“Tenía una espinita”, confiesa Michael Barrantes, feliz por el título, pero también porque los exámenes médicos confirmaron que la aparatosa lesión que sufrió en el dedo durante la final fue una luxación y no una quebradura.
Pieza clave en la corona 35 de Saprissa, el volante confiesa que este título lo mastica de forma distinta. Sabe que a sus 36 años podría ser uno de sus últimos trofeos en la vitrina, aunque todavía se siente muy bien para seguir jugando.
El veterano reconoce que hubo tres factores que lo ‘picaron’ para elevar su rendimiento en este semestre: El primero, los tropiezos en los últimos torneos que le habían impedido levantar la Copa; después, los comentarios sobre su de edad y por último, el que un sector de la prensa asegurara a principio de torneo que Saprissa no era favorito.
En entrevista con ‘La Nación', el mundialista de Brasil 2014 reflexionó sobre su papel como el ‘director de orquesta’ morado y analizó la propuesta de la ‘S’ en la final, que asegura “no solo sorprendió a la Liga, sino al país”.
¿Cómo sigue del dedo?
Muy bien, vieras que tuve buenas noticias, pues nada más fue una luxación. Por dicha no fue una quebradura ni una lesión más seria, ahora nada más toca chinearlo. Estoy con medicamentos y con hielo.
Esta lesión reflejó muchas cosas, sobre todo el hecho de que siguiera en el partido a pesar de lo doloroso de la lesión. De alguna manera el aficionado se sintió identificado.
Sí, la verdad que no le puedo mentir, he recibido muchos mensajes de ánimo, de apoyo y también de felicitación, porque la verdad no fue nada bonito, pero lo importante es que sabíamos que estábamos en una final. Teníamos que ser campeones de la forma que fuera, costara lo que costara. Esta lesión me pasó a mí, pero lo que le dio a todos fue más carácter y más ganas de luchar por este título.
Cuando se da la lesión del dedo en algún momento pensó, ‘me va a tocar salir’.
Mirá te soy sincero, en el primer momento, cuando me doy cuenta de la gravedad de la lesión estoy con la adrenalina a tope y full concentración, entonces no me pasa por la cabeza salir. Pero ya después de que el doctor hizo su trabajo y me ayuda a devolver el dedo a su posición normal, yo ingreso al campo y empiezo a sentir un dolor muy fuerte y una dolencia en la mano, como si el dedo estuviera despegado por completo de mi mano.
La verdad llegó un momento en que me dolía y había perdido la concentración, por eso decido salir del campo nuevamente, y ahí fue donde el doctor me amarra los dedos, une un dedo con otro para estabilizarlos. Ya ahí fue otra situación y el dolor pasa, entonces me vuelvo a concentrar de nuevo en el tema.
Ya en el intermedio el doctor (Esteban Campos) utilizó anestesia para salir con el dedo menos adolorido en el segundo tiempo y por dicha pude terminar bien.
Fue un torneo muy inusual por la pandemia y el hecho de que tuvieran que entrenar desde sus casas un buen tiempo. Ya en frío, ¿cómo se asimila todo lo que pasó?
Fue un título sufrido, en un año atípico. No somos la excepción del mundo en esto de la pandemia y la verdad fue un título con mucho sentimiento porque estábamos contra el archirrival y ellos también tenían mucha sed de triunfo, entonces sabe mucho, tiene un sentimiento especial.
Es dedicado a mi familia, amigos y también lo quiero dedicar a la gente que antes trabajaba en el equipo y en estos momentos están con el salario suspendido o sin trabajo a causa de la pandemia, ellos con poco o mucho trabajaron por nuestro beneficio y nos ayudaron para ganar el título.
De alguna manera ustedes también sintieron en carne propia las dificultades que vive el país y las empresas, con despidos de compañeros, amigos y personas cercanas.
Sí, la verdad el mensaje fue con mucho cariño. Todos estamos pasando momentos difíciles, pero imagínese las personas que se quedan sin trabajo y no pueden llevar el sustento a las casas. Es más duro y difícil e imagínese ahora salir a buscar empleo en medio de la pandemia, es una situación distinta.
Ser despedido es duro y la verdad que todas esas personas que pasaron por esa situación en la institución, saben que los hemos apoyado y era un momento de darles una alegría con el título.
En algún momento se percibe a Michael Barrantes como el director de orquesta de Wálter Centeno dentro de la cancha, ese jugador que lleva los hilos de Saprissa. ¿Cómo fue asumir esa función y de qué manera evolucionó con el paso de los juegos?
