El domingo anterior el delantero Orlando Sinclair recibió el balón de espaldas al marco en varias ocasiones, como sucedió muchas veces más en el extinto equipo Generación Saprissa, de la Liga de Ascenso.
Fue ahí donde al joven atacante morado le variaron su posición: pasó de ser volante a convertirse en delantero. La decisión respondió a su perfil físico y las características mostradas en ese momento.
Pero el cambio llevaba implícito aspectos a mejorar, detalles determinantes para el éxito de un centrodelantero, como se desempeña ahora en la Primera División.
Sus buenos movimientos, pases con sentido, pivoteo y tranquilidad mostrados en parte de los ocho partidos jugados este torneo obedecen a un trabajo en el que también debió poner a prueba la paciencia.
“Cuando lo cambiamos de puesto, una de las situaciones en donde observamos que debía cambiar sustancialmente era su juego de espalda al marco rival. Estaba acostumbrado a jugar de frente y al ubicarlo de espalda era un panorama nuevo para él. Se enfocó un poco más en esa parte y en la toma de decisiones, porque la mayoría de veces que recibía de espaldas él quería girar con balón, no teniendo las posibilidades claras o no habiendo levantado la cabeza con anterioridad para saber si podía hacerlo o no”, cuenta Enrique Rivers, técnico con quien debutó en el Saprissa de segunda división.
Su primera aparición en la máxima categoría se dio a los 20 años, bajo la dirección de Vladimir Quesada en el Torneo de Apertura 2018. Dejó grata impresión, sobre todo porque con apenas cuatro minutos en cancha anotó, ante la Universidad de Costa Rica.
Sin embargo, la afición no lo volvería a ver en el primer equipo. “Desapareció” del mapa, aunque Saprissa tenía muy claro lo que estaba haciendo con él.
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Sinclair se fue a préstamo dos veces con destino a la USL Championship, segunda división de Estados Unidos. Fue un año y nueve meses en que la institución morada seguía insistiendo en los puntos que debía progresar.
“Se conversó con la gente donde iba a jugar afuera para que, en alguna medida, ese tipo de cosas se tomaran en cuenta y hoy día notamos que ha entendido la función y rol del puesto”, analiza Rivers, también coordinador de las ligas menores de Saprissa.
La S lo planificó así, porque por más que haya celebrado un gol en su debut, estaban seguros que le faltaba camino y, además, en el 2018 había poco espacio para jugar. Eso lo tenían claro todos los actores, incluido Sinclair.
“Se creyó que lo más apropiado era darle proceso de maduración y tuviera mayor regularidad. Todo eso le sirvió a Sinclair, como le ha estado sirviendo a otros jugadores con los que el club ha considerado tomar esa medida. Ahora que regresó se le nota claramente que ha crecido, mejorado y está preparado para asumir una responsabilidad de jugar de centrodelantero en la Primera División”.
Rivers lo describe también como un jugador ecuánime, el cual siempre entendió los aspectos a mejorar y tomó las recomendaciones brindadas por los diferentes técnicos que han estado a su lado.
Esa personalidad la trae desde pequeño, recordó, pues siempre lo vio con convicción, deseos y ganas de lograr los objetivos.
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“Es un jugador inteligente, porque pudo asimilar lo que se le estaba indicando para corregir situaciones que no tenía previstas él cuando jugaba de cara al marco rival”.
Quienes lo ven hoy sobre el campo pueden reconocer su capacidad para jugar de espaldas al marco, cubrir el balón y pasarlo en el momento adecuado, pero eso no sucedió de la noche a la mañana.
A Sinclair le tocó trabajar mientras Saprissa tomaba decisiones, la última de ellas fue ponerlo de nuevo en el primer equipo, con la convicción de que ya está listo para ganarse un espacio.