Del golazo de Saborío a la remontada charrúa, el empate tricolor al filo del reloj y el penal que atajó Keylor o el que botó Guzmán Pereira... El juego en Montevideo fue un partidazo, con protagonistas que dejaron la máscara de amistoso y se enfocaron en una batalla campal.
La Selección Nacional trasladó al Centenario la emoción a flor de piel con la que vivimos el Mundial aquí en esta pequeña Costa Rica y revivió los gratos recuerdos que nunca dejaremos de saborear. Gran año, año de invicto, año mágico, ensueño que no se acaba y da para ilusionar. Sí, ilusionarse aún más.
Uruguay, dolido por la derrota en Fortaleza y ahora fortalecido por el regreso de un Luis Suárez que mueve al alma charrúa, se empecinó en derrotar a la Sele ; y no pudo. Hay un cuento que reza que los colores de la bandera costarricense se volvieron invencibles –¡van 12 partidos sin perder!– y no aparece gigante o campeón mundial capaz de arruinar la fantasía.
Sabo vs. Suárez. El juego en el Centenario tuvo de sobra lo que al duelo en Brasil le faltó: la aparición de los pistoleros. Si Suárez, con su estandarte de estrella global, redimensionaba a la Celeste; la selección del interino Paulo César Wanchope contaba con el potente Álvaro Saborío como su gran faro en el ataque.
Suárez se merece toda la atención que recibe. Todo Uruguay gravita sobre su talento, y todos los rivales lo hacen alrededor de su inconmensurable garra. Mas Óscar Duarte lo tuvo a raya en la inicial con marca personal.
El local pegaba y Costa Rica desde temprano mostró que no se iba a dejar. Por eso el juego se tornó bastante trabado, de más faltas que ribetes técnicos.
Entre ese enredo fue que apareció el cambio de juego de Joel Campbell para que Bryan Ruiz centrara con clase y Sabo pegara un exquisito cabezazo, al 41’.
El escenario quedó dispuesto para que los uruguayos salieran a presionar y buscar el partido. Lo hicieron y, al 49’, Cristian Rodríguez se aprovechó de una desatención en un saque de banda para encontrar a Suárez, nunca conocido por su piedad en el área.
El golazo del 1-1 apenas se apreciaba en las pantallas de los hogares ticos cuando las cámaras pasaron a enfocar a Ruiz con los brazos alzados. Fue Joel quien llevó la pelota, Sabo el que la dejó pasar y el capitán quien fusiló.
Al 59’, un tiro libre acabó con cabezazo de José María Giménez en el área chica y al 66’ una mala devolución del mismo Ruiz sirvió para que Cavani consumara una remontada cargada de emoción.
Hasta ahí, parecía... Empero, Saborío cabeceó fino para que Johan Venegas empatara y alargara el subibaja de emociones.
Penales para acabar de suspirar: Celso Borges pegó el primero en el palo. Sabo también despintó el horizontal pero el rebote dio en Muslera y entró. Keylor, como contra Grecia, paró uno. Pereira la falló. Y Christian Gamboa mandó a celebrar. Narración basada en la transmisión de Teletica.