Fue la noche de Douglas Forvis. Repelió cada disparo, salió con certeza en las alturas, detuvo un penal y su determinación conservó con vida al Santos hasta el cierre.
El guardavallas de los caribeños jugó un partido aparte, capaz de frenar cada remate, de frustrar las intenciones moradas y hasta de liderar los contragolpes con salidas rápidas.
Cuando Christian Bolaños cobra la pena máxima, al 85', y el arquero se lanzó a un costado para atrapar la pelota, parecía que Saprissa cerraría una noche de pesadilla, en la que Forvis sería esa figura determinante y clave para dejar el arco en cero.
Solo un minuto más tarde, el equipo local levantó cabeza, aceleró el ritmo y Marvin Angulo se encontró un rebote en el borde del área grande para disparar con potencia. Parecía invencible Forvis, pero la pelota se estrelló en un defensor y se coló en las redes.
Solo así podía entrar, pues el equipo anfitrión lo intentó con todos los recursos y por todas las vías. El juego de distribución, con proyección por los costados, centros al área y la media distancia fueron argumentos insuficientes para vencer a un rival ordenado.
Sin la necesidad de dominar, Santos visitó la Cueva con un manual eficiente y claro. Se replegó atrás, pero con la instrucción de salir rápido a la contra, con Osvaldo Rodríguez de director de orquesta y Javon East como un soldado luchador y veloz.
Fue el equipo morado quien más se aproximó a la portería rival, pero cada vez que el Santos lo hizo, acabó por desaprovechar una clara jugada de peligro. Primero Bryan López en dos ocasiones, después Juan Diego Madrigal. Fallaron en la definición.
Saprissa también lo hizo ante la falta de certeza, pero también por culpa de Forvis, quien se cansó de desviar los disparos.
El penal fallado por Christian Bolaños fue sola la culminación de los desaciertos frente a puerta, en medio de una propuesta que siempre optó por la premisa de apoderarse de la redonda y proyectarse en busca de la anotación.
La inicial. En el primer tiempo Saprissa fue claro en su idea. Rotó el balón con consistencia de un costado a otro, fiel a la premisa de tocar y aumentar el ritmo cuando aparecían los espacios. Si Santos apretaba, el eje de volantes tibaseño oxigenaba con trazos horizontales.
A los caribeños les costó repeler los embates que acabaron en el perfil derecho, impulsados por la yunta de Ricardo Blanco y Bolaños, insistentes y precisos en el pase, pero algo desentonados en la última jugada.
Se sumó David Ramírez, también Ariel Rodríguez. La consigna de Saprissa era sumar jugadores a la ofensiva para destruir la sólida zaga santista. Le costó y mucho, tanto que fue hasta el epílogo que consiguió el gol del triunfo, en pies de Angulo, favorecido por un desvío, y después de tanta insistencia.
Quizás, el mejor reflejo de lo sucedido fue la eufórica celebración de los futbolistas, que se lanzaron sobre Angulo, que se derrumbó tras la anotación, en señal de ‘al fin’. Un triunfo con muchos suplentes, después de las expulsiones de Mariano Torres y Michael Barrantes, y tras el llamado a la Sele de otros futbolistas relevantes para Centeno.
Aún con las bajas, el entrenador pudo alinear un equipo muy competitivo, con Ramírez y Rodríguez como los hombres más adelantados; Angulo y Bolaños en la generación.
Regresó Esteban Rodríguez al once, que hacía buen partido hasta que salió lesionado, al 66′.
Respira la 'S', después de la paliza que le propinó Herediano y luego de una victoria tan sufrida como necesaria.