Mariano Torres es un poco tacaño cuando sonríe. Es un tipo serio, tan serio como enfrentarse a una inflación mensual de un 8%, como sucede en su natal Argentina.
“Lo serio es mucho de mi abuelo (Carlos Lencina, conocido como Pichón). No se le movía nada. Mi abuela siempre le reclamaba que no tenía una sonrisa”, justifica Mariano, echado para atrás en una cómoda silla de la zona verde común de su casa en La Asunción de Belén.
Es comedido y bastante equilibrado cuando habla, pero se suelta como en canopy cuando destaca a su familia, la que dice le inculcó los valores que lleva asidos a su trajinar por la vida.
Esos valores son el respeto, la honestidad, ser buena persona y la humildad.
Queríamos charlar con él no tanto de fútbol, pero sí del capitán morado, el de carne y hueso, el espigado y flaco; ese que está en boca de todos por su entrega en la cancha, sus trazos milimétricos y sus golazos.
Su rostro adusto toma otro semblante cuando menciona a su mamá Miriam Lencina (60 años), a sus abuelos maternos Susana y Pichón (fallecidos), a su hermano Sebastián (38 años) y a su otro medio hermano Franco (15 años).
También a su sobrino Máximo, de seis meses. Confesó que se muere por ir a Ezeiza (en Buenos Aires) donde vive su hermano Sebastián, para mimar al niño, pues lo conoció cuando tenía un mes de nacido.
Sebastián también jugó al fútbol, llegando hasta reservas.
Separación
Pero en su núcleo familiar hace falta su padre. Mariano habló por primera vez de su progenitor, don Néstor.
Sus papás se separaron cuándo él apenas tenía un año. La pareja se conoció muy joven, se casaron, pero luego cada uno tomó su camino.
“A pesar de que mi papá se fue, hablo con él todos los días, es un loco del fútbol”, nos dijo.
Los abuelos tienen un gran peso en la vida de Torres. Cuenta que su padre ahora cuida a don Cacho Torres, su abuelo paterno, de 90 años.
Pero el nacido en Villa Insuperable, en el municipio de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires, toma un aire diferente, sonríe, sí sonríe, cuando recuerda a su hija Valentina Torres, pronto a terminar la secundaria y llegando a los 18 años en setiembre.
Su barrio queda a unos 45 minutos con tráfico pesado de Buenos Aires.
Muchas veces, cuando regresaba a Buenos Aires, luego de jugar en Austria, Brasil, Chile y Bolivia, no quería preparar la maleta de regreso, pues deseaba estar al lado de la niña en ese momento.
Papá joven
Valentina nació cuando Mariano apenas empezaba a dar sus primeros pasos en las inferiores de Boca Juniors.
“Yo la tuve solo a ella con la madre, tuve una relación, pero no de juntarme o casarme”, expresó.
Su hija vive con su abuela Miriam desde los tres años. Cuando Valentina tenía 10 años, el futbolista solucionó los trámites de la menor para salir de Argentina y desde ese momento se visitan.
Incluso, la muchacha podría venir a estudiar Arquitectura en Costa Rica. Un plan que se concretaría cuando su abuela se jubile, pues doña Miriam labora en una empresa de tarjetas de crédito.
“Siempre me pongo a pensar que la carrera del fútbol te da mucho, pero te quita mucho.
“A mí me ha quitado el crecimiento de mi hija casi por completo.
“No he estado en sus cumpleaños, en mis cumpleaños, en el Día del Padre”, contó.
Mamá Miriam
Por eso, su agradecimiento hacia su mamá es imperecedero porque cuidó de Valentina, mientras él jugaba al fútbol.
Mariano asistió a la escuela, pero en el colegio fue intermitente por el fútbol.
Hace dos años viajó a Argentina para presentar los últimos exámenes de la secundaria, como un homenaje a su mamá.
“Le llevé el título”, dijo ahora más sonriente, mientras saboreaba su infaltable mate y espantaba una abeja necia que intentaba aterrizar en su cara.
Mariano vive en una casa cómoda, acogedora donde Sasha, su perra Golden, es la mimada. La alquila hace dos años, tiene su terraza y, por supuesto, una parrilla.
Como buen argentino, le encantan las carnes, la parrilla, el asado. Como buen tico su comida favorita es la olla de carne.
“Vivo tranquilo, vivo bien”, declaró.
En la sala hay fotos con sus seres queridos. ¿Este es Pichón, su abuelo? le consultamos, “sí” dijo desde el fondo del aposento. Por supuesto, Mariano está a su lado del viejo, a quien le encantaba llevarlo a los entrenamientos.
El abuelo materno de Mariano falleció en nuestro país, en mayo del 2018.
Conforme avanzaba el diálogo, el mismo futbolista reconoció su apertura porque no es muy dado a lo mediático, tampoco a abrir las puertas de su vida, pero por un asunto de personalidad, no de ser alguien agrandado.
“Es que soy muy tímido”, destacó.
Pregunta arriesgada
¿Cómo anda su vida sentimental?, nos aventuramos a preguntarle.
Mariano Néstor confirmó que mantiene una relación de dos años con una tica.
“Estamos bien, en una buena relación”, dijo ya con los cachetes un poco rosados.
