Redacción
Me cuesta creer que la dirigencia de la Liga esté haciendo todo lo posible para transferir a Jonathan McDonald.
El discurso de Raúl Pinto y de su equipo de trabajo ha mostrado incongruencias en las últimas semanas, luego de declararlo transferible el pasado 18 de mayo. Incluso, da la impresión de que el club quiere que se quede, pero está tratando de "amortiguar" la represalia pública.
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Incluso si al final deja la institución, la supuesta "mano dura" que la Liga pretendió aplicar ha sufrido una transformación extraña que pretendo argumentar en esta columna:
1. La última acción refleja con claridad lo que trato de decir. McDonald anotó y fue titular en el compromiso que disputó Alajuelense frente a Carmelita, en un juego de preparación para el certamen venidero. ¿Titular un jugador que será transferido? De paso, la Liga celebraba su aniversario número 97 y en las redes sociales del club hacían eco del triunfo y de la repercusión del artillero en el cotejo. Es evidente que si un futbolista está por dejar la institución, el técnico opte por probar otras cartas que sí podrá utilizar durante el campeonato.
2. La Liga anuncia la llegada de José Giacone como su entrenador. Ese mismo día, él asegura que quiere dejarse a McDonald. Los directivos estaban presentes cuando el argentino dijo públicamente que el artillero (a quien la dirigencia había declarado transferible), estaba dentro de sus planes. En las conferencias de prensa posteriores, el discurso se repitió. Yo me pregunto, ¿cómo Giacone va a llegar a un club a contradecir a las personas que lo contratan? Lo normal es que trabajen bajo la misma línea.
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Giacone es un entrenador con experiencia e inteligente y estoy seguro que no saldrá a decir cosas que a la dirigencia le molestan. Parece muy lógico pensar que la directiva aprobó el discurso de su técnico, porque en el hipotético caso de que el delantero no se mueva en el mercado de fichajes, serviría como excusa para defender su continuidad en el equipo. Es decir, pueden salir diciendo: "fue una petición de Giacone".
3. Este último punto se refuerza cuando el nuevo gerente del equipo, Víctor Badilla, es presentado y asegura lo siguiente: "Hay una muy buena relación con McDonald, andamos gestionando la mejor salida para él, pero tiene que estar de acuerdo, el club también, y si eso no sucede, hay que retomar el caso, analizarlo tanto con Giacone como con la Junta Directiva, la gerencia deportiva y el jugador. Si todas las partes estemos de acuerdo, él debe cumplir el contrato acá".TAMBIÉN: José Giacone: 'Jonathan McDonald me interesa muchísimo y ya se lo dije a la directiva'
Yo traduzco esto mucho más sencillo: Si McDonald no encuentra ninguna oferta que le fascine, la directiva aprobaría que continúe. Y como falta un mes para que inicie el torneo y aún no hay nada concreto, es la mayor posibilidad.
4. Si la dirigencia quiere deshacerse de un futbolista, se acomoda en lo económico. Tan simple como negociar, analizar las opciones y al final llegar a un acuerdo. Sobre todo cuando (en un principio) el discurso de la dirigencia era de disconformidad hacia el futbolista por sus repetitivos conflictos disciplinarios.PABLO GABAS: 'Alajuelense pierde mucho sin Jonathan McDonald'
Es decir, la Liga consideraba contraproducente tenerlo en el plantel, porque si no fuese así, habría hecho todo lo posible para que se quedara. Sin embargo, con los días el discurso fue tomando un giro inesperado.
Primero se dijo que querían venderlo y don Raúl Pinto aseguró que valía entre $100.000 y $200.000 (entre ¢55 millones y ¢110 millones), un monto que ningún club de la Primera podría pagar (aparentemente). Luego, la intención era prestarlo a un equipo del exterior. A la fecha no hay nada concreto (supuestamente), porque el extécnico manudo Javier Delgado reveló en Diálogos de La Nación que lo habían llamado recientemente para pedirle referencias sobre el delantero.
De todo esto concluyo que es muy probable que la Liga se haya arrepentido de su decisión inicial de quitar a McDonald a toda costa.Todo lo contrario, el cuerpo técnico, la gerencia deportiva y hasta la Junta Directiva lo consideran un jugador de valía, pero prefieren decirlo de a pocos (o disimuladamente), para evitar que las críticas vuelvan a crucificarlos.