Al escuchar al hoy exseleccionador nacional Luis Fernando Suárez dar la lista definitiva para la Copa del Mundo de Qatar 2022, el defensor Orlando Galo Calderón no pudo contener su frustración. Se levantó del sillón de su apartamento y le dio un fuerte golpe a la puerta de su cuarto.
Orlando sentía que les había fallado a las personas que creyeron en él, al quedar fuera de la cita mundialista; a sus padres, quienes en más de una ocasión le dieron el dinero que tenían para comer, para que él pudiera ir a entrenar desde su natal Jacó, y forjarse así una carrera como futbolista,
El joven de 23 años no ocultó que lloró. Fueron días difíciles desde aquel 18 de octubre del 2022, cuando la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefutbol) recibió una carta de la FIFA notificando que, tras un control de dopaje, dio positivo por el uso de una sustancia catalogada como prohibida (Clostebol) durante una gira de la Selección Nacional por Asia.
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Sin embargo, la vida da revanchas y tras permitírselo retornar a los entrenamientos con Herediano, el recio zaguero hace las cuentas para volver a jugar tras cumplir la sanción de un año que se completaría el próximo 18 de octubre de 2023, semana en la que se jugará la fecha 16 del Torneo de Apertura, cuando el Team se mida a Guanacasteca.
Orlando conversó este martes con la prensa sobre su dura experiencia en Vivit Salud, en las instalaciones de la Torre Médica Unibe, donde junto con el argentino David Ángel Sayago, nuevo fichaje florense, se realizaron pruebas médicas.
“En realidad, sí pensé en retirarme; fueron momentos muy complicados. Me preguntaba por qué a mí me pasaban estas situaciones, si sabía que había tenido una niñez muy dura. Mis padres habían dejado de comer. Me daban los ₡10.000 que tenían para el almuerzo con el fin de que yo pudiera ir a entrenar, y la verdad fueron momentos de angustia”, aceptó Galo, quien respiró hondo para contener las lágrimas.
El volante del Herediano relató que en el momento que quedó fuera del Mundial de Qatar 2022, fue la primera vez que pensó en el retiro, por eso reaccionó con furia, y fue su novia quien le dio consuelo en aquel momento. Posteriormente, se comunicó con la dirigencia de Fuerza Herediana para comentarles el pensamiento que rondaba por su cabeza.
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“Después de golpear la puerta, llamé a Jafet (Soto) y le dije que ya no quería jugar más, e incluso rompí el contrato que tenía con el Herediano. Sin embargo, la persona que me inspiró a volver a agarrarle el amor al fútbol fue Jafet. Porque en verdad se le pierde el amor al fútbol cuando pasan estas cosas, como una lesión a uno o a un compañero”, manifestó Galo.
“Pero fue Jafet, mi novia y don Juan Carlos Retana, quien es presidente del club y también es mi abogado, quienes me hablaron claro, me motivaron y junto a mi familia me insistieron para que no tomara esa decisión. Cuando le comenté a Jafet que había roto el contrato, me dijo que no me preocupara, que él tenía más contratos y que estaba seguro de que yo iba a volver mejor”, añadió.
Días de angustia
Orlando manifestó que, a pesar de que se critica mucho al gerente general del Herediano, las personas deberían saber que tiene un gran corazón, que es una persona solidaria, al igual que el cuerpo administrativo del equipo que siempre estuvo a su lado.
“Fueron días de mucha angustia. Había días en los que no podía dormir, no podía descansar, ni tampoco quería comer. Pero a pesar de todo lo vivido, nunca me abandonó Dios, siempre oraba y confiaba en Dios. Este tiempo fuera del fútbol fue bendición porque pude construir la casa de mis padres, comprarme un terreno y hasta terminar la secundaria que había dejado por mis compromisos con el fútbol”, dijo.
El cómo dio positivo por Clostebol aún es una incógnita para Orlando, quien negó que hubiese sido por la aplicación de una crema. No entiende cómo pudo contaminarse, pues aseguró que siempre fue una de las personas que más insistía al médico del equipo en cuanto al cuidado de los medicamentos que se utilizan. Por lo tanto, la sorpresa fue mayor cuando se dio el resultado positivo.
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Sin lugar a dudas, Orlando sufrió al estar lejos del equipo, de sus compañeros y no poder compartir con ellos en el vestuario, pero eso no le desmotivó a luchar por mantenerse en buena forma física para estar listo cuando se venza la sanción y poder pelear por un puesto en la alineación de Jeaustin Campos.
“Durante este tiempo entrené con Pablo Salazar. Nos íbamos a una cancha a realizar las prácticas solos, cuando no estaba en Heredia. También lo hacía por las mañanas en Jacó y entrenaba en un gimnasio de unos amigos. La verdad es que me esforcé mucho, y hoy solo tengo un 6% de grasa. Por lo tanto, me siento muy bien, y ahora queda luchar para que el técnico me tome en cuenta”, enfatizó Galo.
Para no perder ritmo, incluso empezó a mejenguear con viejos amigos de Jacó, eso sí, cuidándose y con permiso del club.
“Volví a ser el Orlando Galo que no era profesional. Volví a jugar mejengas con mis amigos, con el cuidado correspondiente. Como ellos trabajaban, jugábamos a las 11 de la noche, a veces varios días por semana, y eso me mantenía y me motivaba a seguir. Fueron un gran apoyo. Al día siguiente a 5 de la mañana ya estaba en el gimnasio y sin duda valió la pena, porque me siento bien”, añadió Galo.