Minor Álvarez salió del Saprissa en 2011, no obstante su partida del cuadro morado le dejó tantas enseñanzas que nueve años después. Aquellas lecciones fueron su guía para decidir fichar por Limón y no por otras instituciones.
Hace casi una década el futbolista apenas pudo disputar 450 minutos como arquero de Saprissa, es decir cinco encuentros, en un plantel que era dirigido por Roy Myers, pero que vivía un proceso de recambio con jugadores como José Mena, Ricardo Blanco, Mauricio Castillo, entre otros.
Al final, el portero termina finiquitando su vínculo ante la salida del estratega limonense.
“Él tenía mucha proyección, pero estaba Fausto González adelante. En ese momento estaba Saprissa en un proceso de recambio y le pasó la factura, el equipo había dejado a los principales jugadores de costado, le costó como a varios entrar en el rol titular. La gente no entiende que a un jugador no es solo debutarlo, hay que consolidarlo. Uno debuta porque se le ven condiciones y la idea con él era que se quedara, pero bueno, con resultados positivos tal vez otro escenario se daba”, describió Myers.
El cuidapalos, figura de la última campaña de la Liga de Ascenso, asegura que tenía siete propuestas de la máxima categoría, incluidas ofertas de equipos grandes, pero decidió firmar con los caribeños para el Apertura 2020.
Álvarez comandó al club de Juventud Escazuceña hasta la gran final por ascender, no obstante no disfrutó de la miel de la victoria. Su gran rendimiento sí sirvió para ser uno de los más apetecidos en el mercado de piernas.
Pero, ¿cómo Saprissa influyó para que el arquero fichara con Limón? Aunque ya es una experiencia de su pasado, el jugador es consciente de que aquel capítulo en un club grande no le gustó, sobre todo por su salida.
“Ya eso fue historia, aprendí mucho de eso, a raíz de toda esa experiencia es que ahora tomé esta decisión. La estabilidad económica en un equipo de la capital es diferente a la de Limón, pero yo prefiero poner en la balanza la parte deportiva porque tengo mis metas muy claras”, explicó.
Minor no esconde que entre ceja y ceja tiene el mundial de Catar 2022, no se saca de la mente la idea de pelear un cupo en el plantel de Rónald González.
El guardavallas sabe lo que es vestir la camisa patria, porque integró el exitoso proceso juvenil de Egipto 2009 en el que Costa Rica llegó a semifinales de la Copa del Mundo de la categoría.
“Mi decisión es pensando en mostrar mi mejor nivel y no ir a un banquillo. Creo que el esfuerzo que hice y el trabajo que logré tengo que continuar demostrándolo, entonces por encima de lo económico y la comodidad preferí continuar con el reto de seguir jugando. Quiero ser tomado en cuenta durante el proceso a Catar y la única forma es jugando”, precisó.
“La parte futbolística fue la que me inclinó hacia Limón. En la parte económica hay un buen arreglo pero acepté menos de lo que yo creo que debo recibir. Sé que pueden darse problemas históricos acá como la falta de pago y demás, pero confío en lo que está haciendo esta administración en una especie de reinicio”, agregó.
De hecho, Álvarez contó que su negocio personal, la agencia de porteros Halcones, lo tiene muy tranquilo en la parte económica, por lo que ese será su respaldo en caso de problemas económicos.
"Mi agencia me da un respaldo económico, está caminando pese a que yo esté en Limón y ese es un ingreso fijo para contrarrestar una posible situación económica del club. Vivir allá es uno de los sacrificios que tendré que hacer, mi empresa está bien, en Limón haré una sede probablemente", dijo.
El exsaprissista es enfático en que llega a tierras caribeñas con la misma motivación que acudió a Escazú en la Segunda División.
“En Escazú desde el inicio del torneo, que se fueron jugadores importantes, muchos nos decían que seríamos descendidos, pero yo dije: ‘qué bueno, ahora me llegarán muchas veces y podré mostrarme’. Los jugadores nos comprometimos a lograr una meta y eso es lo mismo que busco con Limón, aunque no se da nada por nosotros pues el que decide si brilla es uno”, finalizó.
Minor Álvarez tiene 30 años y casi una década de carrera, pero su ambición es la de un juvenil que desea comerse el mundo.