¿Por qué no hay un solo lateral izquierdo destacado en el torneo de Costa Rica?

¿Cómo se puede explicar que Costa Rica siga dependiendo de los mismos dos zurdos desde hace más de 10 años y que a un buen extremo derecho como Jeffrey Valverde le alcance para convertirse en el lateral izquierdo del campeón?

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Repasaba con especial cuidado los grandes nombres que recorrieron la banda izquierda del fútbol nacional en los últimos 15 años. A Bryan Oviedo ni siquiera le dio tiempo de afianzarse en Saprissa cuando ya había garantizado un contrato internacional.

Rónald Matarrita se transformó en la ‘piedra en el zapato’ de Oviedo durante dos eliminatorias consecutivas y, unos años antes, Júnior Díaz colgaba un centro con tintes históricos hacia la cabeza de Bryan Ruiz, en la gesta frente a Italia en Brasil 2014.

No son nombres lejanos a la memoria. Oviedo y Matarrita aún juegan en el fútbol internacional y Díaz se retiró hace poco para empezar su carrera en los banquillos.

De pronto, resulta ‘extraordinario’ encontrar un carrilero izquierdo de buena factura. Y no es que mi vara sea demasiado alta. Básicamente, me refiero a un futbolista zurdo que defienda bien, que ataque relativamente bien y lance centros efectivos.

Me costaba encontrar explicaciones para responder a la interrogante: ¿Por qué no hay un solo lateral izquierdo destacado en Costa Rica?

Aproveché la zona mixta de los 90 Minutos por la Vida para buscar algunos personajes que me ayudaran a alimentar mis argumentos desde distintos ángulos.

Así que decidí entrevistar a Suhander Zúñiga, un extremo izquierdo reconvertido por la Liga en lateral que, a pesar de las dudas, ha cumplido correctamente. Es evidente que tiene sus falencias y él con humildad las reconoce, pero su progreso es notorio.

También conversé con Jeffrey Valverde, en teoría extremo por derecha, pero que resultó ser la respuesta del Saprissa para cubrir sus males por la banda izquierda. Sin brillar en este puesto, al futbolista le alcanzó para hacerse de un lugar en la Sele.

Por último, le hice la misma consulta a Wílmer López, zurdo como pocos, pero a la vez entrenador con experiencia en fuerzas básicas y en la Primera División masculina y femenina. Curiosamente, el Pato participó en el desarrollo de Matarrita en la Liga.

El ejercicio me permitió pulir mis argumentos o agregar elementos adicionales a mi perspectiva general sobre el tema (que ya les voy a contar), pero me parece valioso compartir algunos detalles sobre las charlas con estos tres personajes.

Según Suhander, las dificultades defensivas son mucho mayores para un jugador que, desde su formación, potenció sus habilidades de ataque. Es decir, casi siempre jugó como extremo y delantero, sin la necesidad de recorridos tan largos hacia atrás.

Las nuevas disposiciones tácticas implican que deba ‘frenarse’ y pensar en sus responsabilidades defensivas antes de empezar sus ataques. No es tan fácil.

Para Valverde, la escasez de carrileros izquierdos proviene mayoritariamente de un problema formativo en las divisiones inferiores.

En cambio, el Pato apunta a una regla básica: Es mucho más difícil encontrar zurdos que derechos y más aún con los atributos físicos y mentales necesarios para jugar por la banda izquierda y en el puesto de lateral.

Y ahora sí, aquí voy. Mis argumentos tienen similitudes a los de Suhander, Valverde y López, pero quiero ofrecerles una óptica un poco más integral.

1. Reconstrucción táctica

Revisando con detalle los futbolistas de la Primera que asumieron el carril izquierdo en el último semestre, la mayoría cumplen con un parámetro: Casi todos se formaron como volantes, centrales o delanteros de perfil zurdo y no como laterales izquierdos.

El término de ‘polifuncional’ suele tener una connotación positiva para los entrenadores, pues se visualiza desde la visión de un técnico que necesita llenar una vacante y, en algún momento, las urgencias inesperadas como las lesiones lo obligan a rebuscar en su plantel a alguna figura con condiciones para asumir una posición.

