“Yo estoy aquí”, parece decir Jefferson Brenes, señalándose el pecho con los índices de ambas manos, mientras lo invade la locura en el festejo de su anotación en el Ricardo Saprissa.
Fue el balde de agua fría que tanto quería evitar Saprissa y también su despedida del torneo.
Hace apenas seis meses Brenes se ponía por primera vez la camisa del Herediano y ahora, sin ningún complejo, asumía el papel que nadie le obligó a cargar.
Con 23 años y debutando en un equipo grande, era improbable llevar sobre sus hombros el peso de la serie.
El Team honró más que nunca ese nombre en la semifinal (equipo), pero el aporte del siquirreño fue tan sorprendente como determinante.
Él tomó su talento ya conocido y lo aderezó con la entereza de un experimentado, como si tuviera un largo historial en este tipo de compromisos.
Por eso, en medio de la locura, también pidió calma a sus compañeros. Tenía planeada una celebración especial en caso de anotar, y aunque no salió tan coordinada, lo mejor ya estaba hecho.
El trallazo, probablemente ni imaginado así en sus mejores sueños, no era solo un gol para repasar una y otra vez, sino también el culpable de hincar a los morados por completo.
Vio al arquero Aarón Cruz lanzarse por esa pelota incansable y lo sabía, sabía que el tibaseño jamás iba a tocarla.
“La verdad no la vi donde entró, cuando vi que Aarón se tiró simplemente corrí porque la pegué bien”, dijo sin dudarlo en entrevista a FUTV.
Su cara ya lo reflejaba, pero él mismo lo terminó de confirmar: “me siento muy contento con la anotación”.
Hace dos años su primer gol en la máxima categoría fue, curiosamente, ante Herediano. Le tocó cerrar una goleada de 3-0 a favor de Limón.
Su corta carrera en Primera ha sido de pocos goles (seis) y los dos más importantes le dieron la mitad del boleto a una final.
Ya Brenes no era ningún desconocido, si es que alguien aún se preguntaba de dónde salió ese volante de 1.73 de estatura, delgado, veloz y con gran manejo de la pelota. Y claro, también con una capacidad tremenda para pegarle a la pelota.
En todo caso, si hay algunas dudas, las despejamos. Nació en Siquirres, ahí dio sus primeros pasos en el fútbol, debutó en Segunda División con apenas 15 años y después Horacio Esquivel le dio oportunidad en Limón FC, donde debutó en Primera.
Su marcha de la Tromba tuvo algunas fricciones, pero hoy sigue llenando de orgullo a sus raíces.
Herediano siempre tuvo claro el talento de esa joya, para muchos llamado a asumir el hueco de Bryan Ruiz en la Selección Nacional. Por eso Jafet Soto estuvo tras sus pasos desde tiempo atrás y con polémica incluida el año pasado logró dejárselo.
Jefferson empezó la pretemporada en el Rosabal Cordero y después fue enviado a Grecia. Ahí confirmó que su estadía sería corta.
Se volvió a colocar la casaca roja y amarilla y, de nuevo, con la seguridad cada vez más conocida, se convirtió en el sétimo hombre más regular del club.
Estaba viviendo un torneo bueno individualmente, pero “manchado” por un Herediano lleno de dudas en su camino.
La eliminación ante el Real Estelí se convirtió en el límite de ese equipo. Tocó fondo y al mismo tiempo tomó aire en el campeonato local.
Cuando nadie apostaba por el Team y tampoco ponían los ojos sobre el héroe inesperado, el Estadio Nacional fue el escenario de ambos.
Ahí hicieron gran parte del trabajo y el Ricardo Saprissa solo fue la confirmación de que Herediano está listo para pelear por el título y Jefferson Brenes para seguir puliendo su talento.
El global de 4-1 ante los tibaseños es la evidencia más clara. Los rojiamarillos dominaron por completo a un rival sin seguridad futbolística y golpeado en la parte mental.
Saprissa no fue Saprissa, al menos no el equipo con 90% de rendimiento en sus siete partidos anteriores. Le faltaron conexiones a la triangulación Torres-Barrantes-Angulo. Le faltó gol al encendido artillero Venegas. Le faltó inteligencia emocional al expulsado Colindres con apenas 50 segundos en la cancha, llamado a dar respuestas de relevo. Le sobró rival en los momentos de flaqueza: el Team sí fue el Team de las horas decisivas.