No hay día en el que Jonathan Moya no piense en su papá, Juan Luis Moya (qdDg). El futbolista lo echa de menos, pero a la vez lo siente cerca, porque lo lleva tatuado en la piel y porque porta el nombre de su progenitor en la espalda durante cada partido. Eso le da más fuerza para salir en busca de goles.
Después de ser campeón con la Liga y disfrutar esa vivencia al máximo con don Juan Luis, el atacante comprendió que era el momento de marcharse al extranjero pensando en asegurar su futuro económico y para tener otra experiencia cultural.
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Muy lejos de casa, Jonathan Moya recibió ese golpe, esa noticia que lo devastó el 18 de setiembre de 2022 al conocer que don Juan Luis perdió la vida en un accidente mientras iba en moto.
Después de pensarlo mucho, pasar algunas situaciones un tanto extrañas en la India y sentir que lo más sano para sus seres queridos y para él mismo era estar juntos de nuevo, regresó al fútbol nacional.
Tenía que hacerlo con la Liga, como lo había prometido cuando se fue. Debía volver a ese equipo del que fue seguidor desde niño por herencia, el club del que era fanático su padre y por el que tantas veces suspiraron juntos.
Por las vueltas de la vida y del fútbol, más adelante ambos pusieron su profesionalismo a prueba, cuando Jonathan vivió una etapa importante de su carrera como jugador de Saprissa.
Ninguno de los dos tuvo problemas con eso, pero a don Juan Luis la vida le permitió cumplir el sueño de ver a su muchacho en Liga Deportiva Alajuelense, un equipo donde el futbolista creció en su juego, llegó a aportar y a ser muy regular pese a la fuerte competencia que había. Hasta hizo el gol de la anhelada copa 30 del liguismo.
Cuando Jonathan Moya cerró su primer ciclo como rojinegro para irse literalmente al otro lado del mundo, en Asia, contabilizaba 89 anotaciones en Primera División.
Al volver, ofreció una entrevista muy humana mediante la oficina de comunicación de la Liga, en la que lloró al pensar en lo feliz que sería su papá al verlo otra vez en Alajuelense.
Ahí mismo le llegó una luz y recordó que estaba muy cerca de entrar en el club de los jugadores con 100 goles en Primera División. Evidentemente, eso hubiese llenado de orgullo a su padre. Y es un homenaje que quiere hacerle pronto.
“No lo tengo tan claro, no recuerdo, cuando me fui tenía 89 o 90, ni yo me acuerdo. Con el utilero sacamos cuentas y creemos que son 96 goles los que tengo en este momento, con los siete que llevo en este torneo y es una motivación, porque todo jugador quiere llegar a los 100″, expresó Jonathan Moya.
Aunque no se presiona con eso, es una meta a la que quiere llegar y si es pronto, mucho mejor, porque eso significarían goles valiosos para una Liga que necesita justamente eso.
“Estuve casi tres años en el extranjero y obviamente es algo que anhelo y sería algo para mi papá que está en el cielo, que es quien me tiene acá de nuevo y ojalá pueda llegar a esas anotaciones”.
Contra Pérez Zeledón asumió la responsabilidad y fue el encargado de poner el balón en el manchón blanco para una pena máxima en el cierre del juego.
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Ejecutar el lanzamiento con acierto implicaba para Alajuelense resolver un partido complejo y regresar al triunfo. Fallarlo, era desatar malestar cuando el torneo entra en una etapa crucial, en un cierre con pronóstico de infarto tanto en la parte alta de la tabla, como en la brava lucha por el no descenso.
Jonathan Moya asumió la presión de un penal
“Feliz por el gol, pero lo más importante es que el equipo gane, yo quiero anotar, pero que el equipo gane y seguir en los primeros lugares”, opinó Moya.
Además, recordó que en su pasado con Alajuelense cobró varios penales. Esta vez lo hizo al contar con la confianza de sus compañeros y del entrenador.
“Respetando las decisiones, en este momento no estaban Joel Campbell nj Johan Venegas. Siempre con responsabilidad y tratando de ayudar al equipo agarré la pelota porque me sentía con confianza y gracias a Dios entró”, recordó.
Para momentos así dijo que siempre se respeta la trayectoria, lo que se haya visto en la semana durante las prácticas y que levante la mano el que se sienta con más confianza.
“Los penaleros son Joel y Johan. No estaban ellos, con confianza traté de agarrarlo sin pasarle por encima a nadie y con el visto bueno de Celso (Borges), que les dijo a todos que yo lo iba a tirar. Ellos confían en mí y traté de respaldarlos con el gol”.
Contó que no es de practicar tanto los penales, aunque a veces sí lo hace, pero lo que no puede faltar en ese instante es enfocarse única y exclusivamente en lo que debe hacer.
Al poner el balón en el manchón blanco y frente al portero, Jonathan Moya se trata de concentrar lo mejor posible, pensar muy bien dónde lo va a tirar y no cambiar de decisión en el último segundo, porque muchas veces, eso juega una mala pasada.
Jonathan Moya se reencuentra con el gol, es el atacante estelar de Alexandre Guimaraes en Alajuelense y añora con llegar a la marca que quiere conseguir para enviarla con una dedicatoria muy especial hasta el cielo.
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