabilidad en los resultados.
“Soy saprissista. Cuando lo nombraron técnico de Saprissa, fue una felicidad porque siempre quise que fuera el técnico del equipo que él ama. Lo llamé y lo felicité. Lo que yo había pensado y comprobé es que me ponen más nervioso los juegos de ahora que los de antes, porque tiene más responsabilidad, es más complicado”, enfatizó.
La relación de Paté y su hijo mayor tiene pocas conversaciones de fútbol, según el primogénito.
Dylan es el hijo mayor de Paté Centeno, el príncipe del rey morado que se negó a ser heredero porque no le gusta el fútbol.
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