Nadie tiene derecho a ‘robarle’ el sueño de jugar fútbol a ningún niño. La medición del talento es lo que debería influir en la elección de los jóvenes que escalan por cada categoría hasta llegar a la Primera División, sin que tenga mayor influencia el apellido.
Sin embargo, también es real que un buen número de hijos de exjugadores consiguen debutar en la división de honor, aunque muchas veces su rendimiento no es sobresaliente.
Y de inmediato surge la interrogante: ¿No había otro joven de más calidad en la cantera?
Hoy en día resaltan dos casos muy llamativos en el Saprissa: Julen Cordero, hijo del excentral histórico del equipo, Víctor Cordero. Y Douglas Sequeira, que lleva el nombre de su padre, otrora símbolo del Saprissa y con una amplia carrera internacional.
En la generalidad, me parece que ambos tienen los atributos individuales para sostenerse en Primera y jugar fútbol por muchos años. Mi duda es otra: ¿Tienen la calidad para vestir la camiseta de Saprissa?
Recuerdo el caso de Celso Borges. Después de jugar dos mundiales menores (Sub-17, Sub-20), alcanzó la máxima categoría y en apenas seis meses con el club morado ya había eliminado la ‘sombra’ que lo perseguía por ser el hijo de Alexandre Guimaraes.
No tengo la misma certeza con Sequeira ni con Cordero.
Julen dejó ver destellos muy interesantes en Guadalupe, con movimientos de ataque que lo hacían ver como un delantero desequilibrante y con buen acierto frente a la red.
Sí... pero era Guadalupe y no el Saprissa.
Para ser justos. Cordero ‘pintaba’ muy bien en selecciones menores, especialmente en categoría Sub-17, pero luego empezaron los altibajos y hoy en día tiene 22 años.
Tengo un criterio similar con respecto a Sequeira. A mi parecer, un central zurdo con buena estampa, pero que en el mano a mano adolece la falta de velocidad y agresividad.
Mi otra duda es: ¿un jugador sin ‘apellido de futbolista’ se mantendría hoy en el Saprissa con lo que han ofrecido estos dos jóvenes hasta la fecha?
Desde mi perspectiva, la forma más certera de eliminar las ‘suspicacias’ es simplemente elevando la calidad de los talentos que llegan a la Primera.
Porque tampoco existe tanta diferencia entre el nivel de Sequeira (hijo de exfutbolista) y el de Gerald Taylor (que no es hijo de futbolista).
Por ejemplo, poco se cuestiona sobre el talento del joven delantero de Herediano Andy Rojas, que con 17 años ofrece llamativos chispazos de calidad y unas condiciones individuales muy interesantes (claramente aún está lejos de la consolidación).
Y resulta que el tío de este joven es el exjugador de Herediano, Óscar Rojas.
Curiosamente, a Celso Borges lo consolidó Jeaustin Campos en el Saprissa y ahora busca hacer lo mismo con el joven Rojas.
También es cierto que si el padre fue muy bueno, es probable que del hijo se esperen cosas similares, lo que se vuelve una carga adicional para los prospectos. Esta realidad tampoco me parece justa.
Al final, la mejor forma de que la afición ‘olvide’ el apellido de estos futbolistas es en el césped, a través de actuaciones excelentes y estabilidad en el juego.
José Pablo Alfaro es un periodista deportivo con más de 14 años de experiencia. Ex periodista de La Nación, hoy es panelista en Fútbol Al Día de Canal 8 y en el programa ‘Por Goleada’ de Radio Columbia. También crea su propio contenido en TikTok (+56.000 seguidores) y Youtube (+18.000).
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