Liga Deportiva Alajuelense complace a un sector de la afición que pedía la cabeza de Jonathan McDonald, pero la decisión también genera malas caras entre un sector de rojinegros que le hacía la contra a esa fuerza y abogaban por la continuidad del delantero.
Era encarnizar el estira y encoge entre lo que es políticamente correcto y lo que no; aunado a esos sentimientos de amor y odio que siempre despertó Mac en unos y otros, propios y contrarios.
Pero a nivel de cuerpo técnico, de gerencia deportiva y de la misma junta directiva, estaban convencidos de que su ciclo en el club se había acabado.
Al atacante de 32 años aún le restaban seis meses de contrato con la Liga y al igual que ocurrió con Allen Guevara, a ambos les comunicaron desde la semana pasada que no estaban en los planes del club.
El camino era dejarlos o pagarles el finiquito. Lo que ocurrió con el mediocampista, también se dio con el segundo goleador histórico de Alajuelense y máximo artillero en clásicos con una sola camisa.
Dos reuniones. McDonald acudió la tarde del jueves pasado al Estadio Alejandro Morera Soto para reunirse con el presidente rojinegro Fernando Ocampo.
Ahí hablaron largo y tendido, para negociar su salida, porque al futbolista ya le habían comunicado que no lo querían más.
Fue un nuevo golpe fuerte para él, igual que el del pasado 29 de junio, cuando se sentó en las gradas del acceso del equipo visita a la cancha del Estadio Ricardo Saprissa, abatido por la impotencia y la frustración de ver cómo una vez más se hizo añicos el sueño rojinegro de acabar con esa sequía, que ya va por 13 torneos cortos sin títulos.
Aunque ya se habían presentado algunos capítulos de ruptura, tiempo atrás, correspondientes a las dos ocasiones en las que la Liga lo declaró transferible, la realidad es que él nunca se visualizó fuera de Alajuelense.
Después de que generó ingresos, cuando fue vendido al equipo Al Ahli de Catar, el atacante volvió, sin imaginar que a esta historia le restaba tan solo un año.
Incluso, afirmó en múltiples ocasiones que si por él fuera, ahí se quedaría siempre, a no ser que fuera el propio club el que tomara la decisión de quitarlo, como finalmente ocurrió.
Su círculo cercano cuenta que fueron noches en vela, de estrés, pensando en qué era lo mejor para él.
En la familia McDonald consideran que a Jonathan los erizos lo usan de mampara y que fue difícil que lo hicieran reaccionar, el propio futbolista comprendió que también sería muy difícil permanecer en un lugar donde ya no lo quieren
Y que en realidad, tampoco quiere ser un problema más para ese equipo que lo llevó a celebrar, a sufrir, a llorar y a reír.
El carácter fuerte, el no salir satisfecho cuando las cosas no iban bien, el estar siempre en la mira y el querer dar siempre un poco más algunas veces le jugaba en contra.
Eso ponía a pelear a los que lo defendían y le destacaban la garra, frente a frente con los que ya no lo querían ver más, porque fallaba alguna opción frente al marco, porque reclamaba mucho a pesar de que a la mínima venía una tarjeta y porque también entraba en ese concepto de ‘vaca sagrada'.
Después del jueves, fue hasta este lunes que el artillero nuevamente sostuvo conversaciones con el jerarca manudo. Ahí pactaron el acuerdo para su salida.
Este último semestre fue complejo, porque entre lesiones y sanciones por expulsiones se perdió nueve fechas. En la recta final, cuando regresó y el equipo presentó un bajonazo, le costó encontrar ritmo.
Herediano. Con su libertad en mano, McDonald firmó con el Herediano.
Colocarse pronto no le fue difícil y mientras que en la Liga lo veían como un problema, otros se frotaban las manos. Y no precisamente en Tibás, donde salieron a desmentir rumores y evitar más especulaciones.
“El Deportivo Saprissa respeta la trayectoria profesional del jugador Jonathan McDonald. Sin embargo, el club no tiene al delantero en sus planes y tampoco ha sostenido conversaciones con ningún allegado o representante del mismo”, manifestó el gerente deportivo de la S, Víctor Cordero.
Pero es que el interés por el ariete no tenía tintes morados. En múltiples ocasiones, Aquil Alí le expresó al papá de Jonathan, a don Jasper McDonald, que él no se iba a quedar tranquilo hasta volver a ver al artillero de nuevo con Herediano.
Lo que nunca pensó es que sería hoy, cuando los florenses buscan armarse hasta los dientes para su centenario y que sin lugar a dudas, se convierte en un fichaje de lujo para los rojiamarillos.
En la máxima categoría, Mac convirtió 17 tantos con el Team y luego marcó 126 perforaciones con Alajuelense.
La última cita entre la Liga y McDonald fue a las 5:30 p. m., para la firma del finiquito y consumar el desenlace de cómo una historia de amores y desamores, llegó a su final.
La próxima vez que se encuentren, será como rivales.