Con la 7 en su espalda, aflojó las piernas en el túnel, chocó las manos con Michael Barrantes y conversó con Marvin Angulo. Así salió al campo Johan Venegas para disputar su primer clásico como jugador del Saprissa. En ese momento no sabía que sería figura, tampoco que desataría el baile y la locura de la inclemente grada morada. Esa que hace cuatro días lo silbó y este domingo lo ovacionó.
En el campo saludó a todos sus excompañeros. Esos mismos que le intentaron dar cátedra de amor por la camiseta por redes sociales, pero que llegado el momento de verse frente a frente ya no tenían bronca. Incluso, hubo abrazo entre Jonathan McDonald y él.
Con el pitazo inicial Venegas se inspiró. Tan solo en los primeros 15 minutos sacó tres veces el grito de “ole” en el campo. Le dio un paseo en coche a Cristopher Meneses, quien sigue sin encontrarse en la Liga.
Envió a Meneses al mano a mano, donde Venegas es fuerte, rápido y pícaro. Incluso en una ocasión recibió una fuerte falta que deparó la amarilla para el lateral izquierdo.
Otros eludidos en las fintas del extremo morado fueron Alex López y Pablo Gabas. Venegas mostró su mejor versión como ficha de la S.
Pidió el balón, se mostró participativo y se notó que quería su gol. Tuvo un intento de pierna derecha que se fue al saque de puerta, pero ese fue el primer aviso.
En el campo se ubicó de extremo derecho. Bien abierto, casi pegado a la línea de cal. En el primer tiempo estuvo escuchando mucho las indicaciones que le dio Vladimir Quesada, pues fue a uno de los jugadores que más le habló. Qué jugara por ese lado evidentemente facilitó esa comunicación.
En ocasiones cuando estaba solo reclamó el pase a Michael Barrantes y a Marvin Angulo, quienes en otras oportunidades prefirieron enviar su trazo al otro costando. Les hizo la seña de que estaba solo.
En una de esas fue cuando recibió un servicio en el que estaba a la par de Angulo, pero él tomó la pelota, hizo la diagonal, corrió hacia el marco y ante el mal achique de Adonis Pineda concretó con facilidad de pierna derecha.
La mala marca manuda ayudó, pero su definición fue el desahogo que necesitaba. En el festejo se fue corriendo al sector sur para celebrar a todo pulmón su anotación.
Ahí llegaron los abrazos de sus compañeros: Barrantes, Daniel Colindres; el apretón de manos con Angulo y Mariano Torres; la euforia en las gradas y la desazón de la Liga.
El locutor anunció el anotador del tercer tanto del Monstruo con un "Johan" y el público coreó "Venegas" en tres ocasiones. Curioso, como si ese apellido no hubiera estado en polémica en los últimos días, pero el jugador supo reconocer su error y enmendarlo de la manera que más le gusta al seguidor de la S: hiriendo a la Liga, pero no de cualquier forma sino con baile incluido, con fiesta en el Nacional.
Al anotar, Johan corrió hacia La Ultra. Al final del partido, dijo que no hubo problemas con la afición, aunque el miércoles fue silbado en el juego ante Grecia.
"Para mí a lo interno las cosas siguen igual, nunca han cambiado, sigo siendo Johan, estoy muy feliz con mi familia y con la afición. Al anotar sentí felicidad por el desempeño de mis compañeros en el terreno de juego, lo cual me permitió anotar; en esa jugada fue gran mérito de Marvin Angulo que recuperó el balón y lo fui a celebrar con La Ultra porque siempre nos apoyan", dijo.
Para el segundo tiempo salió con un poco de menos intensidad. Ya el juego estaba definido, pero el jugador quería más.
Al finalizar el juego salió ovacionado. Se graduó como jugador de Saprissa y en un escenario inmejorable con un Estadio Nacional casi a reventar frente a su nueva afición y sus otrora seguidores.
Venegas no solo celebró a todo pulmón su gol si no también el de Marvin Ángulo y David Ramírez. El jugador tenía dos caminos la redención o el odio. Esta ocasión tuvo disposición y buen fútbol para salir airoso y como figura.
El fútbol premia y en esta oportunidad Venegas fue la figura en el clásico en el que ha sido más determinante en su carrera deportiva.
El clásico para Venegas terminó en el minuto 83, cuando salió de cambio aplaudido y ovacionado para darle paso al atacante hondureño Jerry Bengtson.
Bolaños se despidió del volante antes de salir del campo, en ese momento el futbolista agradeció el apoyo con sus manos en el aire y se dirigió al banquillo, donde recibió el regocijo de sus compañeros.