Por una recomendación de la Comisión Técnica de ese entonces, la directiva de Alajuelense decidió no apostar por Juan Pablo Vargas, una joven promesa de la cantera que Óscar Ramírez había subido al primer equipo y cumplía con tres condiciones llamativas: juega de lateral izquierdo, tiene buena estatura y es de perfil zurdo. De entrada, todas características escasas en nuestro fútbol.
Cuenta el expresidente, Raúl Pinto, que la disyuntiva del club estaba en si decidían igualar la propuesta económica del Herediano o lo dejaban ir. En la Comisión Técnica consideraban que, después de algún tiempo en el primer equipo, Vargas no había evolucionado lo suficiente en la parte técnica como para subirle el salario y considerarlo una gran promesa. Y lo dejaron partir.
“La Comisión Técnica pensaba que no iba a lograr ese paso a nivel internacional, entonces fue una desmotivación para la directiva, que le tenía mucha fe. Por eso no se apostó por él. En ese momento, Herediano le hizo una mejor propuesta y se decidió no igualarla”, explicó Pinto, quien evitó revelar los miembros de esa Comisión.
Junto a Vargas, Ramírez subió al primer plantel a Rónald Matarrita, a quien rápidamente Alajuelense amarró y luego vendió al New York City de la MLS.
Posteriormente, Vargas fichó con Herediano en una jugada que Alajuelense consideró irregular y llevó a la Cámara de Resolución de Conflictos. El gerente Jafet Soto lo presentó como jugador florense, pero aparecía inscrito en un equipo de la Liga de Ascenso.
El abogado manudo Aquiles Mata tachó de irregular esta jugada, al considerar que los florenses no querían pagar los derechos de formación (cerca de ¢6,5 millones).
El inconveniente se solucionó cuando Fernando Ocampo asumió la presidencia rojinegra y entabló una relación cercana con Herediano, a quien le perdonó parte de los derechos de formación del jugador a cambio de una negociación en la que se dispuso que la Liga ganaría una parte del contrato sí se vendía al fútbol internacional en los años posteriores.
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Desde que Vargas cambio de bando ha pasado mucho rato. Fue a préstamo a Belén, debutó en la Selección Mayor y aguardó paciente en el banquillo florense a la espera de una oportunidad.
Le llegó en esta campaña, cuando Soto apostó por él para asumir la banda izquierda, en detrimento de Leonardo González y Júnior Díaz. Es habitual en el esquema del estratega rojiamarillo que Vargas juegue de carrillero y de central en distintos momentos del partido.
Como sucedió frente a Carmelita, cuando empezó por la banda y luego, con el cambio de sistema, se colocó como uno de los zagueros centrales en un esquema con cinco hombres atrás.
Fue en esta temporada que el joven jugador adquirió un protagonismo mayor en Herediano, después de ser relegado durante mucho tiempo.
Pese a la larga espera, Vargas no se arrepiente de haber dejado Alajuelense, aún con el convulso camino que le tocó vivir para, al fin, conseguir la regularidad a la que aspiraba.
“No me arrepiento de haber salido de la Liga. He crecido como profesional, estoy muy bien y cómodo en Herediano. Es bastante difícil porque en la Liga a veces no pasé momentos muy buenos, pero eso lo ayuda a uno a crecer y a aprender”, reconoció el futbolista.
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Vargas no se atreve a afirmar si en su antigua casa se arrepienten de la decisión tomada o no. Lo que sí tiene claro es que su anhelo es proyectarse cuando antes para jugar afuera.
A la espera de esa oportunidad, comprende que es una necesidad aprender de otros futbolistas con más rodaje, al mismo tiempo que reconoce que todavía le falta mucho por crecer.