En realidad te voy a ser muy sincero y lo voy a decir con respeto: Yo tengo las cosas claras y sé cuál es mi línea, sé hasta dónde puedo llegar. Yo respeto mucho las decisiones del cuerpo técnico y del área administrativa y en este caso lo único que quise hacer fue aportar mi granito de arena. Me dieron la oportunidad de expresarme, de ayudar al equipo en diferentes zonas y momentos, sin sobrepasar la línea ni desubicarme.
Por momentos me vieron que daba más indicaciones, que estaba muy atento a los detalles, pero creo que en otros momentos lo hizo Christian (Bolaños), Mariano (Torres) o Alexander (Robinson). Creo que por el momento de mi carrera y de mi vida me toca asumir ese rol.
¿Cuál fue la instrucción táctica que pudo influir para que reluciera una versión muy acertada de Barrantes?
Creo que lo que hizo relucir esa versión es que tenía una espinita guardada, que era haber estado tan cerca en los últimos torneos de conseguir el título y no lograrlo. Teníamos sed y hambre de revancha de título y se demostró. Creo que todo el equipo puso barbas en remojo y lo aplicamos.
A veces se habla mucho pero no se pone en práctica, pero creo que hicimos lo que correspondía, dejar de hablar y actuar en la cancha. Enfocarnos en demostrar que queríamos ser campeones.
¿Y en qué momento se corrigen esos detalles y se tiene la autocrítica para mejorar?
Más que autocrítica, fue un análisis y darnos cuenta de que no eran grandes cosas las que estábamos fallando. Creo que nos unimos más, nos enfocamos más y esa es la grandeza de la institución, darse cuenta de que dejamos de hacer algo y no podíamos permitir eso. Volvimos a poner en práctica las cosas y lo hicimos mejor.
El partido de ida de la final marca mucho porque Saprissa sorprende a la Liga con su estilo y consigue una ventaja de dos goles. ¿Esperaban un escenario así, con un estilo distinto al que venían ofreciendo?
Sabíamos que sería una final muy cerrada. Creo que muchos técnicos y mucha gente que habló sobre la final dijo que el primer partido marcaría la serie, entonces nosotros teníamos claro que sería una final difícil, estábamos los dos equipos más grandes del país y ambos queríamos ganar.
Hicimos lo que correspondió, nos aplicamos de la mejor manera, el cuerpo técnico manejó de buena forma tanto la serie ante Cartago como la que se disputó contra Alajuela.
En las dos series ninguno de los dos rivales esperó que saliéramos como al final lo hicimos. Por dicha todo salió y me parece que pudimos haber liquidado la final en el primer partido, pero así es el fútbol. Saprissa no solo sorprendió a Alajuela, sino al país, porque nadie esperaba que fuéramos a practicar ese juego tan directo.
Durante el partido Saprissa siempre tuvo un carácter fuerte, un temple bastante firme. Creo que conforme iban pasando los minutos el equipo no regalaba espacio y ya habíamos marcado dos goles. Incluso tuvimos dos ocasiones más para liquidar la serie. Creo que son esos pequeños detalles que marcaron la diferencia.
Le preguntaba a Christian Bolaños cómo vivió el título a los 36 años, ¿en su caso qué significado tiene volver a ganar y a una edad avanzada?
Todos los títulos se sienten y se viven igual, pero no voy a ocultar que puede ser uno de los últimos títulos que gane y por eso sabe más. El gran semestre que tuvimos ambos, lo disfrutamos igual y teníamos la responsabilidad de volverle a dar a la afición ese título, que estaban ansiosos por celebrar.
Yo creo que mis actuaciones han hablado por mí, siempre me voy a esforzar al máximo. Intenté prepararme cada día mejor, pero soy consciente de que ya tengo cierta edad. No estoy diciendo que me voy a retirar y tampoco que no puedo seguir jugando, pero también tiene que empezar a surgir gente joven, que asuma responsabilidades.
En el equipo sabemos que hay algunos jóvenes que lo hacen bastante bien. Este título me hace pensar que puedo seguir aportando y es lo que voy a hacer. El día que me levante y me sienta cansado empezaré a pensar en no seguir, pero no es el caso.
La verdad es lindo, esto que me está pasando me motiva, me ilusiona y me genera más responsabilidad de lo normal. Ahora sé que todos van a esperar más de lo que di en este semestre.
