No ataja, no defiende, no volantea, no anota, pero siempre pasa en un puro corre corre durante todos los partidos de Alajuelense Codea.
Cuando la árbitra sonó el silbato para concluir la final nacional del fútbol femenino y la Liga Codea se adjudicó la corona con un global de 2-1 ante Saprissa FF, Mercedes Salas sintió una alegría inmensa, una sensación que nunca había experimentado.
Con todas las tareas que tiene, Salas viene siendo la gerenta deportiva de Alajuelense Codea y aunque la promotora había celebrado años atrás los títulos con UCEM Alajuela, este la llenó mucho más.
“No tengo palabras para explicar, esto significa un regalo, un obsequio de Navidad, un premio al esfuerzo, al compañerismo, al sacrificio, al creérnosla donde les decíamos que ellas pueden, que íbamos a ser campeonas, que vamos a luchar, que dependíamos de nosotras”, comentó Salas a La Nación.
Entre lágrimas y abrazos, todas las jugadoras llegaban a darle las gracias por lo que siempre ha hecho por ellas y por su trabajo arduo en busca de hacer crecer el fútbol femenino.
“Primero las felicito porque no ha sido fácil, las madrugadas para ellas, salir de la universidad o del trabajo, para llegar a entrenar y tenían que creérsela, porque tal vez no se entrenaba tanto, se entrenaban dos días y nos decían Shirley (Cruz) y Lixy (Rodríguez) que con dos días no alcanzaba, entonces pasamos a entrenar cuatro días por solicitud de ellas y le damos gracias a Dios, a Liga Deportiva Alajuelense y sobretodo a ellas, porque creyeron en ellas mismas”, mencionó.
Con el trajín de partidos de las últimas semanas, muchas le decían que ya no aguantaban, que el desgaste había sido mucho y el tiempo de recuperación muy poco.
En la Liga hicieron los esfuerzos necesarios, les preocupaba un poco que hubiese tiempos extra y por eso dieron todo lo que tenían para ganar la final nacional en el tiempo regular.
Salas sabe que por momentos las muchachas pensaban que ya tenían piernas, pero el corazón las impulsaba a seguir, así como el efecto de tener un Morera Soto lleno, con casi 17.000 personas impulsándolas a escribir historia en el año del centenario de Alajuelense.
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“Se dieron cuenta de que podíamos, que sí teníamos equipo para ser campeonas y agradecida primero con Dios, que esto es un regalo de Navidad para nosotros, un regalo por tanto sacrificio, tanto esfuerzo y felicitarlas a ellas, darle gracias a don Fernando Ocampo, a toda la Junta Directiva de la Liga, a esta institución que nos abrió las puertas para hacer lo que hicimos y llenar este estadio”, citó.
Salas tiene 24 años de trabajar en pro del fútbol femenino.
“Estuve cinco años con Heredia y el señor Víctor Hugo Alfaro me trajo para Alajuela y desde eso estoy acá. Algunas dicen que yo soy como la mamá porque siempre estoy para ellas. Yo también las molesto y las presiono, es parte de que ellas crean, que ellas crezcan como futbolistas, pero son mis amigas, no le puedo decir que mis hijas porque son un montón, pero se les habla, entienden, son un amor”, contó.
Y agregó: “Con Shirley trabajé montones de años, la tuve en Juegos Nacionales mucho tiempo, después Primera División, se fue del país, triunfó en Europa, jugó en Asia, ahora regresó y aquí sigue conmigo”.
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Mientras atendía a este medio, ella no dejaba de contemplar las graderías del Morera Soto.
“El otro día superamos el récord en la final del Clausura que ganamos. Fuimos a Saprissa y lo mejoran allá. Yo les decía: ‘Chiquillas vamos por más, hay que ganar, hay que ganar, vamos por récord en las gradas y por el campeonato’. Y no me lo creo todavía”.
“Yo estaba en la puerta, vi el montón de gente que no podía entrar y es una emoción inexplicable, es un regalo de Dios y es un regalo para mi hijo que está en el cielo. Él se me murió y cumplió seis años de fallecido. Es un regalo de perseverancia, de lucha, de trabajo”.
No le gusta hablar mucho de ella. Mercedes prefiere que se destaque a las futbolistas pero en realidad es quien tiene una alta cuota de responsabilidad para que esta alianza entre Alajuelense y Codea se gestara.
“Yo fui a una reunión de Uniffut y no teníamos cancha para jugar y le toqué la puerta a don Fernando. De casualidad tenía un correo de él, le escribí diciéndole que si no me quería recibir y me dijo véngase. A la semana siguiente vine con la Junta Directiva. Fue rapidísimo, como en 22 días logramos todo”, relató.
A partir de ahí, todo cambió. El equipo que arrastraba tres derrotas en fila tuvo un repunte por completo, al punto de que hoy por hoy es el campeón del fútbol femenino.
“Es inexplicable, es un agradecimiento a todo el fútbol femenino y aquí no solo gana la Liga, no solo gana Codea, gana todo el fútbol femenino. Esto no se había visto nunca en el fútbol femenino y esto es un reconocimiento para Víctor Hugo Alfaro también, que debe estar que no se la cree por el trabajo que da en el fútbol femenino. El estadio lleno y me daba sentimiento con quienes no podían entrar”.
En eso volvió a ver la manta que aún sostenían las aficionadas liguistas María Zúñiga y Kiara Arias, con las leyendas: “Nunca volverán a jugar en silencio” y “Estamos con ustedes”.
“Nunca hemos tenido este apoyo. La mayoría de partidos del fútbol femenino era si acaso con algunos familiares nada más y yo donde vi esa manta me puse a llorar sola, desconsolada, porque es más de lo que soñé. Esto lo voy a llevar para siempre”.
Al ser campeonas nacionales, las jugadoras de Alajuelense Codea representarán al país en el Torneo Interclubes de Uncaf 2020.
“Viene más gente, hay que empezar a reunirnos y a ver qué gente viene, reforzar al equipo y pensar, porque cuando se gana, más quieren y la gente es exigente, entonces hay que trabajar duro, pero sin duda, el lunes fue el día más feliz en el fútbol femenino de Costa Rica”, finalizó.