Alajuelense fichó a un extranjero más para que sea el guía de esos integrantes de la cantera liguista que viven en la residencia del Centro de Alto Rendimiento (CAR), en Turrúcares.
Se trata de Christian Rodríguez, un mexicano que es psicólogo y que fue el mentor de esa camada exitosa del Pachuca, de la que salieron figuras como Hirving Chucky Lozano y Erick Gutiérrez.
Rodríguez tiene pocos días en Costa Rica, pero asegura que está muy contento de dirigir el proyecto de la Liga y estar a cargo de esa ‘Casa Don Pedro’, en la que se encuentran en este momento 45 futbolistas de liga menor.
“Me siento muy completo para hacerlo, he dedicado mi vida entera profesional, más de 20 años a diseñar y acompañar programas de desarrollo integral para jóvenes, hombres y mujeres, que se dedican al deporte, principalmente el fútbol”, mencionó.
Aparte del Pachuca, también trabajó con la Selección Nacional de México y en clubes como Talleres de Córdoba, Huracán y Newell’s Old Boys. Por eso, considera que tiene la experiencia suficiente para poner en práctica este programa también en Alajuelense.
“La Casa Don Pedro es un centro de desarrollo integral que apunta a eso, a acompañar a hombres y mujeres de bien, a desarrollar programas para la vida y estamos muy comprometidos con eso y estamos ya estructurando todos los planes necesarios para llevarlo a cabo”.
Aseveró que más allá de acompañar hombres y mujeres deportistas, están muy comprometidos en acompañar hombres y mujeres de bien. Dijo que es un programa que se ha ido puliendo y que está dividido en dos esferas.
La primera es la del desarrollo integral, al entender que son adolescentes, niños y niñas a quienes se les debe brindar todo lo que necesitan para poderse desarrollar en la vida.
“Este programa está basado en cinco pilares, la seguridad es fundamental, la salud (emocional, física, sexual, competitiva y deportiva), la academia que para nosotros es fundamental, los valores que se tienen que hacer para guiar a los chicos y el de rendimiento deportivo”.
La otra esfera que detalla Rodríguez es el entrenamiento psicológico, que se hace a través de las variables psicodeportivas y que según él, se van incorporando, porque depende una de la otra.
“Van creciendo, van avanzando y como todo atleta, desde que es juvenil madura rápidamente, se vuelve autónomo para que sea responsable dentro de la cancha y de la vida”.
Explicó que su función es cuidar a esos muchachos, lo cual significa una amplia responsabilidad con las familias, del acompañamiento a un proyecto de vida, jueguen o no jueguen profesionalmente.
“Tuvimos al Chucky Lozano. Hace 15 años no sabíamos que él iba a estar en este momento deportivo, fue el mismo programa para todos”.
Las reglas están claras. Los habitantes de la residencia se levantan muy temprano, 5:30 a. m., tienden la cama, hacen las labores de orden, desayunan y empiezan los entrenamientos.
A las 10:30 a. m. entran a la escuela ahí mismo, tomando en cuenta que algunos jóvenes también llevan el programa virtual. Almuerzan y después continúan sus estudios.
Luego se incorpora el programa de actividades recreativas y de academia, artes y otras cosas. Por la noche, a las 9 p. m., están todos acostados.
“Es acompañarlos paternalmente el resto de la vida y es así, futbolistas que juegan o no, cuando uno tiene la experiencia de compartir esto es importante acompañar en el proceso de la vida”.
Rodríguez señala que le gusta el término paternal porque hay que cuidarlos como hijos.
“Son los hijos de la Liga y no es una cosa menor. Es como cuidar un hijo, porque es un hijo y tiene su parte compleja, porque también son atletas. Yo tengo una vida diseñada para esto, puedo andar viajando por cualquier parte del mundo, yo no tengo hijos de sangre, porque mis hijos son ellos”.
Exterioriza que ahí se dan las herramientas, pero que el programa tampoco garantiza que todos quienes están ahí sean jugadores que puedan firmar un contrato para tener al fútbol como una profesión durante años.
“Lo que garantizamos es que estas herramientas impactarán un proyecto de vida. Eso está garantizado con la experiencia que tengo. Muchos de los jugadores con los que me mantengo en contacto, si no terminaron jugando sacaron una licenciatura, emprendieron negocios, hicieron buenas familias”, destacó el encargado de la residencia en el CAR.
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