En una final la experiencia pesa. Ese ADN ganador del que están formados los jugadores se nota mucho en las instancias finales, ahí es donde aparecen los que marcan diferencia, los que terminan siendo vitales.
En la final del Clausura 2020 entre Saprissa y Alajuelense hay futbolistas experimentados en ambos bandos, pero los morados revolcaron a los manudos.
Michael Barrantes, Mariano Torres y Christian Bolaños dieron ese paso al frente necesario en un partido en el que se juega un título.
En la acera del frente fue todo lo contrario. Adolfo Machado, Júnior Díaz y Jonathan McDonald no tuvieron una buena noche.
Vamos caso a caso. Entendiendo lo superior que fue la S en el campo, Barrantes jugó un papel fundamental con su remate de media distancia y también equilibrio en el equipo. Le dio salida limpia con balón dominado. Tal y como le gusta a Paté.
Al finalizar el juego fue el primero en ponerse frente a un micrófono y dejó claro que el equipo aún no había ganado nada, pero reconoció que era una “gran victoria” en un terreno difícil que los acercaba al cetro.
La mesura en sus declaraciones fue reflejo de su madurez como futbolista, pues no se dejó llevar por la euforia del momento y también mantuvo la calma ante la prensa.
El siguiente caso fue el de Torres, quien jugó en varias posiciones en el medio campo, se sacrificó y jugó fácil. Hizo alarde de su técnica y control. Quizás pudo ser más fino en táctica fija.
Y por último Christian Bolaños, quien fue un verdadero dolor de cabeza para Facundo Zabala. Bolaños incluso tuvo una acción para anotar, pero Leo Moreira lo impidió.
Bola fue el mejor hombre del Monstruo. Desequilibró, llevó el equipo a más y se puso en primera fila para marcar diferencia con su vértigo.
“El camerino está muy contento. No podemos esconder que hicimos un excelente primer partido. Somos un grupo muy maduro. Tenemos un rival al que respetamos. Tenemos que hacer dos buenos partidos para ser campeones. El 2-0 nos da muchísima confianza para lo que viene. Fuimos muy superiores por muchos lapsos del partido”, comentó Bola.
Esa mesura contrasta con lo cabizbajo que se vio el equipo manudo en el campo y fuera de él.
Machado se vio lento y muy superado por el incisivo Ariel Rodríguez, quien lo presionó una y otra vez y lo hizo incurrir en errores e imprecisiones.
Lo mismo que a Júnior Díaz, quien se vio lento, desconcentrado y tuvo fallos de marca que en partidos anteriores no se le habían visto.
Pero quizás el qué pasó más inadvertido fue McDonald, quien solo tuvo una acción para anotar y la envió al saque de puerta pese a estar solo frente a Aarón Cruz.
Este tipo de acciones o desconcentraciones marcan una final y por eso el Saprissa se llevó la ventaja para su casa.
Los hombres de experiencia dieron su duelo. Lo vivieron. Lo sudaron. En unos un bando el resultado fue positivo y en el otro fue con más yerros que aciertos.
Machado enfatizó que la serie no está definida, pero sí es claro que está muy inclinada para el bando saprissista.