Heredia.
En el Rosabal Cordero se volvieron comunes los disturbios y pleitos entre barras, lanzamiento de objetos a la cancha, agresiones a jugadores por parte de aficionados del Herediano e invasión a la gramilla.
Eso no fue excepción esta noche en la vuelta de la semifinal ante Saprissa, cuando hubo un encontronazo entre la Garra y la Ultra, ubicadas a la par, sin mallas, lo que obligó a suspender el juego por cinco minutos en el primer tiempo.
Como si no fuera suficiente, los fanáticos introdujeron pólvora y lanzaron un objeto que impactó al portero morado Danny Carvajal.
Además, al final del juego, hubo aficionados que invadieron la cancha. De nuevo Carvajal fue víctima, al recibir un puñetazo mientras intentaba llegar al camerino.
También fueron golpeados Daniel Colindres, Adolfo Machado y Douglas Sequeira.
“No se tiene suficiente seguridad, los jugadores fueron agredidos, no entiendo como hay aficionados en el túnel. Hay que tomar medidas mucho más fuertes; se sabe que este estadio es muy peligroso”, se quejó Juan Carlos Rojas, presidente de la S.
Las fallas de seguridad fueron tan grandes que cuando Jonathan Hansen anotó, un niño y un adulto saltaron al terreno.
Todo esto ocurrió ante la ausencia de la Fuerza Pública, luego de que el Ministerio de Seguridad declinó enviar efectivos por el incumplimiento de los florenses al plan de seguridad, ya que el club no contaba con los 200 oficiales privados solicitados.
Este escenario se volvió inseguro si se toma en cuenta que en la final del Invierno 2014, contra los morados, hubo disturbios, entre los que se incluyeron agresiones a jugadores y árbitros.
Además, en el juego definitorio del Verano 2015 se volvieron a dar incidentes similares, lo que provocó que la Unafut suspendiera el Rosabal por dos compromisos y obligara a Herediano a cancelar ¢2,2 millones.