Jostin Tellería sonríe al recordar los sacrificios que realizó, impulsado por el amor y la dedicación de sus padres, quienes se esforzaron incansablemente para verlo llegar a la Primera División del fútbol.
Cada vez que el juvenil del Saprissa, cedido al Sporting F. C., anota un gol o brilla en el campo, encuentra un sentido más profundo en las noches en las que su padre, Stanley Tellería, trabajaba como taxista sin dormir para llevarlo a entrenar al día siguiente. También reconoce el valor de las madrugadas en las que su madre, Eileen Alfaro, se levantaba a las 4 a. m. para prepararlo, aunque eso implicara que ella llegara ajustada a sus propias obligaciones.
Ver a Jostin en el campo es un tributo a esas ocasiones en las que su padre se mezclaba discretamente en el banco del equipo de su hijo solo para estar cerca de él. Así fue como el papá del jugador consiguió una oportunidad laboral como utilero de las divisiones menores del Saprissa.
Desde sus inicios, Tellería fue un proyecto de toda la familia. Tanto su padre como su madre lucharon incansablemente para impulsar su pasión por el fútbol.
“Los dos fueron cruciales. Mi padre prefería trabajar de noche para estar conmigo durante el día. Recuerdo muchas veces verlo después de su trabajo, listo para llevarme a entrenar”, afirmó.
“Nunca recibí un ‘no’ de él. Nunca me dijo que estaba cansado”, recordó.
Su madre, por su parte, no dudaba en levantarse a las 4 a. m. para preparar a su hijo para los entrenamientos y la escuela.
“Recuerdo que mi madre me alistaba y yo estaba tan dormido que apenas podía mantenerme en pie”, agregó con una sonrisa.
Desde sus primeros años, su talento fue reconocido. A los cuatro años, en la escuela de fútbol del Saprissa en Cinco Esquinas de Tibás, ya competía con niños de seis años. Esta tendencia continuó en todas las categorías menores en las que jugó.
A pesar de ser siempre el más joven, Tellería no temía enfrentarse a rivales mayores, ya que su habilidad se lo permitía.
Este espíritu de enfrentar desafíos combinado con el carácter forjado al observar el esfuerzo de sus padres, le dio una fuerza adicional.
“Comencé en Saprissa, donde estaba Aarón Suárez, Ian Lawrence. Pero luego se formó mi generación y tuve que elegir entre quedarme con los nacidos en 2002 o pasar a los de 2003 (mi año de nacimiento). Quería jugar más, así que me uní al grupo de mi edad”, explicó.
A sus 20 años, Jostin ya ha tenido la experiencia de jugar en el fútbol internacional, en el InterCity F.C. de la tercera división de España.
“Fue una experiencia enriquecedora en términos futbolísticos, pero emocionalmente difícil porque me dolía ver a mi hermano menor (Joseph) llorar diciendo que me extrañaba”, recordó.
A pesar de su corta edad, Jostin es un ejemplo para su hermano menor, quien tiene 12 años y juega baloncesto.
En cuanto a su presente deportivo, el futbolista se siente sumamente satisfecho en el Sporting, un club que le ha brindado estabilidad tanto en lo deportivo como en lo emocional.
“Estoy muy agradecido con el Sporting, ya que fue el equipo que me dio la oportunidad de acumular más minutos. Estoy muy contento con todos mis compañeros, los veo como a mi familia. Mi familia está muy feliz con el Sporting”, concluyó.