La negativa de Jeaustin Campos de dejarlo en el primer equipo de Jicaral una vez que ascendió a la Primera División en 2019, fue una gran decepción para el lateral Kliver Gómez Salas, quien vio cómo el mundo se le vino encima y se truncó el sueño de llegar a la máxima categoría.
Guardó sus pertenencias, tomó el ferry de Playa Naranjo y se devolvió a su casa en el barrio Fray Casiano de Madrid en Puntarenas, sin tener claro su futuro y pensando si lo más conveniente era seguir en el fútbol o dedicarse a otro oficio.
Aquella decisión marcó al joven que más tarde, en “una conversación con Dios”, tomó la decisión de fichar para el Puntarenas FC. Luego de una gran campaña en la temporada 2021-2022, pudo ganar nuevamente el campeonato de la Liga de Ascenso y convertirse en figura del club y alcanzar el anhelo de debutar en la Primera, con el equipo de su provincia.
Kliver, a sus 22 años, destaca por su coraje y entrega al defender los colores naranja y blanco y este domingo tendrá un reto aún mayor, cuando el PFC enfrente al Deportivo Saprissa en la disputa del liderato del Grupo B, pues la diferencia entre ambos clubes es de solo un punto (18 a 17). El juego está pactado para las 3 p. m.
“Después que ganamos el ascenso en Jicaral no me dieron la oportunidad. El presidente del equipo, Roy Barrantes, me dijo que la condición era que me quedara en el alto rendimiento, que Jeaustin Campos no contaba conmigo para el equipo de la Primera División, lo cual para mí fue muy decepcionante. Sentí muy feo, como que me pegaron una patada”, recordó Gómez.
“Yo quería jugar en Primera, rozarme con jugadores de experiencia, aprender, pero no me dieron oportunidad. Pensé en hacer una pausa en el fútbol, no entendía por qué me pasaban tantas cosas, la había pulseado mucho ese año y cuando me dijeron que no contaban conmigo me hizo sentir muy mal y no tenía claro qué iba a hacer”, agregó.
Kliver se crió en un barrio donde las drogas, el alcohol y los falsos amigos abundan, donde para surgir se debe ser fuerte, darse a respetar y seguir los consejos de los padres. Esa forma de vida moldeó el carácter del hoy lateral del cuadro porteño que le pidió ayuda a su amigo Jorge Roque, hoy también jugador del PFC, para que el entonces entrenador, Roberto Wong, le diera una nueva oportunidad en el fútbol.
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“Me decían loco porque corría y hacía ejercicios en la plaza. A veces hay mucha envidia, gente que no quiere que te vaya bien en la vida. Desde niño aprendí a obedecer a mis padres Klever Gómez y Laura Salas. Mí mamá todavía cuando salgo me dice ‘que me cuide, que cuidado me asaltan, que no ande tarde en la noche’. Siempre le hago caso y sigo sus consejos”, afirmó Gómez.
“Al profe Roberto Wong le agradezco la oportunidad, siempre me aconseja y le agradezco mucho. Con el Puerto jugué la temporada 2020 cuando Fútbol Consultants nos eliminó en cuartos de final. Al torneo siguiente me fui a Barrio México e igual me fue bastante bien, pero al terminar la temporada me devolví a Puntarenas y de nuevo a ver qué iba a hacer”, admitió.
Conversación con Dios
Kliver narró que la campaña anterior se le acercó Marineros para que jugara con ellos y así reforzar al equipo de Mauricio Chunche Montero, no obstante, una llamada lo hizo dudar de su destino y fue allí donde tuvo una conversación muy especial.
“Tenía todo listo para ir a Marineros, pero en eso me llamaron Raymond Medina y Luis Barquero, del PFC, y me dijeron que querían que jugara con ellos, porque les faltaba un lateral derecho. Hablé con mi familia y le pregunté a Dios qué era lo mejor para mí. Es cierto que uno es malcriado, pero tiene a Dios en su corazón, en sus planes, porque sin Él no somos nada”, recordó Gómez.
“Conversé con Dios y le pedí que me aconsejara. Entonces algo en mi cabeza me decía que escogiera a Puntarenas FC. Gracias a Dios fue la mejor decisión, fuimos campeones y hoy juego en la Primera División, aunque tengo claro que a pesar de los buenos partidos debo consolidarme para buscar ser llamado a la Selección Nacional y otros objetivos”, admitió.
El carrilero confesó que el fútbol es la oportunidad de ayudar a su familia y más ahora que es padre de una niña de siete meses, por lo que le sobran motivaciones para jugar mejor y entregarse al máximo en cada partido del cuadro chuchequero.
“Mi ilusión es darle una casa a mi mamá. Mi papá es pescador y sé cuánto cuesta ganarse el dinero. Sé lo que es levantarse y que mi mamá no tuviera que darme de desayunar y con lágrimas en los ojos me decía que pronto tendríamos algo. Esa vez recuerdo que un vecino, al que le decíamos Tino, nos llevó dos bollos de pan, mantequilla y café, porque no teníamos nada”, recalcó Gómez.
“Deseo darle a mi hija Bressly y a mi pareja Bresher Urbina Contreras, todas las cosas que yo no tuve. Que tengan las comodidades que me faltaron a mí. Mi carrera está empezando, pero en el Puntarenas FC somos una familia y aunque no hemos ganado nada todavía, vamos a luchar por clasificar, vamos a pelear cada balón a muerte en los partidos para lograr nuestros objetivos”, sentenció.