Ademanes I
A Centeno le encanta cada vez que la prensa pregunta por el ¡Paté! ¡Paté! ¡Paté! coreado en la Cueva. A los periodistas nos encanta preguntarle sobre su ilusión de sentarse en el banquillo de Saprissa. Entre un encanto y el otro, hay una delgada línea ética. A Paté le destaco el atrevimiento, el compromiso con su ideal, el pasabola, los cambios de juego, la presión alta, el sueño de un fútbol tico mejor, pero no le aplaudo que —quizás sin querer queriendo— anime con ademanes o palabras al coro que repite ¡Paté! ¡Paté! ¡Paté! cada vez que Saprissa se atora. Sospecho —para darle el beneficio de la duda— que la palmadita al ego le impide detectar el golpe indirecto a un colega, también morado de corazón, como Vladimir Quesada. Sospecho —de nuevo el beneficio de la duda— que tampoco serrucha el piso cuando critica el fútbol del equipo de sus amores justo cuando la afición muestra su descontento. Quizás solo quiere evangelizar a toda costa sobre el buen trato a la pelota. Debe saber, sin embargo, que convence más con el fútbol propio que con la crítica al ajeno. Cuando guste y gane —sin duda se va acercando a ese punto— no necesitará hablar mal de nadie.
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Ademanes II
Tarde o temprano Wálter Centeno llegará al Saprissa. La afición lo quiere, él quiere a la afición. La pelota lo quiere, él quiere a la pelota. Lo que las noticias no dicen es que al presidente saprissista Juan Carlos Rojas y a Horizonte Morado les agrada la filosofía de juego de Centeno, pero no comulgan con un técnico que el domingo critica al rival y al siguiente saca pecho, reta y puya. Lo sé de buena fuente. No gusta en Saprissa un Centeno que el domingo critica a Johnny Chaves y dos días después arremete contra el propio cuadro morado. En Saprissa agrada un Carlos Watson, comedido, respetuoso, poco polémico ¿O usted piensa que es casualidad que técnicos al estilo de Hernán Medford o Jeaustin Campos no hayan vuelto a sonar como candidatos al banquillo? En Saprissa ven al técnico como la cara del equipo, con un requisito indispensable (léase bien: indispensable): proyectar respeto, educación, tolerancia. En dos platos: no excederse en "ademanes".
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Mal momento I
Me rindo. Costó ponernos de acuerdo; después se canceló la cita; por último, Saprissa consideró que "no es un buen momento". Un mes después de intentar un Diálogos con Vladimir Quesada a través del club, me rindo. Poco favor le hacen a un técnico de escasa exposición, ausente en las conferencias de prensa pos partido, a falta de la bendita licencia A. Poco potencian a un técnico de perfil bajo, un buen profesional sin afinidad con los reflectores pese a su larga carrera. Es hombre noble, quizás algo tímido, quizás muy reservado, trabajador sin adicción a la fama, quizás demasiado modesto para el gusto del saprissismo, una afición identificada con los aires de grandeza. Vladimir Quesada sabe de fútbol, es morado hasta el tuétano, tiene al equipo peleando la punta, pero el saprissismo parece inclinarse por alguien más cercano al viejo slogan: "Poder y orgullo". Definitivamente: un mal momento (para evitar una entrevista).
Ademanes III
A falta de Diálogos con Vladimir Quesada, les comparto y recomiendo uno no muy lejano con Wálter Centeno. Lo disfruté como pocos: Centeno discute, refuta, reta y por momentos se cree el periodista haciendo las preguntas. Nuevamente: para vender su idea no necesitó hablar mal de otros.
El escudero
Más que el Robin de Batman, más que el Sancho del Quijote, más que el Toro de El Llanero Solitario, Víctor Cordero ha puesto la cara, el verbo, el intelecto, la paciencia en cada conferencia de prensa. Soporta la pregunta difícil, razona la respuesta, aguanta las críticas, no pierde la compostura, responde con sensatez y respeto aún cuando el cuestionamiento amenaza con vulnerar la tolerancia. Me atrevería a decir que ha sido la figura más fuerte del Saprissa (como club) ante la prensa. Lo hace bien; tan bien que está mal. Si el asistente técnico se convierte en el escudero de todos, qué pasa con Batman, el Quijote y El Llanero. Dónde están.
Mal momento II
Este Saprissa podría bautizarse como el líder en mal momento. Aunque recién perdió la punta, el liderato tampoco lo protegía de silbidos, críticas o el grito de ¡Paté! ¡Paté! La ironía quizás se inicia en la contratación de más "premundialistas" de los que podía alinear. Continúa con la promesa de espectáculo hecha por Evaristo Coronado que pocas veces se cumple. Empeora con un técnico que por reglamento, decisión propia o del club no ha sido el hombre fuerte ante la opinión pública. Recrudece con la decepción de una afición que no perdona el 5 a 1 ante el América. Se alimenta de las muestras de disconformidad de algunos jugadores cuando fueron relevados de cambio. Se completa con la reciente racha de lesiones de las que nadie es culpable. Es un mal momento para Saprissa, pero Paté Centeno no cuenta con el visto bueno del club. No, de momento.