Santa Cruz, Guanacaste. La Liga no estaba para lujos y por ello ganó con lo justo. Y le alcanzó para golear de visita a Santacruceña, 0-3, en un juego en el que nunca vivió la amenaza del anfitrión.
Los manudos no tenían por qué arriesgar. El kilométrico torneo criollo apenas lleva cinco fechas y los erizos resienten el desgaste de la Copa Uncaf y saben que vendrán más citas internacionales, ahora en la Concacaf.
Por ello, el equipo no apretó el acelerador y consideró que tres goles eran más que suficientes, a un equipo sin mayores aspiraciones ofensivas, merced al poco aplomo de sus jugadores, la mayoría de los cuales hacen sus primeras armas en la liga mayor.
A Santacruceña le costaba llegar al área liguista y no sabía replegarse cuando perdía el balón.
El pelotazo, único recurso que tuvo a mano, resultó insulso porque no fue bien aprovechado.
La Liga supo pronto la debilidad del rival e impuso su juego.
Las corridas eran pocas, pero primó el pase al claro, en especial por la banda izquierda, donde durante el primer tiempo Carlos Castro fue amo y señor.
Rolando Fonseca volvió a demostrar que como armador le ofrece pocas posibilidades a Wílmer López de retornar a la titularidad y se convirtió en el hombre orquesta, igual que el miércoles anterior ante el Vista Hermosa de El Salvador por la Copa Uncaf.
Rolo se apoderó del mediocampo y desde allí no se cansó de enviar pases precisos a sus compañeros de ataque.
Uno de ellos, al minuto 17, llegó a piernas de Erick Jiménez, quien remató, pero el disparo salió débil por lo que Víctor Mambo Núñez lo interceptó y con un rival encima, tocó suave de derecha. El balón pegó en la base del segundo palo e ingresó manso en la cabaña de Warner Hernández.
Al cierre de la parte inicial, Carlos Castro ensayó una de sus típicas incursiones por la izquierda y fue derribado en el área por Orlando López. Penal claro que Jiménez convirtió en gol al 44’.
En la complementaria, la Liga bajó aún más la intensidad del juego. Por ello, el partido se tornó más bien aburrido y la monotonía solo se rompió cuando en los parlantes se anunciaban los goles de Puntarenas contra Saprissa o de Carmelita ante Liberia.
Santacruceña quiso aprovechar que la Liga parecía cómoda con el resultado e intentó algunas llegadas que casi inquietan a González.
Pero los locales no tenían con qué. Sin realizar un gran esfuerzo, la Liga logró el tercer tanto cuando al 76, Fonseca paró de pecho en el área y fusiló a Hernández.
Era la puntilla. A partir de allí, Cheché Hernández levantó campamento y ordenó poner a la máxima capacidad el congelador. Los actores solo esperaban el pitazo final.