
Wálter Centeno lo hizo. El Rey ya tiene su primera corona como entrenador del equipo de sus amores: el Deportivo Saprissa.
El técnico perfeccionista saboreó la miel de su primer título internacional al dejar tendido al Motagua en el siempre incómodo Tiburcio Carías en Honduras. El Monstruo se alzó con el cetro con un 1-0 en el marcador global, luego del 0-0 de la noche de este martes en suelo catracho.

La final fue buena. Le permitió a Paté mostrarse como un entrenador que ha adquirido madurez y ha podido evolucionar su idea de acuerdo a la realidad que se ve en el campo.
Estos partidos son así: importa el resultado, el cómo queda de lado. El Monstruo jugó con la ventaja que había sacado en la ida (1-0) y eso le permitió tener el control del juego, no presionarse con la pelota en su favor y poder tomar las mejores decisiones en el campo.
La esencia de la idea de Paté se mantuvo en la mayoría del juego. El timonel cumplió su promesa: "Voy a defenderme con el balón".
El equipo paseó la pelota de aquí para allá mientras pudo, pues el juego fue duro. La típica final en la que hay que saber meter pata, pero más usar la cabeza y eso es justo lo que más le agrada a Paté.
La defensa mostró su mejor versión de la temporada. No pasó apuros en el primer tiempo, supo sufrir en el segundo.
Roy Miller y Alexander Robinson le dieron salida limpia al plantel, pero cuando se tuvo que utilizar el recurso del pelotazo se hizo bien.
En el mediocampo Michael Barrantes supo manejar los tiempos del encuentro. Con sus manos le hacía la señal de calma a sus compañeros. Ese gesto lo hizo constantemente. El volante quería meter el juego en el congelador.
Rándall Leal fue el jugador más desequilibrante del plantel. El extremo izquierdo fue encarador, ganó todos los mano a mano, aportó cambio de ritmo y eso llenó de peligro el arco de Jonathan Rougier, quien fue la figura del equipo local.

El arco defendido por Aarón Cruz pasó por los ¡uy!, pero hasta ahí. Ya en el segundo tiempo, Cruz tuvo dos ocasiones en las que se convirtió en el salvador. En una se jugó el físico y en la otra tuvo una buena lectura de la jugada.
En la táctica fija apareció Marvin Angulo en la primera mitad con un cobro de tiro de esquina que pudo meter en peligro el marco de Rougier.
Para que la S saliera del Tiburcio con el título necesitó del desgaste de Johan Venegas y Manfred Ugalde. El primero en su mejor momento desde que llegó a la institución y el segundo sumando más aprendizaje a su corta carrera.
Venegas ayudó en la creación de juego y Ugalde fue el primer marcador que encontró el equipo ante la salida de los contrincantes.
El juvenil se marchó del campo al 63′. Lo hizo cansado. Tuvo recorridos interesantes y pivoteó lo que pudo. Es clara la diferencia física con los centrales hondureños y eso pesó. Su lugar lo ocupó David Ramírez.

El ariete tuvo una acción para concretar al 70′, pues un cabezazo suyo se estrelló en el vertical tras un centro de Bolaños. Fue la acción más clara de los morados.
El rival que los tibaseños tuvieron enfrente fue competitivo. El volante derecho Kevin López puso en aprietos a Aubrey David. Fue constante y pícaro. Eso le costó al trinitense.
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Otro del Motagua que se mostró incisivo fue el artillero Marcelo Estigarribia, pero fue reemplazado en el segundo tiempo por Marco Vega.
El encuentro palpitó entre la nervia y los dientes apretados. El complemento fue más difícil para los hombres de Paté Centeno. De más oficio. Más férreo y más trabajo.
Cuando el reloj iba por el 65′, los morados ya presentaban un bloque defensivo profundo con mucho orden. Pero también los locales comenzaron a desesperarse y eso jugó a favor del equipo tico.
Al 87′ llegó la acción polémica del encuentro, luego de que el árbitro mexicano César Ramos anulara un gol del Motagua por una posición adelantada.
El tiempo fue el peor rival para los de casa, pues a pesar de que lo intentaron hasta el final, el equipo del Rey Paté mostró temple de campeón y salió con la Copa en sus brazos de un temible territorio catracho.
En el último suspiro, los morados se salvaron, pues un cabezazo de un hondureño se estrelló en el horizontal. Llegó el pitazo final y la celebración del Paté y sus futbolistas.