La idea le rondaba por la cabeza. Horacio Elizondo confesó que, desde hace días, él mismo se decía: “Me tengo que ir, me tengo que ir”.
Al final, el argentino, quien estuvo cinco meses al frente del arbitraje tico, presentó su dimisión para sorpresa de muchos y beneplácito de sus detractores.
“Mi renuncia es de manera indeclinable. Hicimos muchas cosas en el arbitraje, pero estas no son valoradas”, afirmó Elizondo la noche de este jueves en el Proyecto Gol, donde lo esperaban algunos periodistas justo después de anunciada su salida. Ahí dejó ver su disconformidad, con al menos tres temas.
De entrada, no escondió su disconformidad con la reciente creación de una Comisión de Arbitraje sin su consentimiento. También señaló que ni siquiera contaba con permiso de trabajo en Costa Rica, un trámite que la Fedefútbol tardó en concretar ante las oficinas de Migración. Por último, pero con no menos énfasis, señaló la resistencia al cambio de algunos sectores en el fútbol costarricense.
“Me parece que el arbitraje tiene que tener otra dignidad. Después pasaron cosas como el armado de la comisión; yo me enteré por ustedes (la prensa)… Esto es difícil de digerir porque es como que están diciendo: ‘Andate’”,
“No tengo nada en contra de esa comisión, no conozco a las personas, porque me enteré por ustedes. Esas cosas no me gustan, pero es una cuestión interesante, pero no la más importante”.
Elizondo se marcha en medio de grandes cuestionamientos a su labor, tanto de dirigentes como de entrenadores. Los últimos en criticarlo fueron los integrantes de Guanacasteca, el gerente Yosimar Arias y el técnico Horacio Esquivel.
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El timonel pampero incluso se dejó decir que el director de los árbitros se ganaba “muy fácil la plata, sentado en su casa, comiendo asado y tomando vino”. Le criticó que brillara por su ausencia en los estadios, mientras los partidos terminaban ardiendo en polémicas, como en la derrota de su equipo ante Herediano con penal en el minuto 102.
Lo más contradictorio es que el exjerarca del arbitraje contaba con el respaldo de Osael Maroto, presidente de la Federación. Maroto hasta señaló en recientes entrevistas que estaba muy a gusto con la labor del argentino y consideraba que sí se estaba avanzando.
Un tono similar tiene el comunicado de prensa con que la Fedefútbol anunció la salida de quien se hiciera famoso por pitar el juego inaugural y la final de un mismo Mundial, en Alemania 2006.
“Durante los cinco meses que Elizondo formó parte de la organización, marcó un camino a seguir al dejar sentadas buenas bases conceptuales para el desarrollo del arbitraje en Costa Rica”, señala el comunicado de prensa de la Fedefútbol.
No obstante, esta no era una opinión generalizada. Incluso, miembros del Comité Ejecutivo habían externado que no les parecía del todo lo que hacía Elizondo y la forma en la que se manejaba. Leonardo Vargas, presidente del Cartaginés y vicepresidente de la Fedefútbol, fue uno de los que señaló lo que a su parecer estaba mal. Vargas enfatizó que no llegó con un plan claro y que los proyectos para mejorar no avanzaban a buen ritmo.
Elizondo, en cambio, asegura tener un proyecto que, de momento, no es posible realizar en el fútbol de Costa Rica debido a la falta de árbitros, pero sobre todo a la resistencia de algunos sectores.
“Hay algo que ustedes deben saber muy bien -enfatizó Elizondo en sus últimas declaraciones-. Yo vine acá a hacer un proyecto nuevo, a cambiar estructuras, pero hay resistencia grande de mucha gente que no quiere cambiar. Los cambios duelen, son traumáticos...”
“El jaque mate del proyecto es porque no hay reciclaje. Tenemos una primera división y una segunda división que juegan casi los mismos días. Tenemos 67 árbitros pero necesitamos 72. Tenemos dos o tres que por rendimiento no juegan, hay 12 fuera por torneos de Concacaf y otros enfermos... Me quedo con 50... Entonces es el jaque mate”.
“La razón más importante es la inviabilidad de este proyecto”.