Sin embargo, la polifuncionalidad suele disminuir el tiempo de preparación para los ‘especialistas’. ¿Cuántos futbolistas en el balompié local son especialistas en lanzar buenos centros al área, o defensivamente son infalibles en el mano a mano?

Diría que muy pocos, pero son aún más escasos aquellos capaces de cumplir con ambas facetas: Defender bien y atacar bien.

Es evidente que hay un problema formativo pero, quizás, el fallo empieza por las horas cancha (entrenamientos, partidos y hasta mejengas de barrio) que los jóvenes le dedican a pulir los aspectos específicos del puesto, como los centros al área.

2. Los zurdos y el contexto social

¿Y por qué antes sí aparecían laterales izquierdos y ahora no? Hay una realidad demográfica y coyuntural que golpea mucho más ahora que antes y se los explico con un ejemplo muy sencillo.

Me contaba Diego País, exfutbolista y mi compañero de trabajo en el programa de televisión Fútbol Al Día, que en diciembre anterior visitó el parque La Sabana junto a su hija. Las canchas de todos los deportes estaban llenas de gente... menos las de fútbol.

¿No les ha pasado que caminan por una acera, vuelven a ver a la izquierda y la plaza del barrio que antes estaba repleta, ahora incluso está cerrada?

La explicación a esto podría ser más sencilla de lo que parece y se refleja en varios puntos que se evidencian en nuestra sociedad.

A. Las familias ahora son más pequeñas y, por lo tanto, ha disminuido el número de niños que juegan fútbol en las plazas de los barrios.

B. Además de esta disminución, la mayoría de los jóvenes futbolistas son de perfil derecho.

C. Entre los zurdos que llegan a los clubes, un alto porcentaje anhela convertirse en delantero, o en un volante con más posibilidades de anotar goles.

D. Y muchos de los que sí quieren convertirse en laterales, no poseen las características físicas o la inteligencia para asumir el puesto.

E. La pandemia golpeó con fuerza a las últimas cuatro generaciones de futbolistas, que perdieron muchas horas de formación a causa del encierro mundial, pero que en Costa Rica fue aún más largo que en el resto de Centroamérica.

La forma de socializar también se modificó y, me consta, que ahora es mucho más difícil encontrar a 22 prospectos que quieran ‘armar la mejenguita’ de las tardes.

F. Ahora el fútbol compite con otras distracciones más practicas para los hogares, como los videojuegos, o múltiples deportes que también necesitan zurdos.

Además, como el fútbol en cancha grande se juega en espacios abiertos, quizás un buen número de padres que deben trabajar se sienten más seguros si sus hijos se entretienen dentro de casa, o con alguna disciplina que no les exija tantos traslados o prácticas, pues se mira desde una perspectiva recreativa y no como una opción a futuro.

3. La evolución en la pizarra de los técnicos

No es un detalle menor que sea, probablemente, uno de los puestos más difíciles de llenar. Por la evolución de las funciones tácticas de los futbolistas, a los entrenadores ya no les basta con un lateral que ‘se defienda bien’.

Es todo lo contrario. El lateral debe transformarse en extremo o delantero, en defensor central y en central por izquierda, dependiendo de las circunstancias tácticas.

A diferencia de la mayoría de puestos del campo, este conocimiento en la pizarra también implica recorridos físicos mucho más largos para cumplir las dos tareas.

Es decir, debe ser un jugador técnicamente muy bien dotado (para salir jugando, para los centros y para perfilarse cuando lo atacan), pero también agresivo para anticipar y marcar y un ‘bólido’ para acelerar y acompañar a los volantes.

Sucede en el fútbol y también en la sociedad que no todas las personas están dispuestas a dar el máximo esfuerzo en la mayoría de sus tareas. Se compensa con experiencia, con creatividad o con inteligencia.

¿Ahora, imagine a un joven inmaduro que solo quiere meter goles y que le pidan que corra toda la banda para defender una pérdida de balón?