El diagnóstico de los médicos fue contundente para el defensor del Herediano, Pablo Salazar.
Tenía una hernia cervical, por lo que debía operarse y estar fuera de las canchas ocho meses, pero sin contar con la garantía de que podía volver al fútbol.
Aquella noticia fue como un fuerte golpe para Salazar, quien días antes quedó fuera de la Copa Uncaf de Panamá por un desgarre en la pierna izquierda.
Sin embargo, el zaguero florense aseguró que a base de fe y oración, Dios le concedió un milagro, pues la hernia desapareció, se recuperó para la fase final del Torneo de Verano y se proclamó campeón con el Herediano, algo que veía muy lejos.
"Los síntomas me salieron en diciembre anterior. Al inicio, el dolor empezó en el cuello como una contractura y se juntó con el desgarre, pero la verdad, Dios me hizo el milagro, me sanó tanto de la lesión muscular como la del cuello y hasta el día de hoy no siento ningún problema físico, por el contrario, disfruto y me enfoco en realizar una buena pretemporada para el Torneo de Apertura 2017", comentó Salazar.
Pablo recordó que fueron semanas muy difíciles, en las que el mejor apoyo fue su familia. Incluso, en lo interno del camerino solo dos compañeros sabían la gravedad de su dolencia, que bien lo pudo alejar definitivamente del fútbol.
"Por el dolor tan intenso debí dormir sentado como mes y medio. En ese tiempo me vieron tres neurocirujanos y me decían que lo mejor era operarme, que de lo contrario no podría realizar ninguna actividad física, menos jugar a alta competencia", recordó Salazar.
En ese instante, su fe fue puesta a prueba, porque a pesar de los diagnósticos tan desalentadores tomó la decisión de no operarse y dejarlo todo en manos de Dios.
"Soy una persona de mucha fe, mi familia igual. Decidí confiar en Cristo porque yo sé que con mucha oración suceden los milagros y en mi caso no fue la excepción. Después de un tiempo con oración y terapia empecé a sentir mejorías y al día de hoy mucha gente me pregunta que dónde fui, que qué hice para curarme, porque conozco gente que tiene hasta cuatro años de padecerlo y todavía tiene molestias", confesó Salazar.
Incluso, el jugador florense comentó que Daniel Vargas, preparador físico del equipo, padeció de ese problema y aún siente dolor, por lo que el curarse tiene más significado para él.
"Sé que no soy un santo, pero sí una persona de mucha fe, al igual que mi familia. Las personas de la iglesia a la que asisto oraron por mí, al igual que un grupo de San Carlos, al cual le agradezco mucho. Es por eso que prometí que al terminar el campeonato iba a dar testimonio de lo que pasé, porque es algo para todos", comentó Salazar.
El zaguero herediano indicó que espera que su testimonio también ayude a otras personas a tener fe y a confiar en el poder de Dios.
"Si Dios actuó conmigo de esa manera, puede hacerlo con cualquier persona y en cualquier momento y puede cambiar la vida de cualquiera, en lo personal o el trabajo. Él siempre estará dispuesto a sanarnos, a ayudarnos en todo", recalcó Salazar.