José Giacone es el ‘fichaje’ de la temporada. Cuando Herediano era sétimo de la tabla de posiciones, el argentino negoció su salida de Pérez Zeledón y emprendió su nueva travesía en Herediano. Un tipo callado y serio que en ocasiones parece un témpano de hielo, pero que quienes lo conocen afirman que tiene un carácter fuerte y decidido.
Giacone fue pulido en el Valle de El General, Belén y la Universidad de Costa Rica, de donde sacó petróleo con planillas escasas en material y calidad; luego saltó a una Liga en crisis.
No cumplió los objetivos en Alajuelense, como casi todo los entrenadores que pasaron por el club desde que Óscar Ramírez ganó la corona 29. A priori, reconoció haber asumido un camerino podrido y en llamas, un lastre difícil de cargar desde cualquier punto de vista.
Ya en Herediano, con todo el aprendizaje acumulado (de las buenas y las malas experiencias), acertó en casi todo. Retomó la dupla Esteban Granados-Rándall Azofeifa después de un inicio de certamen confuso, estableció un esquema claro con una zaga bien trabajada y, a la hora grande, demostró de lo que está hecho, con una estrategia bien ejecutada.
José Giacone es el 'Óscar Ramírez' del cierre de la década. El dolor de cabeza, el técnico incómodo capaz de plasmar librillos efectivos (y a veces poco vistosos). El que muchos aficionados critican por su forma, pero a la larga desearían tener en sus equipos.
Es el entrenador respetuoso (como también lo era Ramírez) de la idea del rival y también en el discurso, mucho más enfocado en alabar a los suyos que en criticar a los demás.
Giacone es un obsesionado en el análisis de videos y el trabajo de campo. Tampoco se despista demasiado cuando le toca leer los partidos.
Se le ve enfocado cuando se para sobre la línea de cal y gira instrucciones. Cuando Jonathan Moya anotó el segundo gol rojinegro que le daba la 30 a Alajuelense, miró hacia el banco y sacudió a su equipo con el ingreso de Nextalí Rodríguez, Yendrick Ruiz y Aldo Magaña, un detalle mínimo, que solo confirma lo que pasó en el cierre, cuando ganó la partida táctica en los dos primeros cotejos de la final.
Puede parecer irónico que, en menos de cinco años, pasó por los tres grandes. Fue primer entrenador manudo y asistente técnico de Saprissa, antes de llegar al Team. Giacone y el Machillo se parecen en casi todo y en lo más importante: ganan títulos.