No fue una noche cualquiera. Es más fue una nunca antes vista, no solo en Cartago, sino que de seguro en toda Costa Rica. Si entre el miércoles y el viernes fuimos testigos de una locura absoluta, con el título histórico del Cartaginés tras 81 años de espera, lo de este sábado fue mágico y descomunal para todos los brumosos.
El Fello Meza lució un llenazo que hasta superó el de la gran final ante Alajuelense, nadie en la provincia y hasta fuera de ella, se quiso perder una celebración que solo se puede describir como épica y se recordará por siempre. La mejor forma de describirla es que fue digna de lo que representa liberar tantas y tantas frustraciones, burlas y momentos difíciles, que ya son solo un tema del pasado.
Los fanáticos que colmaron las gradas desde las 3 p. m. entraron en calor con el grupo musical Los Ajenos, quienes apenas fueron un preámbulo del manicomio que se desató horas después. Si se perdió lo que armaron los centenarios y podía asistir, se tiene que arrepentir.
Tras la música vino un juego de luces, el escudo del club se dibujó en el cielo con láser y los celulares de los presentes encendido con el estadio a oscuras mejoraron el ambiente.
El éxtasis se vivió cuando los animadores anunciaron que iniciarían con la presentación del equipo campeón. Cuatro pantallas en el centro de la cancha y una tarima sobre ella estaban preparadas para recibir al plantel. Uno a uno desfilaron con su camiseta de monarcas. A cada nombre los seguidores corearon el apellido.
Eso sí, por poco se cae el Fello Meza cuando presentaron a figuras como Marcel Hernández, Paolo Jiménez, Michael Barrantes, Arturo Campos o José Luis Quirós (estos últimos dos se combinaron en el gol del gane ante Alajuelense). Obviamente, hubo un apartado especial par la familia Vargas, tanto para el presidente Leonardo y su hijo del mismo apellido, quienes tomaron al club en el momento más caótico de su historia (2019) y lo levantaron.
Con todos los protagonistas en el centro de la gramilla y la vista de todos levantaron el trofeo más deseado en la Vieja Metrópoli y ahí empezó un juego de pólvora espectacular. A partir de este momento, los futbolistas tomaron el control de la noche y con micrófono en mano comandaron a los fanáticos.
Cánticos y mensajes de desahogo
El mejor animador de la noche y por mucho fue Michael Barrantes, quien se encargó de dirigir a los miles de fanáticos y aunque no es un canterano del equipo y tiene poco tiempo en el club, gritó como nadie y dijo lo que de seguro muchos de los seguidores sienten y querían liberar.
“Todos juntos a una sola voz: ¡Vive, vive, Cartago vive!”, comenzó. De seguido el mediocampista levantó al Fello con otro cántico emblemático: el “Azul, azul, azul”. Y posteriormente elevó el tono y el clima con un “me cag.. en el muñeco, a la mierd.. el muñeco” y también con el “a dónde están, a dónde están los hijue... que nos iban a ganar”.
Michael también tuvo un reconocimiento especial para Miguel Calvo Olsen, legendario jugador brumoso y quien ha entregado su vida al equipo, ahora como administrativo. Calvo atraviesa un problema serio de salud.
Daniel Chacón también tomó el micrófono y gritó a más no poder: “Me crié futbolísticamente acá, tengo ocho años en este club, he pasado momentos difíciles acá y ahora tocamos la gloria juntos. Los amo a todos”.
Por su parte, Paolo Jiménez llenó de más sentimiento a los presentes al liberarse con un: “Cartaginés campeón. Esto es para toda la gente, es un honor y un orgullo representar estos colores. Los amo a todos, a Cartaginés se les lleva en el corazṕn, la fidelidad y la pasión por estos colores es única y solo nosotros los que somos cartagos de corazón la entendemos”.
Ahí no quedó todo, sino que Marcel Hernández dio muestras de que también baila fuera de la cancha y sobre la tarima tiró pasos dignos del mejor sabor cubano.
Claro, no podía faltar algo clásico, aunque no en el Fello Meza y es que por primera vez sonó la legendaria canción We Are the Champions, de Freddie Mercury, vocalista de la banda de rock británica Queen.
La Solución puso el broche de oro y los presentes bailaron a más no poder y entraron en más calor, pese al frío que hacía en la provincia. Digno festejo, algo nunca antes visto y más que merecido.