“Nunca pensé que iba a estar con una tica. No por nada, es que soy de jalar mucho para mi tierra”, agregó.
Un millón de dólares
Mariano Torres, muy joven, empezó en Argentinos Juniors, luego de pasar por las canchas de Villa Insuperable.
Ramón Maddoni, un especialista en descubrir talentos, lo llevó posteriormente a Boca Juniors, cuando este club lo contrató para fortalecer sus fuerzas básicas.
Torres fue tomado en cuenta por el entonces técnico Miguel Ángel Russo, quien siendo entrenador de Vélez Sarsfield lo vio en un partido de la cuarta división de Boca. Luego Russo llegó como timonel de Boca.
El entrenador lo convocó un juego amistoso en EE. UU. ante Real Salt Lake. Eso fue a mediados de julio del 2007 y fue su primera experiencia con el equipo mayor xeneize.
“Que venga el zurdo Torres”, recordó Mariano sobre lo dicho por el reconocido timonel.
Mariano ingresó los últimos 15 minutos y lo hizo por Jesús Dátolo, quien dijo aún juega en Argentina, con 38 años. Fue el primer partido del zurdo con Boca.
En esa gira, iban jugadores del calibre de Martín Palemo, Mauro Boselli, Pablo Ledesma, Facundo Roncaglia, Sebastián Battaglia, Lucas Pratto, Morel Rodríguez, entre otros.
La Bombonera siempre está llena de cracks, de juveniles con talento.
Por eso, Boca cedió a Mariano un año al LASK Linz de Austria.
“Estaba muy chico, pero me fue bien. El club me quería comprar. Incluso dirigentes de Boca fueron a Austria, pero la cláusula de rescisión era alta”, comentó.
Afirmó que ascendía a un millón de dólares. Corría el año 2007
Regreso a Boca y el club lo cedió a préstamo al Corinthians de Brasil, que según Mariano se llenó de extranjeros y tuvo que ser cedido al Náutico de la Primera División.
Luego recaló en el Santo Andre, de la liga paulista, incluso llegó a la final del torneo ante Santos.
Mariano regresó a Argentina y su nuevo equipo fue Huracán, en condición de cedido durante un año.
Luego volvió a Boca con el deseo de quedarse, pero no tuvo lugar y se desvinculó del club.
En su periplo, estuvo dos años en el Cobresal de Chile. “Me fue bien, la gente me quería”. Incluso, confiesa le salió una muy buena oferta para ir a China.
Sin embargo, “yo no podía ver a mi hija” y se marchó seis meses a Argentina.
El técnico Juan Manuel Llop lo llamó para que se integrará al Jorge Wilsterman de Bolivia.
Antes de venir a Costa Rica jugó con Strongest de Bolivia.
Un amigo lo llamó para ponerlo en contacto con un agente que conocía a Paulo Wanchope y le ofreció venirse para Costa Rica. Chope era el gerente deportivo de los morados.
Aquí aterrizó en el 2016, en un país del cual conocía poco, pero que cuando llegó fue sorprendido por las montañas y el verdor. Se puso la morada y directo a Tamarindo, a la pretemporada.
A los 37 años
Torres cumplirá 36 años el 19 de mayo y tiene contrato con Saprissa hasta finales del 2024.
Espera terminar el vínculo con los morados, pero no se ve jugando más allá de esa edad, pues sostiene que es un futbolista muy competitivo.
Así, no se ve alargando su carrera jugando solo fracciones de un partido.
Después de su retiro, Mariano no tiene definido qué hará: si se queda en Costa Rica o se regresa a la Argentina.
Tiene una propuesta con la que simpatiza. Su amigo Leandro, dueño del restaurante Il Cavallino, ubicado en Belén, le propuso asociarse.
“Es una oportunidad que me gusta”, expresó.
Sí habla en el camerino
“Soy de poco hablar afuera, pero adentro (camerino) si tengo que hablar, hablo.
“Paso convocando reuniones en el camerino. Algunas son conciliatoria, otras para levantar la voz, algunas para advertir de que no nos pasemos de esto y lo otro y varias para insistir en que lo estamos haciendo bien”, comentó Mariano sobre su papel como el gran capitán saprissista.
Mariano confirmó que recién llegado al país hubo interés de equipos nacionales. Posteriormente, compañeros y excompañeros le comunicaron que tal equipo quería hablar con él.
“Diles que no, deciles muchas gracias, pero no me veo con otra camiseta.
“No le puedo fallar a tanta gente. Yo me encariño con las cosas y eso me pasa con la institución.
“Saprissa es como mi familia. La aprendí a querer con el paso del tiempo.
“Es una institución que va con mis valores como el respeto, la honestidad y la disciplina que para un futbolista es fundamental. Por eso estoy en la institución indicada”, analizó.
Este miércoles empiezan las semifinales del campeonato nacional. Saprissa se las verá el jueves con Herediano, en el Colleya Fonseca, a los 8 p. m. El juego de vuelta será el domingo, en la Cueva, a las 4 de la tarde.
Mariano Torres ve bien al Saprissa, con mucha confianza.
Un cuadro con pocos goles en contra y desde que llegó Vladimir Quesada aumentó la cuota ofensiva.
“Estamos muy juntos. Todos en la cancha sabemos qué hacer. Todos atacamos y todos defendemos”, manifestó.