Saprissa Femenino suma nueve salidas y podrían ser más. El cuadro que quedó campeón de Centroamérica en setiembre pasado ahora no es ni la sombra de esa escuadra, al punto que aunque parezca increíble, fue ese cetro el que comenzó con la debacle morada.
Antes de explicar cómo era el Saprissa Femenino de la puerta del camerino para adentro es importante recalcar que este artículo se elaboró con cuatro testimonios individuales de jugadoras, quienes prefieren no revelar sus nombres; no obstante, La Nación contrastó las diferentes versiones y comprobó que coinciden.
Además, cerca del mediodía de este lunes se le envió al club preguntas sobre estos hechos, la respuesta fue recibida hasta este martes 31 de diciembre por la mañana.
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El famoso traslado en autobús hasta Nicaragua fue motivo de enojo dentro del camerino, sobre todo por la forma en que se realizó el viaje. Ya había disconformidad por ir por vía terrestre en vez de aérea, pero la gota que terminó de derramar la paciencia fue lo que tardaron en cada trayecto.
Primeramente, para emprender el viaje a Managua citaron a las futbolistas entre las 4:30 a. m. y 5 a. m. en el Centro de Entrenamiento Saprissa (CES), en Belén; empero, el autobús llegó a las 6 a. m. Ellas, según relataron, tuvieron que esperar en la acera, ni siquiera en la parte interna del lugar.
Posteriormente se encontraron otro retraso más en carretera, debido a un accidente. De esta forma, no duraron seis horas en llegar a territorio pinolero, sino que más bien el doble: 12 horas.
Al publicar La Nación que el viaje se realizó en autobús, la directriz recibida por las futbolistas de parte de las autoridades del Saprissa fue que no dieran más declaraciones a la prensa sin ser aprobadas antes por el departamento de comunicación del equipo.
Las jugadoras buscaron reuniones con la parte dirigencial para tener mejores condiciones; sin embargo, las conversaciones con la entrenadora Karol Robles y Diego Picado, encargado de comunicación del cuadro morado femenino, no tuvieron eco con la dirigencia.
Otro punto que generaba una molestia fuerte en el camerino, según los testimonios dados a La Nación, es que no entendían por qué ellas entrenaban constantemente en el CES, en un terreno de juego sintético y desgastado, mientras que el equipo masculino conseguía alternar sus prácticas ahí con otras en el Estadio Ricardo Saprissa.
Previo a las semifinales del torneo nacional, donde las moradas quedaron eliminadas por Herediano con un global de 6-0, hubo una reunión entre todo el grupo, donde la capitana Carolina Venegas replanteó nuevamente sobre la mesa los problemas.
Venegas terminó con una lista y una serie de mensajes para la Junta Directiva saprissista, entre los que se daban a conocer inconformidades con el cuerpo técnico, sobre todo porque había una clara división de grupo.
También se pedía que se definiera un sistema de juego para consolidar una idea y no se cambiara cada cotejo. Otro punto que se tocaba era que se alineara por rendimiento, además se pedía un trato igualitario para todas las integrantes de la escuadra.
Por ejemplo, se citó que en el departamento de porteros normalmente trabajaban extra solo con una de sus tres arqueras.
Las jugadoras, a final de temporada, aceptaron el papel de Saprissa como institución pionera en visibilización en el fútbol femenino, aunque tenían la molestia de por qué no se fue más allá si consiguieron patrocinios exclusivos para el equipo de mujeres.
“Lo que se recibe acá son ¢20.000 quincenales en una cuenta bancaria. ¿Usted cree que con ¢20.000 se puede uno desplazar de San José a Belén tres veces por semana en horas de la madrugada?”, explicó una de las futbolistas.
Una situación que habría provocado muchas de las salidas es que ya no había química con Karol Robles, la directora técnica.
A lo interno, entre las mismas deportistas no comprendían por qué María Paula Salas no era titular indiscutible, también qué le hacía falta a Fabiola Villalobos para que la utilizaran en su posición natural de atacante y no como defensora.
Una de las jugadoras dijo que la respuesta de la S a la queja sobre Robles fue: “Lo que sucede, es que la franquicia es de ella”.
Sin embargo, ante la Unión Femenina de Fútbol (Uniffut) el equipo aparece inscrito bajo la sociedad Deportivo Saprissa de Corazón.
Ante eso, había dos caminos, uno más viable que otro: quedarse y esperar señales de mejora o salir. Por lo tanto, pasó la historia que se escribió en los últimos días, con una desbandada de futbolistas.
Hasta el momento el recuento de jugadoras que salieron es Noelia Bermúdez, María Paula Salas y Kaherine Arroyo (Alajuelense); Carolina Tabash, Fabiola Villalobos y Fernanda Chavarría (Sporting); Mariela Campos y Gloriana Villalobos (Herediano); y Gabriela Guillén (Islandia).
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