Qué pena con Liga Deportiva Alajuelense, ese equipo que decepciona una y otra vez, que vivió una noche de terror en el frío y la lluvia de Boston para regresar a su verdadera hoguera.
Una pesadilla que fue un golpe más para una afición que echa de menos los tiempos de gloria de su equipo. Un nocaut. Una manera de dispararse en el pie.
Fue una forma cruel de desgarrar el alma a esos aficionados que ya no esperan nada y aún así estaban ahí, frente al televisor, pagando una aplicación para observar el juego.
Peor aún con esos liguistas que por amor a su equipo usaron sus ahorros para acompañar a Alajuelense y viajaron a Estados Unidos con la esperanza de ver algo distinto en la competencia internacional.
Están los que tiraron la toalla desde el último intento fallido en el campeonato nacional y en cuanto a esta serie en la Copa de Campeones de Concacaf, simplemente querían recibir la noticia al final del juego que todo salió bien, pero ocurrió lo contrario.
Algo grosero también con aficionados que viven en territorio norteamericano y esperaban con ansias que llegara el día del partido para ver a su equipo, sin importar las distancias kilométricas que tuvieran que recorrer con tal de estar ahí.
Lo que presenciaron fue de espanto, un ridículo, un equipo destruido que se cayó desde que recibió el primer gol y hasta se salvó por Leonel Moreira, porque aunque ese 4-0 resultó nefasto, el marcador pudo ser mucho peor.
Alajuelense cayó en un abismo y quienes están al mando deben tomar decisiones sensatas, porque en la ecuación al contrastar lo planificado con los resultados inmediatos, algo simplemente no calza.
No funciona y es una carga cada vez más pesada sobre los hombros de Andrés Carevic. Al no estar ya los jugadores que eran los más señalados como Alex López y Freddy Góndola, él es quien quedó frente al paredón.
Le gritan: ‘Fuera Carevic’ cada vez que pueden en el Morera Soto, pero aquello traspasó fronteras y en medio de la debacle, cuando aún quedaban minutos en esa catástrofe, en Estados Unidos también se metieron con él.
Es cierto que tiene su cuota de responsabilidad con decisiones, con planteamientos que posiblemente piensa de una manera y salen de otra forma, o no salen.
Pero el problema también va más allá del técnico y abarca a jugadores intermitentes, desaparecidos y desconocidos, que si algunas veces en el campeonato nacional se ven lentos, en el plano internacional es peor.
La plantilla de la Liga no se armó para eso, pero el equipo no rinde como debería, no es el cuadro avasallador que cualquiera pensaría al leer nombres, ni aparecen esas individualidades que se esperarían en un partido trascendental.
Lo más vergonzoso de Alajuelense es que sabotea su propio proyecto y que a la hora de caer en cuenta de la realidad, algunos optan por huir y refugiarse en el silencio.
Como lo hizo Javier Santamaría, el responsable de la parte deportiva. Entiendo que no sea muy amigo de los micrófonos y en realidad no lo contrataron para eso, pero en los momentos difíciles, hay que salir a dar la cara, aunque sea ofreciendo una disculpa.
Porque a través de los micrófonos le habla a la afición. Y no lo hizo. Eso fue un error. Es lógico que nadie a lo interno del equipo esperaba una situación así, un desplome, una caída libre.
Mucho menos Joseph Joseph, convencido de que Alajuelense tenía las herramientas necesarias para superar esta serie contra New England Revolution.
El problema es más que la derrota escandalosa en el Gillette Stadium, porque también hay que recordar que en lo que va del año, la Liga no ha sabido rendir en el partido grande.
Perdió contra Herediano y Cartaginés en el Morera Soto; mientras que empató con Saprissa en Tibás. Y a ninguno de los tres equipos le pudo anotar. Quizás eso ya era una señal.
Si bien es cierto, faltan 90 minutos, la Liga necesita más que un milagro.
A veces hay que tocar fondo para reaccionar. Liga Deportiva Alajuelense necesita hacerlo con urgencia.
Tampoco le caería mal recordar aquella frase que durante mucho se le atribuyó a Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.