¿Lo ‘picó’ el hecho de que se hablara tanto de las edades de los jugadores durante el torneo?
Sí claro. No voy a ocultarlo, uno se pica cuando dicen cosas de la edad, de que estoy viejo, pues claro llega a picar. Esa fue otra 'punzadita' y otra herida para buscar más el título. He sido muy respetuoso con la prensa, pero algunos no pusieron al equipo como favorito al inicio de torneo. Lo que hicieron fue poner a la Liga y a Herediano y no pusieron a Saprissa, el equipo más grande del país y el de más títulos.
El que no se ponga a Saprissa en la pelea por el título, eso también pica. Uno cuando siente y tiene pasión por lo que hace tiene que pellizcarse, enojarse y picarse. Uno tiene que salir a trabajar y hacer todo para ser campeón.
Le voy a ser sincero, a mí me parecía que Saprissa tenía buen equipo, pero dudaba de la idea de Wálter Centeno y el hecho de que estuviera tan cerrado con su propuesta. Al final, da la impresión de que cambió y evolucionó.
Te soy sincero, no hay ningún problema en dudar, eso es muy diferente a no postular al equipo en la lucha por el título. Hay historia que nadie puede borrar. Es diferente cuando se dice que el equipo no camina bien. Por ejemplo, ahora se cuestiona al Barcelona por sus fichajes o su nivel, pero nadie va a decir que el Barcelona no es candidato al título.
Hay equipos a los que los respalda la historia, no los últimos semestres. Uno tiene pasión y es saprissista y eso a mí me pica. Y yo soy profesional ante todo y sé que cada colega siempre se va a esforzar y va a esforzarse por su institución. Una cosa es dudar y otra muy diferente decir, ‘Saprissa no está para ser campeón’.
Esas son cosas que algunos dijeron que hieren y pican.
¿Ese tipo de cosas alimentan el ego a las puertas de la final?
Claro, por supuesto. Esa y un montón de cosas más. Llega un momento en que uno dice 'suave', o voy para adelante o voy para atrás. Situaciones adversas vendrán toda la vida, pero hay que saber levantarse, y esa es mi visión de vida.
¿Qué opina de la frase, ‘los jóvenes ganan partidos, los viejos campeonatos’?
(Piensa) Desde mi punto de vista tiene mucha razón, pero al verlo en frío uno se da cuenta de que los mayores no jugamos solos. Yo necesité de Luis Hernández, de Manfred Ugalde o de Jonathan Martínez. ¿Me explico?
Aunque uno sabe que la responsabilidad de los clásicos y de las finales va sobre Michael Barrantes y no sobre Manfred Ugalde o Luis Hernández, es obvio y no hay duda. Pero ahí es donde el experimentado y el joven entienden que deben unir fuerzas. El veterano tiene que correr lo que tiene que correr y jugar lo que tiene que jugar, y el joven correr aún más por su juventud.
Hubo momentos de altibajos, otros alegres y al final el beneficiado fue el club. Pero respondiendo a la pregunta, los experimentados son los que ganan los títulos porque nos toca cargar con la responsabilidad y meter a los jóvenes en ese caudal de vivencias, dificultades y situaciones para salir de eso.
¿Cómo fue para los experimentados asumir el cierre del torneo, con dudas por el funcionamiento defensivo y altibajos en los resultados?
Hay cosas de camerino que se respetan y no van a salir a la luz, pero hubo momentos muy buenos, momentos regulares y momentos difíciles.
Siempre habrá altibajos y te puedo decir que después de varios empates en el cierre, en los que en realidad fueron partidos de segundos tiempos no muy buenos, y tras el juego de vuelta ante Cartaginés, nosotros sí nos dijimos algo: debemos estar tranquilos.
¿Por qué? Ya nos había pasado en el cierre de torneo lo que no queríamos que nos pasara en la final. Es decir, nos pasó en el mejor momento, tener ese poquito de incertidumbre y de relajación en el cierre fue bueno y favoreció en la buena final que jugamos ante Alajuela.
¿Ha evolucionado Paté como entrenador desde que lo dirigió en Grecia?
Sí, todos los días crecemos, aprendemos y hay que hacer las cosas mejor, esa es la realidad. Si la gente dice que no, tendría que decir, ¿qué partido está viendo?
El equipo tuvo muy buenos partidos, partidos muy malos y regulares. Al salir campeón y teniendo autocrítica, yo creo que se sacan más cosas positivas que negativas. Y creo que el crecimiento de Wálter Centeno fue bueno.